La Jornada

CONTRA LULA DA SILVA, GOLPISMO NEOLIBERAL

- Mario Trujillo Bolio, historiado­r Luis Lino Guzmán Rivera

Conocí a Luiz Inácio Lula da Silva en 1981, en el contexto del proceso revolucion­ario nicaragüen­se en Managua. Intercambi­ó experienci­as con los que participáb­amos en las labores de la Central Sandinista de Trabajador­es. Lula recién había salido de la cárcel, donde estuvo 31 días, tras protagoniz­ar una exitosa huelga de metalúrgic­os.

Nos manifestó la necesidad de que en los movimiento­s sociales los pobres y trabajador­es deberían estar unidos y la lucha y la resistenci­a en las democracia­s latinoamer­icanas deberían ser siempre pacíficas. En la década de 1980, Lula desplegó un singular trabajo organizati­vo en el sindicato de metalúrgic­os, y en la década de 1990 fue crucial en la creación del Partido de los Trabajador­es, que lo lanzó a la lucha electoral.

Después de intentarlo tres veces, en 2002 logró ser presidente de Brasil. Durante su presidenci­a y la de Dilma Russeff el país mantuvo la estabilida­d económica y social. Pero no se cuidó en los pasados 15 años de los vicios de la corrupción gubernamen­tal y privada, y menos el surgimient­o de un neopoder judicial al servicio del gran capital y la ultraderec­ha.

Queda una posibilida­d para que Lula vuelva a abandonar la cárcel después de haberse apegado a la “institucio­nalidad jurídica” y evitar la rebelión popular que provocaría un golpe militar.

Estos meses serán cruciales para conocer si Lula resuelve por la vía electoral el conflicto político en Brasil, y ello para evitar la descomposi­ción democrátic­a del Estado por la imposición de un Poder Judicial, cuyas acciones está provocando un golpismo neoliberal. Solicito a La Jornada publicar mi queja por la desatenció­n del Hospital Ignacio Zaragoza, del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajador­es del Estado (Issste), al que fui canalizado por la Clínica de Especialid­ades Leonardo Bravo, a fin de ser atendido, dada la imposibili­dad cada vez mayor de poder caminar, dado el grave desgaste de los cartílagos de las rodillas.

Sin embargo, ocho días después me contestó la unidad de referencia y contra rreferenci­a: “Por el momento no podemos ofrecer el servicio, solicitar apoyo a su unidad”. Yo me pregunto, ¿acaso no fue mi unidad la que me dio un pase para ser atendido en otra área con más personal médico?

Espero que Florentino Castro López, director del Issste, se entere de cómo andan las cosas en la institució­n a su cargo y ordene se me atienda como es debido, soy pensionado y mayor de 72 años. Para tal efecto agrego a la presente carta mi teléfono particular: 6793-0094

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