La Jornada

Recuperar vidas rotas en un país quebrado

Feria internacio­nal de arte de Milán acogió exposición de la mexicana Teresa Margolles

- ALEJANDRA ORTIZ CASTAÑARES MILÁN.

La Feria Internacio­nal de Arte Moderna y Contemporá­nea de Milán (Miart) acogió la exposición Ya basta hijos de puta, de Teresa Margolles, montada en el Padiglione d’Arte Contempora­nea PAC.

Aunque ese encuentro terminó el domingo, la exhibición de la artista mexicana concluirá el 20 de mayo. En la feria participar­on 184 galerías y se engalanó con la Semana del Arte en Milán.

El arte despulpado, gris, asceta de Margolles (Culiacán, Sinaloa, 1963) habla de muerte. Refleja un México impío, el que avergüenza al Estado (la exposición no recibió ayuda ni presencia oficial), el que no genera turismo y el que se desea no existiera.

Margolles vive en Madrid, aunque tiene estudios en las ciudades de Juárez y de México. Es una arqueóloga de la violencia, entra en el lugar del crimen y rescata las huellas materiales y recupera la memoria perdida de las víctimas: sangre, líquidos corpóreos, restos de personas, balas, vidrios, ropa, que casi siempre transforma e integra convirtién­dolos en objetos como los que exhibe ahora: una mesa de cemento, losetas de barro, joyería, papeles ensangrent­ados. Cada obra sitúa un problema: narcotráfi­co, migración, feminicidi­o, asesinatos, violencia de género.

Quince instalacio­nes

Vidas rotas en un país quebrado moral y físicament­e, que Margolles pone al alcance del espectador. Las sensacione­s extremas que su obra produce unen vida y muerte en el espacio artificial de una sala. Es el Esse est percipi en que la obra deviene tal al fundirse con la fantasía del visitante, propiciado por la simple lectura de la cédula.

Ya basta... se articula con 15 instalacio­nes creadas desde 2004.

El curador Diego Sileo, en charla con La Jornada, explica: ‘‘Conocí a Teresa en el pabellón mexicano de la Bienal de Venecia en 2009; desde entonces la he seguido y estudiado, pero sabía que no podía traerla si no preparaba al público. Es una muestra que cierra un ciclo iniciado en 2014 con la exposición dedicada a la guatemalte­ca Regina José Galindo y a Santiago Sierra el año pasado. Me interesaba presentar artistas que contaran la realidad en manera explícita y directa, cruda o excesiva quizás, pero de una sinceridad narrativa rara en el arte contemporá­neo.

‘‘Me pregunto cómo Teresa logra PM 10, 2012, instalació­n con 313 portadas del periódico en Milán, donde concluirá el 20 de mayo ■

contar situacione­s escalofria­ntes al límite de lo macabro, con transparen­cia y sinceridad casi ingenuas, consideran­do que el mercado del arte está yendo hacia otra dirección. Ella sin embargo no acepta ningún compromiso, ni siquiera del mercado. Más que con los coleccioni­stas privados, Teresa trabaja con los museos.

‘‘El título de la muestra retoma una de sus obras, que consiste en grabar la mencionada frase sobre la pared del museo, imitando a los narcotrafi­cantes que lo hacen sobre el cadáver de una mujer de la banda rival como vehículo de amenaza, cuyo mensaje es: ‘si no paran, entonces nosotros matamos a sus mujeres’. Esta obra no está presente, pero la propuse como incitación a frenar la violencia en la que se vive incluso en Italia, aunque es incomparab­le respecto de México.”

El arte de Margolles ha cambiado adaptándos­e a las condicione­s de violencia que se han ido generando en su país natal. De los obituarios de los años 90 del siglo pasado, en el nuevo milenio se movió a la violencia de las calles y hoy se centra en los transexual­es.

‘‘Margolles –prosigue Sileo– siempre se ha interesado por la violencia de género, en particular de las mujeres; sin embargo, se ha dado cuenta de que la violencia hacia los homosexual­es y los transexual­es de Ciudad Juárez, de la artista mexicana Teresa Margolles, incluida en la exposición montada

en México era aún peor; los que son asesinados no aparecen siquiera en los periódicos.

‘‘Mientras las mujeres en Ciudad Juárez al fin han recibido atención mediática e internacio­nal con la idea de frenar la violencia, de los transexual­es nada se sabe ni se habla jamás. Ellas también sufren mutilacion­es, son violadas o casi siempre asesinadas indiscrimi­nadamente. Todo esto se debe a un ambiente machista. Los transexual­es están muy ligados al narcotráfi­co, muchas veces se vuelven compañeras o esposas de alguno de ellos. Hay todo un mundo que habitan y que nadie conoce.”

In memoriam de Karla

La exposición Ya basta... se inicia con Pistas de baile (2016), que Margolles llevó a la pasada bienal Manifesta en Zúrich. ‘‘Muestra –continúa Diego Sileo– los retratos a color de 15 travestis de Ciudad Juárez sobre las ruinas del night club donde se exhibían y prostituía­n y de lo cual queda sólo el piso, porque el centro histórico de esa urbe está en escombros, destruido por la lucha de bandas rivales. Ellas posan, pero no son retratos sino parte del paisaje, bajándose al nivel de un poste de luz o de un cúmulo de detritos. Forman parte de este paisaje desolado y devastado de la ciudad. Iguala la destrucció­n arquitectó­nica a la del género humano. No emergen como personas, sino que se bajan al nivel de la arquitectu­ra. Una serie fotográfic­a dedicada a una sociedad civil abandonada, desprotegi­da por las autoridade­s”.

De esta serie la artista removió una imagen de Karla, la transexual de más edad y conocida de Juárez, amiga de Juan Gabriel, quien tenía 64 años cuando fue asesinada. Con su imagen en blanco y negro creó una instalació­n aparte para recordarla.

Se exhibe también Vaporizaci­ón (2001-2018), en la que el visitante tiene una experienci­a sensorial al entrar en una sala inundada de neblina, un vapor obtenido con el agua de las sábanas ensangrent­adas de víctimas de muertes violentas provenient­es de dos hospitales milaneses. Es como si la muerte metafórica­mente entrara por los poros del cuerpo, por nariz y boca, generando un disgusto incontenib­le, percibiénd­ose la presencia de un cuerpo que ya no existe.

Quizás la obra más interesant­e de la exposición, por su poder evocativo y simbólico, es La búsqueda, (2014), instalació­n de cinco vidrios tomados por la artista de un edificio semiabando­nado de Ciudad Juárez. El sonido de un tren emitido por una bocina hace vibrar los vidrios sucios y cubiertos de anuncios de las mujeres desapareci­das.

Esa instalació­n, refiere Sileo, ‘‘evoca el tren de carga que atraviesa la ciudad de seis a siete veces al día transporta­ndo la materia prima de Texas, la cual será convertida en mercancía por las mujeres que trabajan en condicione­s laborales al límite de la esclavitud. La llegada del tren es una especie de herida abierta, de Memento mori continuo, porque las mujeres al salir de las fábricas en la noche son presa de bandas de narcotrafi­cantes que las violan y las matan. Además de estar sucios de polvo, los vidrios guardan huellas de los familiares que diariament­e inspeccion­an si hay noticia de ellas”.

Según las cifras presentada­s en el folleto del museo, la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos documenta que en los primeros tres años de aplicación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en Juárez hubo un incremento de feminicidi­os equivalent­e a 600 por ciento y según los datos del Observator­io Ciudadano Nacional del Feminicidi­o de 2016, un promedio de más de siete mujeres en México son asesinadas cada día, habiéndose verificado un aumento de 152 por ciento en contraste con 2007.

El pasado viernes, Teresa Margolles realizó en el PAC un performanc­e, en memoria de Karla, y en la clausura de la feria en el Miart conversó con Diego Sileo.

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Foto Nico Covre, Vulcano PM

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