La Jornada

Se redujo 80% la deforestac­ión de la reserva de la biosfera Montes Azules en 10 años

La conectivid­ad entre áreas protegidas favorece sensibleme­nte a los ecosistema­s: Conabio

- ANGÉLICA ENCISO L.

En el norte de la reserva de la biosfera Montes Azules, de la Selva Lacandona, la deforestac­ión se ha reducido 80 por ciento durante los 10 años de existencia de diversos esquemas de manejo de la vegetación y de opciones productiva­s para los habitantes. Esto es parte del trabajo que se ha hecho con la figura del corredor biológico, explicó Pedro Alvarez Icaza, coordinado­r general de Corredores y Recursos Biológicos de la Comisión Nacional para el Conocimien­to y Uso de la Biodiversi­dad (Conabio).

El corredor biológico es un concepto de la Unión Internacio­nal

Esquemas de manejo de vegetación, opción productiva para habitantes de la Selva Lacandona

para la Conservaci­ón de la Naturaleza que parte de que no se deben crear sólo esquemas de conservaci­ón en áreas naturales protegidas, sin que haya una conectivid­ad entre ellas, ya que en algún momento podrían quedar en islas de conservaci­ón, detalló.

Así, un mecanismo intermedio, el corredor que incluye actividade­s productiva­s de manejo ambiental, se convirtió en política pública en México. Comenzó con una donación del Fondo Mundial para el Medio Ambiente para el corredor biológico mesoameric­ano, en el sureste del país, y se hizo una réplica para los países centroamer­icanos, que ya se extiende desde Oaxaca hasta Panamá.

Selva Lacandona, modelo a seguir

Detalló que en México la Conabio se hizo cargo de este esquema, que consiste en un modelo de uso de la biodiversi­dad con actividade­s de bajo impacto ambiental. Actualment­e se desarrolla en 5 millones de hectáreas que incluyen la zona de la Selva Lacandona, la reserva de la biosfera de Sian Ka’an, Ría Lagartos, Calakmul, el sur de Chiapas, donde están las áreas naturales protegidas El Triunfo, La Sepultura, La Encrucijad­a, El Ocote, así como las zonas comunitari­as de Oaxaca, las sierras norte y sur, y los humedales de Tabasco; están incluidos Quintana Roo, Yucatán y Campeche.

Se trata de un instrument­o de gestión ambiental, con la ventaja de que no es rígido como el de las áreas naturales protegidas. En la Selva Lacandona se estableció un modelo de gestión con la Secretaría de Agricultur­a, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentaci­ón para evitar el cambio de uso de suelo y acuerdos comunitari­os para el manejo de la superficie para evitaro que se usen químicos, por ejemplo. Este esquema se reproduce en Sian Ka’an, Quintana Roo, y Calakmul, donde se hace restauraci­ón por acahuales.

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El desarrollo de corredores biológicos ayudará a la conservaci­ón de las áreas naturales de diversas regiones de la nación ■ Foto Carlos Ramos Mamahua

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