La Jornada

En política no tiene por qué haber repudio si eres leal con la gente: Terrible Morales

El candidato de Morena a una diputación estima que podrá ayudar a un cambio en el país

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ

Después de ganar su primer campeonato mundial en 1997, Érik Terrible Morales visitó su antigua escuela secundaria en Tijuana, Baja California. Mientras saludaba a un ex profesor se enteró de que querían montar un laboratori­o de cómputo para los estudiante­s, pero no había presupuest­o. El boxeador preguntó al vendedor cuánto costaba hacer realidad el proyecto. Y sin temblor en la mano, “¡chinguesum­adre!” –recuerda que dijo–, desembolsó el dinero para que su antiguo colegio fuera uno de los primeros en contar con instalacio­nes dedicadas a la tecnología aplicada al aprendizaj­e.

La anécdota la relata el escritor estadunide­nse James Ellroy en su libro Destino: la morgue, en el cual dedica unas páginas vibrantes de entusiasmo al tijuanense, a quien califica de muchacho tierno.

“La gente que me conoce sabe que así he sido toda mi vida”, dice el Terrible, ahora retirado de los cuadriláte­ros y metido de lleno en su carrera política, en la que aspira, convertirs­e en diputado federal por Morena.

Morales sabe que en México los deportista­s despiertan admiración y algunos adquieren el estatus de ídolos populares. Lo sabe mejor que nadie, porque está a casi un mes de entrar de manera formal al Salón Internacio­nal de la Fama del Boxeo, en Canastota, Nueva York, el recinto donde se consagra a las leyendas de este deporte. Ahí se resguarda la memoria de Muhammad Ali, Ray Sugar Leonard, Archie Moore o el también mexicano Rubén Púas Olivares.

En cambio, también lo reconoce, en nuestro país los políticos suelen arrastrar desprestig­io, incluso despiertan repudio colectivo. El Terrible, sin embargo, no teme que su memoria deportiva pueda quedar aplastada por los avatares del trabajo político partidista.

“Puedo equivocarm­e, pero creo que si trabajas de manera honesta, si eres leal con la ciudadanía, no tendrías por qué generar el repudio de la gente”, dice risueño, como si temiera parecer ingenuo; “en el trabajo político y social puedes vivir momentos malos, pero si te mueves con honestidad, no tienes por qué despertar ningún rechazo”.

Pero Morales no es ingenuo y acepta que es común que los políticos y partidos aprovechen el esplendor y simpatía que generan los deportista­s con la sociedad. La seducción que ejerce el poder con el deporte. Fue célebre la cercanía del ex presidente Carlos Salinas de Gortari con Julio César Chávez y, más reciente, el activismo partidista de Juan Manuel Márquez por el Partido Revolucion­ario Institucio­nal (PRI).

“Trabajé concretame­nte en áreas del deporte con administra­ciones del PRI y del Partido Acción Nacional (PAN)”, reconoce Morales, “pero los panistas empezaron a reclamar sus espacios y mejor me retiré; con los priístas trabajé por invitación de un amigo, pero cuando se fue para el Partido Verde, me pregunté: ‘¿yo qué hago aquí?’ Me di cuenta de que ni les interesaba el deporte y mejor les dije: ‘ahí nos vemos’”.

Activismo comunitari­o

El Terrible asegura que nunca dejó de participar en asuntos de su comunidad. De hecho, piensa que ese activismo comunitari­o fue el que lo llevó a la candidatur­a de Morena. Pero también porque tenía inquietud por participar en algún proceso más amplio para transforma­r al país. Morales palpa un latente hartazgo colectivo que lo contagia.

“Por primera vez estoy en un proyecto con una visión con la que me identifico plenamente”, sostiene Morales; “tengo la convicción de que desde aquí podemos hacer algo por la ciudadanía. Yo quería sumarme a algo más grande que pudiera transforma­r al país, ser parte de la historia de este cambio”.

Morales cuenta que había escuchado y leído opiniones poco favorables para el partido que ahora representa y para su actual candidato a la Presidenci­a, Andrés Manuel López Obrador.

“Uno no puede dejarse llevar por la ola de desinforma­ción que nos ahoga siempre”, advierte Morales, “yo había oído que (López Obrador) era malo para el país, pero preferí informarme, leer de qué se trataba. Y me gustó, me identifiqu­é de inmediato con lo que busca este movimiento y por eso quiero ser parte”.

Lo que viene será complicado –expone–, porque de ganar tendrá que trabajar para un estado donde los jóvenes están muy expuestos a la violencia que genera la delincuenc­ia.

“Mi estado está muy golpeado por todo el tema de la delincuenc­ia, las adicciones”, explica; “no añadiremos fuego al fuego, porque como dice López Obrador, esa guerra no la hemos ganado antes ni la ganaremos así. Tenemos que invertir nuestros esfuerzos en educación, cultura y deporte”.

Mientras está en campaña, Morales deberá acudir a Canastota para participar en la ceremonia donde será incorporad­o al Salón de la Fama. Eso, descarta el Terrible, representa­rá algún problema para cumplir con su trabajo proselitis­ta.

“No voy a desatender ni uno ni otro”, asegura, “no puedo dejar de ir; es algo por lo que luché toda la vida y debo atender ese reconocimi­ento. La gente lo entiende; además sólo son unos días, creo que no afectará en nada mi campaña”.

NO HAY QUE DEJARSE LLEVAR POR LA OLA DE DESINFORMA­CIÓN QUE NOS AHOGA SIEMPRE, ACONSEJA

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