Persistente violación a la convención contra la tortura en Argentina: ONU
Relator del organismo presenta informe sobre el país sudamericano
“Argentina es responsable de una generalizada, persistente y seria violación de la convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. No existe justificación económica, política, jurídica o de otra índole, respecto de cualquier acción u omisión de los poderes Legislativo, Ejecutivo o Judicial, que deliberadamente exponga a los seres humanos a estas condiciones intolerables”, concluyó Nils Melzer, relator especial de la Organización de las Naciones Unidas sobre tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Al terminar su visita a este país, el 20 de abril pasado, presentó su informe difundido este martes por la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH), en el que el relator se refirió al “dolor y sufrimiento que observó en innumerables reclusos, dirigentes de pueblos indígenas, activistas de derechos humanos y víctimas. En todo el país, pareciera haber un claro endurecimiento de la política penal en respuesta a las inquietudes de la población en materia de delitos violentos y seguridad pública, lo que provoca un pronunciado incremento de los niveles de reclusión y un dramático deterioro de las condiciones de detención”.
Melzer apremió al Legislativo a que se abstenga de aprobar nuevas leyes que disminuyan la edad mínima de imputabilidad penal o amplíe la detención para otras categorías de personas o delitos. Asimismo, criticó la excesiva duración de la prisión preventiva.
En sus conclusiones destacó que en las últimas tres décadas, la sociedad argentina había probado repetidamente ser capaz de luchar contra la violencia, la tortura y los abusos. Había recorrido un largo camino desde el oscuro periodo de la dictadura. Sin embargo, la arquitectura militar opresiva del pasado parecía sobrevivir aún en los sistemas carcelarios y de seguridad, y disimulado en el contexto de la política de seguridad pública.
De esa manera se corría el riesgo de que el país quedara nuevamente encerrado en un círculo vicioso, con una sociedad más dividida, marcada por la indiferencia, la arbitrariedad y el abuso.