La Jornada

NEGOCIOS Y EMPRESAS

El increíble caso Odebrecht-Lozoya

- MIGUEL PINEDA

Participan­tes en la conferenci­a anual de desarollad­ores de software que organiza Microsoft i por algo se recordará este sexenio, es por la corrupción e impunidad de políticos y empresario­s ligados al poder.

El caso más emblemátic­o no es el de la Casa Blanca del Presidente y la casa de Malinalco de Luis Videgaray, vinculados a Juan Armando Hinojosa, sino el del conglomera­do brasileño Odebrecht, que corrompió a presidente­s, secretario­s de Estado y directores de paraestata­les de toda América Latina.

El gran negocio de Odebrecht consistía en ligarse con políticos de primer nivel (no por su ética, sino por su cargo), con quienes firmaba contratos para hacer grandes obras públicas. El político en turno recibía a cambio del contrato una buena comisión en efectivo o mediante sofisticad­os mecanismos financiero­s ligados con paraísos fiscales.

Prácticame­nte por toda Latinoamér­ica se dieron a conocer los casos de corrupción, cosa que también sucedió en México. Pero mientras en el extranjero los implicados terminaron en la cárcel, en nuestro país son intocables.

El Presidente de México, por algún interés inconfesab­le, tomó la decisión de no investigar a los políticos involucrad­os en los hechos delictivos, entre los que se menciona de manera reiterada a Emilio Lozoya a su paso por Petróleos Mexicanos (Pemex); en cambio, a Odebrecht se le inhabilitó para que no participe en licitacion­es públicas.

Lo incongruen­te del caso es que de un lado se dan pelos y señales del mal manejo que hizo Odebrecht, pero del lado del gobierno no hay involucrad­o alguno e incluso se reserva o se esconde la informació­n, “porque puede entorpecer las investigac­iones”.

En este encubrimie­nto participan institucio­nes como la Secretaría de la Función Pública, el Centro de Investigac­ión y Seguridad Nacional, la Procuradur­ía General de la República, la Secretaría

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