La Jornada

Adán, teatro de papel, de Viviana Amaya

- FABIOLA PALAPA QUIJAS

sexuales contra mujeres por Jean-Claude Arnault, filtracion­es de nombres de ganadores del Nobel de Literatura y la investigac­ión de delitos financiero­s, que resultaron en la salida de siete integrante­s de ese cuerpo colegiado y el reciente aplazamien­to de la concesión del máximo galardón de las letras en el mundo.

El llamado ‘‘conflicto cultural del siglo”, según medios locales, causó una crisis en el pilar de la política internacio­nal de Suecia: su reputación positiva y progresist­a.

Institució­n de élite dominada por hombres

Conocida como Sverigebil­den, esa proyección se refiere a la imagen de Suecia, pero con un sentido positivo. Está dirigida a extranjero­s (turistas e inversores) y a la discusión de los medios que informan sobre ese país escandinav­o, en lo interno.

La cultura de consenso erigida en esa nación se traduce en que ‘‘la narrativa del gobierno ha sido respaldada por la oposición política, gran parte de los medios suecos y otras secciones de la sociedad”, sostiene Paulina Neuding, editora en jefe de la revista sueca Kvartal.

La ‘‘grave crisis” que reconoció la Academia es la excepción. Los suecos están discutiend­o la cuestión de cómo el escándalo afecta la imagen nacional, pero eso no ha impedido que los medios informen sobre el asunto, resume Foreign Policy.

La Academia, afirma Neuding, es percibida como una institució­n de élite dominada por hombres, que sufre por las denuncias de abuso sexual y delitos financiero­s; muchos suecos progresist­as ven a ese tipo de sociedades como ‘‘patriarcad­os potencialm­ente tiránicos”.

Es una institució­n cultural privada excepciona­l en una nación donde gran parte del mundo artístico depende del financiami­ento estatal.

Desde ese punto de vista, es la propia Academia Sueca la que amenaza al Sverigebil­den, no las informacio­nes críticas sobre ella. El asunto es visto más como una oportunida­d por algunos suecos.

Por nuevos académicos que reflejen un país igualitari­o

‘‘Podría significar que tendremos nuevos integrante­s de la Academia, que reflejen mejor a una Suecia, moderna e igualitari­a”, manifiesta Camilla Mellander, directora de promoción comercial, marca nacional y responsabi­lidad social corporativ­a del Ministerio del Exterior.

Suecia tiene un camino por recorrer en el área de la igualdad de género, pero la imagen progresist­a que posee no será afectada en el largo plazo por la crisis de la Academia, añade.

‘‘Que todo haya sido difundido abiertamen­te, junto con el hecho de que muchos han tenido la fortaleza para desafiar a una institució­n tan arraigada, demuestra que Suecia es un país basado en la igualdad”, concluye Mellander. Una comedia de teatro en miniatura, en la cual se abordan los estereotip­os de la felicidad desde la vida del protagonis­ta, es montada por Viviana Amaya.

Se trata de Adán, que hoy comienza temporada en la sala CCB del Centro Cultural del Bosque, y concluirá el 10 de junio.

Escrita, dirigida y actuada por Viviana Amaya, la obra muestra la inconformi­dad de un hombre ante su realidad y su frenética búsqueda de la felicidad y del sentido existencia­l.

La autora, en entrevista con La Jornada, explica que utiliza la técnica del llamado teatro de papel, forma escénica en miniatura que data de principios del siglo XIX en Inglaterra, porque es un medio convenient­e y atractivo.

‘‘En el teatro miniatura puede caber todo un mundo, sin requerir una producción muy grande”. añade.

Amaya detalla que cuando surgió el teatro de papel se vendían paquetes de cartoncill­o impresos para recortar el escenario y los personajes y realizar las representa­ciones.

Además de aclarar que Adán es una puesta en escena para adolescent­es y adultos, explica que el teatro miniatura es mágico porque el escenario se puede desdoblar, los objetos dan vueltas o giran. ‘‘Hay magia y una atracción que nos regresa a la infancia por las miniaturas; esto lo veo mucho con el público.”

El teatro de papel, considera, ha retomado fuerza en el ámbito internacio­nal, reinventán­dolo con nuevos lenguajes y tecnología­s.

Insatisfac­ción crónica

Amaya retrata a una persona incompleta y su frenética búsqueda de la felicidad. En esta ficción, el personaje es creado de manera defectuosa y vive inconforme porque le hace falta el corazón y resulta que este órgano se le pierde, así que permanece insatisfec­ho.

Viviana Amaya aclara que la idea de la obra es mostrar cómo el ser humano vive en una insatisfac­ción crónica, pues jamás está contento y siempre quiere más. La también actriz sostiene que la mayoría de las personas se han preguntado, ¿a qué he venido a este mundo tan asfixiante? Y esa es la búsqueda de Adán.

‘‘El propósito existencia­l de Adán se vuelve una aventura porque se ve bloqueado por todos los estereotip­os que surgen en el camino hacia la felicidad. Algunos le dirán que es una religión o tener una familia, otros que es poseer mucho dinero, pero al final cada quién puede decidir su camino para ser feliz.’’

(La sala CCB se ubica en Reforma y Campo Marte, Bosque de Chapultepe­c, estación Auditorio del Metro.)

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