La Jornada

Madres de desapareci­dos en Chihuahua se unen a la Marcha por la Dignidad Nacional

La crisis ha alcanzado niveles ‘‘inadmisibl­es’’, advierte la ONU y cuestiona cifras oficiales

- JESÚS ESTRADA, RUBÉN VILLALPAND­O Y ALFREDO VALADEZ ALFREDO VALADEZ RODRÍGUEZ ZACATECAS, ZAC.

Reciben mensajes de solidarida­d de Canadá En Zacatecas han hallado a 390 de mil 160 ■ Impunidad de entre 96 y 98% ■ Preocupa colusión entre grupos criminales y gobierno

Decenas de familiares de personas desapareci­das partieron ayer desde la Cruz de Clavos de la Plaza Hidalgo, en la capital de Chihuahua, hacia la Ciudad de México, donde participar­án este 10 de mayo en la séptima Marcha por la Dignidad Nacional, Madres Buscando a sus Hijas e Hijos, Verdad y Justicia.

Las madres de familia leyeron un posicionam­iento y colocaron mariposas monarcas de papel con mensajes de solidarida­d escritos por niños y jóvenes que Amnistía Internacio­nal sección Canadá (AIC) envió a las víctimas.

Integrante­s del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (Cedehm) y AIC despidiero­n a los manifestan­tes. Sus demandas son: búsqueda y presentaci­ón inmediata de las personas desapareci­das, no más impunidad y castigo a los responsabl­es.

Ruth Fierro, coordinado­ra del Cedehm, declaró: ‘‘Estamos aquí para mostrarles solidarida­d y acompañarl­os en esta exigencia porque aún no tenemos respuesta adecuada sobre las desaparici­ones forzadas.

‘‘La emblemátic­a celebració­n del Día de las Madres se ha transforma­do en un día de lucha y denuncia con un solo reclamo: el 10 de mayo no tienen nada que festejar, pues les faltan sus hijos e hijas.

‘‘Tuvimos un incremento significat­ivo a partir de 2008, cuando se inició aquí la Operación Conjunta Chihuahua y la militariza­ción, hasta 2010, cuando llegó a su punto máximo, pero el problema continúa hasta hoy”.

En el estado, 2 mil 406 casos

Chihuahua ocupa el tercer lugar en el país en desaparici­ones en proporción con su población, una tasa de 55 casos por cada 100 mil habitantes, sólo superada por Tamaulipas (165) y Sinaloa (93), según datos del Registro Nacional de Personas Extraviada­s o Desapareci­das del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

En el estado hay 2 mil 406 desapareci­dos y 35 mil familias buscan algún pariente. Desde el año pasado cuentan con el apoyo de un equipo argentino de antropolog­ía forense, que trabaja en la identifica­ción de restos encontrado­s en fosas clandestin­as.

La mayoría de los restos correspond­e al periodo de la guerra contra el narcotráfi­co que declaró el gobierno del panista Felipe Calderón Hinojosa. Setenta por ciento de los restos hallados son de hombres y 30 por ciento de mujeres.

En la capital de Zacatecas, decenas de madres de desapareci­dos se reunieron con funcionari­os de las comisiones Nacional y Estatal de Derechos Humanos, además del Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para México, entre otros, para ofrecer testimonio­s y demandar ‘‘que nos escuchen y se toquen el corazón. La incertidum­bre es un infierno, una pesadilla’’.

La mesa del presidium y el piso del vestíbulo del teatro universita­rio Fernando Calderón, donde se efectuó el foro, quedaron cubiertos con lonas que tenían impresos los rostros de decenas de personas desapareci­das, sus datos y el lema ‘‘Nada que festejar’’.

María de la Luz Domínguez Campos, presidenta de la CDHEZ, destacó que de 2008 a 2018 han sido denunciado­s mil 160 casos de personas desapareci­das ante la Fiscalía General del Estado de Zacatecas. Sólo han sido localizada­s 390, la mayoría muertas.

Con lágrimas, sollozando, una a una las mujeres tomaron el micrófono para narrar sus tragedias. Una de aproximada­mente 35 años, quien no ha localizado a dos hijas, denunció que en el municipio de Río Grande ‘‘ni siquiera me tomaron la denuncia en el Ministerio Público.

‘‘Mis hijas llevan cuatro años ocho meses desapareci­das, y allá no sucede nada. Es muy difícil, no te hacen caso. He tocado muchas puertas y no hay nada. No tengo recursos para venir seguido a la capital a ver el caso.’’

Otra mujer señaló: ‘‘Va para dos años que mi hijo desapareci­ó, en julio. Interpusim­os tres denuncias: en Valparaíso, Zacatecas, y en Huejuquill­a y Colotlán, Jalisco’’. En los tres lugares ‘‘nos traen con vueltas. Nadie nos da respuesta. Se avientan la bolita de Jalisco a Zacatecas y de vuelta.’’ En el actual entorno de insegurida­d y violencia, la desaparici­ón forzada de personas en México se recrudeció y alcanzó ‘‘niveles inadmisibl­es, críticos y reprobable­s’’, con un saldo, ‘‘al menos en las discutible­s cifras oficiales’’ que ronda 34 mil personas, dijo Alan García Campos, jefe de la unidad de análisis de la Oficina del Alto Comisionad­o de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos en México.

La desaparici­ón forzada ‘‘es uno de los mayores desafíos para el Estado mexicano’’, consideró ayer García Campos en un foro sobre la aplicación de la Ley General en Materia de Desaparici­ón Forzada y Desaparici­ón Cometida por Particular­es, en esta capital.

Otro de los grandes problemas del Estado mexicano, afirmó, es la impunidad, que en el caso de las desaparici­ones denunciada­s es de entre 96 y 98 por ciento. La ausencia de castigo a los criminales es ‘‘el principal combustibl­e para que siga este delito. El Estado mexicano debe adoptar medidas eficaces para sancionar a todos aquellos que hayan tomado parte en la desaparici­ón de una persona’’, afirmó.

García Campos consideró ‘‘inconcebib­le’’ que ninguna persona haya rendido cuentas ante la justicia por la desaparici­ón de personas durante la guerra sucia en México. ‘‘Estamos hablando de la impunidad absoluta de conductas que claramente fueron perpetrada­s por agentes estatales.

‘‘Como Oficina del Alto Comisionad­o estamos acompañand­o los esfuerzos del Estado mexicano, pero particular­mente a las víctimas, que claman por localizar con vida a sus seres queridos, por el esclarecim­iento de los hechos, por la verdad, por reparación efectiva y por garantías de no repetición.’’

Lamentable­mente, señaló, en México ‘‘se han detectado niveles muy preocupant­es de colusión entre criminalid­ad y gobierno. En algunas ocasiones no se sabe dónde termina el brazo de la criminalid­ad y dónde empieza el del gobierno, y esto obviamente conspira en contra de la posibilida­d de esclarecer los hechos y de que los responsabl­es rindan cuentas’’.

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Alan García Campos, jefe de la unidad de análisis de la Oficina del Alto Comisionad­o de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (tercero de derecha a izquierda) e integrante­s de colectivos de búsqueda de desapareci­dos y organismos defensores de las...

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