Perinatología atiende a unas 450 adolescentes al año, en promedio
“Un hijo nunca es un error”, considera Marcela, de 16 años, a días de que nazca su bebé
Cuando Araceli informó a sus papás de su embarazo, inmediatamente le pidieron que abortara y le advirtieron que sería enviada a un internado de monjas. La joven, de 17 años, se negó y se fue a vivir con Giovani, su novio desde hacía un año ocho meses. Sus familiares le dejaron de hablar, la “excluyeron”, y aunque acepta que está “muy chica” para tener un hijo, decidió “hacerse responsable”.
Ella es una de las aproximadamente 450 menores que atiende cada año la Clínica para la Atención de la Paciente Adolescente del Instituto Nacional de Perinatología (INPer) Isidro Espinosa de los Reyes. Alejandro Rosas Balan, médico adscrito a la clínica, señala que 96 por ciento de las pacientes no planeaba tener un bebé; sin embargo, la mayoría termina por aceptarlo.
La hija de Araceli nacerá en un mes aproximadamente. En el transcurso de los nueve meses de gestación la relación con sus padres cambió y ahora “esperan emocionados” la llegada de Violet. En tanto, suspendió sus estudios, pero asegura que una vez que se sienta mejor, los retomará, pues quiere estudiar ingeniería náutica. Giovani, de 16 años, continúa en la preparatoria y desea ingresar a una escuela de gastronomía.
Marcela tiene 16 años y está a una semana de que nazca su hijo, Abraham. Aunque al principio no sabía si quería seguir con su embarazo, continuarlo “fue la mejor decisión. No tenía corazón para abortar”. Aún no se imagina cómo será cuando ya tenga a su bebé en brazos y dice sentirse confundida. “Estoy muy niña y no sé qué hacer”; sin embargo, reconoce el apoyo de su mamá, Laura, quien la ha acompañado en este proceso.
Mientras Marcela quiere continuar con sus estudios para ser una abogada dispuesta a ayudar a las personas que lo necesiten, su pareja, Gerardo, de 17 años, sólo quiere trabajar.
Para ambas adolescentes, aunque el cambio de vida no ha sido fácil, intentan no concentrarse en
Los embarazos a edad temprana son de alto riesgo porque no hay el desarrollo adecuado: médico
México ocupa el primer lugar en embarazos adolescentes entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Para atender esta problemática el gobierno puso en marcha la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente (Enapea).
Como metas se establecieron disminuir a cero los nacimientos en niñas de 10 a 14 años, y reducir en 50 por ciento la tasa específica lo negativo. “Un hijo nunca es un error”, dice Marcela.
Alejandro Rosas Balan señala que todos los embarazos a edad temprana son de alto riesgo, pues el cuerpo no ha alcanzado el desarrollo y madurez necesarios para gestar un hijo. “El riesgo de anemia prácticamente se eleva al doble (que en mujeres adultas), el peligro de desarrollar preeclampsia es igual que el de la población normal, que se ubica entre 8 y 10 de fecundidad de las adolescentes de 15 a 19 años para 2030.
Estimaciones del Consejo Nacional de Población señalan que en 2012 se registraron 77 nacimientos por cada mil adolescentes; para 2015 fueron 74.4. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, al primer trimestre de 2017 refiere que en el grupo de mujeres de 15 a 19 años, una de cada 10 tiene de uno a dos hijos. por ciento. El parto pretérmino con un adecuado control prenatal también es algo frecuente”.
Como consecuencia de su gravidez, en las adolescentes “se interrumpen procesos como el crecimiento de talla, se ve afectada la densidad mineral ósea, tienen mayor riesgo de desarrollar osteoporosis”; además, si no llevan un adecuado control suben de peso, dijo el especialista.
Rosas Balan refiere que entre
Organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres señalan que no ha sido suficiente la Enapea. Rosario Texis, directora estatal de la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos en México expone que a tres años de su arranque no se ha logrado “todo el avance que se esperaba, porque falta una buena y mejor articulación en cada uno de los estados del país”.
Algunos factores que inciden 95 y 97 por ciento de las pacientes que llegan a la clínica son solteras y más de la mitad ya no tiene relación con el padre de sus hijos. Sólo 8 por ciento de ellas, regresa con un segundo embarazo.
El médico expone que aunque el Consejo Nacional de Población refiere que el promedio de inicio de vida sexual es a los 15 años con seis meses; en el INPer, las pacientes señalan como edad de inicio los 14 años con cinco meses. para que se presente el embarazo en adolescentes y que deben ser atendidos, dijo, son la pobreza y el rezago educativo.
La interrupción legal del embarazo también, explicó, “es fundamental para que las mujeres puedan decidir, pero si no tenemos legislaciones claras seguramente seguiremos teniendo problemas para que haya maternidades libres, amorosas y gozosas”.
Deseo, curiosidad, necesidad de exploración y satisfacción son los argumentos que dan las jovencitas para tener relaciones sexuales, dice Rosas Balan, quien agrega que para lograr evitar que prevalezcan los embarazos se requiere incentivar el uso de anticonceptivos, pues a pesar de que escuchan de ellos, no los usan.
Juan Martín Pérez García, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México, señala que esta situación representa “una grave violación” a sus garantías, pues conlleva que se frene su desarrollo físico, rompe con su proyecto de vida y representa desprotección.
Señala que además trae consigo el matrimonio temprano, nueve de cada 10 ya no asisten a la escuela, se trastoca su preparación “y se les condena a trabajos precarios”, son dependientes económicas de una pareja o de sus familias y viven “con el profundo estigma de ser mamás adolescentes”.
Refiere también que existe “ausencia de educación sexual”. Entre más información “tienen la posibilidad de generar mayor control sobre su deseo y entorno”.