PIDE AL IPN MENOS BUROCRACIA DORADA Y MÁS ACADÉMICOS DE EXCELENCIA
financiero para los embajadores adscritos a la Cátedra Fernando Solana, pero para aquellos que, como yo, dependen únicamente de su magra pensión para sobrevivir, recibir puntualmente la beca significa pasar de la angustia diaria al sosiego. Andrés Manuel López Obrador no asistió, por razones de agenda, ese fue el motivo aducido, a la pasarela de los presidenciables en la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies), 191 universidades y tecnológicos. E hizo muy bien. En efecto:
Ya hoy en La Jornada, Javier Flores, en “Meade y la ciencia”, expone el triste papel que como secretario de Hacienda, hizo el abanderado del PRI.
Si de recortes al gasto público se trataba, ¡a recortar al Conacyt y a becas! Además, como neoliberal itamita que es, pide que un papel en ciencia, tenga resultados inmediatos. En el Pentágono se invierten, sin más, casi 150 mil millones de dólares en investigación científica. Anaya quiere que así nomás, por generación espontánea, nos convirtamos en algo como Silicón Valley.
AMLO no asistió a la pasarela de la Anuies. Bien. ¿Pero a qué iba? Los sucesos de los tiempos recientes hacen de la Anuies no precisamente un dechado de transparencia. Universidades pobres, pero autoridades académicas ricas. Por ejemplo, la Veracruzana, en la que su rectora se llevó, en diciembre, 3 millones de pesos. En la de Chihuahua, gastos inexplicables. Rector agraciado en la de Nayarit. Universidades y tecnológicos favorecidos por la Sedesol de Rosario y de Meade, por trabajos que finalmente, no realizaron. En el IPN, un día se anuncia un monto para la reconstrucción, para en posteriores días, otro muy diferente.
Por cierto, en mi institución, el Instituto Politécnico Nacional, me gustaría que se rigiera por una filosofía y austeridad socráticas: los sofistas eran sus enemigos, precisamente por cobrar en materia de educación. Complemetariamente, le pido al IPN menos burocracia dorada y más académicos de excelencia.