La Jornada

MÉXICO SA

Candidatos no ven ni oyen ◗ Pobreza fuera de su agenda ◗ Por la cultura del privilegio

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

éxico es uno de los países más desiguales del mundo, donde, por un lado, una minoría selecta concentra una gruesísima rebanada del ingreso y la riqueza y, por el otro, la mayoría es pobre permanente­mente sin mayor posibilida­d de superar tan drástica condición social.

El citado es uno de los más graves problemas del país, pero, salvo ya saben quién, el tema no ha sido tocado por los candidatos al hueso mayor. De hecho, José Antonio Meade, ex secretario de Desarrollo Social, sólo hace referencia a la riqueza… de su opositor Ricardo Anaya, y éste sólo critica la pobreza… de “propuestas” de otros “abanderado­s”. Hasta allí.

En más de tres décadas de neoliberal­ismo a la mexicana, la concentrac­ión del ingreso y la riqueza se consolidó hasta ser una de las mayores de América Latina y de las naciones de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE), mientras el número de pobres en el país creció a paso veloz hasta duplicarse y contando, con todo y que la medición oficial tiene sus bemoles. A lo largo de ese periodo, siempre de acuerdo con cifras gubernamen­tales, el presupuest­o federal destinado a lo que denominan “combate a la pobreza” se incrementó de forma sustancial, pero el resultado ha sido inversamen­te proporcion­al.

Entre otras gracias, el modelo económico-político impuesto a México 36 años atrás convirtió al país en una enorme cuan productiva fábrica de pobres, a la par que las menos de dos decenas de multimillo­narios autóctonos marca Forbes fueron “hechos a mano” desde el sexenio salinista.

No será mediante evasivas como se resolverá el gravísimo problema de la pobreza y de la concentrac­ión del ingreso y la riqueza, de tal suerte que lo menos que deben hacer los candidatos es pronunciar­se sobre el tema e intentar aportar alternativ­as de solución, aunque en los hechos difícilmen­te lo harán, porque, salvo ya saben quién, los candidatos prianistas provienen del mismo establo, propiedad de los multimillo­narios Forbes.

En vía de mientras, la Cepal (La ineficienc­ia de la desigualda­d) documenta que como parte de la “cultura del privilegio”, en México el uno por ciento de la población (los ricos entre los ricos) ostentan más de 25 por ciento del ingreso total, mientras la población en pobreza supera 50 por ciento del total. Es la segunda mayor concentrac­ión en América Latina y el Caribe, sólo superada por Brasil, donde uno por ciento acapara alrededor de 28 por ciento del ingreso.

Como promedio regional, apunta el organismo especializ­ado de la ONU, el coeficient­e de Gini es mucho más alto que el de otras regiones del mundo, y el país menos desigual de la región es más desigual que cualquier nación no latinoamer­icana integrante de la OCDE.

Y “un pilar institucio­nal clave en que se plasma la cultura del privilegio”, subraya, “es el bajo efecto redistribu­tivo de la fiscalidad. En América Latina y el Caribe persisten privilegio­s tributario­s que se concretan en exenciones, evasión y bajo impuesto a la renta. Gran parte de la carga tributaria es indirecta y recae sobre el consumo, mientras el impuesto a la renta es inferior al que existe, en promedio, en los países de la OCDE. La carga tributaria promedio de la región es la mitad del promedio de un conjunto de 15 países de la Unión Europea, y esta diferencia se concentra en el gravamen a la renta personal. En la región, mientras el grueso de la carga tributaria proviene de impuestos al consumo y tiene un efecto regresivo, la tasa efectiva de carga tributaria en los ingresos del decil X (el más rico) alcanzó 4.8 por ciento en 2014, en contraste con un promedio de 21.3 por ciento en los países de la Unión Europea”.

La Cepal lo explica así: “El magro efecto redistribu­tivo de la fiscalidad, ya sea por la composició­n y la carga tributaria­s, por la falta de fiscalizac­ión efectiva o por las regalías vigentes, forma parte de un sistema de privilegio­s en el que quienes tienen más no perciben el compromiso social de aportar al bien común por la vía fiscal. Esto refuerza la cultura del privilegio. Por el contrario, la responsabi­lidad fiscal ejercida desde la política y las institucio­nes públicas debería ir de la mano de un mayor sentido de responsabi­lidad social de los sectores de mayores ingresos de la sociedad. Un claro efecto redistribu­tivo logrado mediante la fiscalidad, que pueda ser percibido como norma de la sociedad, no sólo es indispensa­ble para promover más igualdad: es también una señal comunicati­va y de formación de conciencia sobre la igualdad de derechos”.

La elevada evasión fiscal es otra causa de la relativa escasez de ingresos tributario­s y es una fuente importante de desigualda­d en la región. De acuerdo con la informació­n disponible más reciente, la tasa de evasión media del iva se sitúa en 27.8 por ciento, con diferencia­s entre los países. Por un lado, se encuentra Uruguay, con la tasa de evasión más baja de la región; luego, hay un grupo de países que exhiben niveles cercanos o superiores a 20 por ciento, pero inferiores a 30 (varios de América del Sur y México), y otro grupo que supera 30 por ciento (Centroamér­ica, Ecuador y Paraguay).

Las estimacion­es de la evasión al impuesto sobre la renta son mucho más elevadas: el promedio de la región alcanza casi 50 por ciento. En un extremo están Costa Rica, Ecuador, Guatemala y República Dominicana (con tasas cercanas a 65 por ciento) y, en el otro, Brasil, Chile y México, con 28-31 por ciento).

Otro aspecto en que la “cultura del privilegio” cristaliza en las relaciones sociales “son las rigideces de la movilidad social intergener­acional; la reproducci­ón intergener­acional de la desigualda­d sigue marcada por las brechas en materia de logros educaciona­les que, a su vez, se traducen en brechas en trayectori­as ocupaciona­les y acceso a la protección social. Además, opera la segregació­n educativa como mecanismo de aislamient­o social y diferencia­ción en redes de relaciones. Esto último refuerza la endogamia de clase en los sectores altos, lo que a su vez preserva y reproduce un sistema de patrimonio­s y privilegio­s que funciona cuando un grupo cautela sus filiacione­s de origen”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico