APERTURA COMERCIAL, ¿BENÉFICA PARA QUIÉN?
Con la entrada en vigor del TLCAN en 1994 se incorporó a nuestro país a las cadenas globales de valor y se forzó a la no recuperación –renovada– de una política industrial que fortaleciera las cadenas nacionales de suministro y el mercado interno.
Con el TLCAN, el Coeficiente de Apertura Externa (CAE) de la economía mexicana pasó de 0.23 en 1993 a 0.73 en 2017, lo que implica un incremento de 212.7 por ciento. El incremento significativo se debe a la entrada en vigor de TLC a partir de 1994; depreciación del tipo de cambio; existencia de costos variables bajos; localización regional y disponibilidad de insumos baratos en nuestro país.
Con Norteamérica (TLCAN), el coeficiente pasó de 0.18 a 0.48 de 1993 a 2016, respectivamente, representando un incremento de 166.06%; y muy por debajo del aumento del coeficiente total de México, del aumento con China (8,272.02%) y con el resto del mundo (242.31%).
La superioridad en el aumento de la apertura con países ajenos al TLCAN, se debe al aumento de las importaciones provenientes del resto del mundo y de China. Esto debido a que se ha importado –principalmente– insumos baratos para poder competir con costos internacionales más bajos mediante las reglas del TLCAN, de la OMC o con prácticas desleales de comercio, lo que ha generado una alarmante dependencia comercial desfavorable con China y el resto del mundo. Esto debido a que se utiliza a México para triangular y disminuir costos, lo que nos ha convertido en plataforma de exportación y de importación, respectivamente.
Por tanto, es necesario reformular una política comercial que permita a México ser sujeto del desarrollo industrial global, y no en objeto de éste. Tenemos que ser parte de las cadenas de producción.