La Jornada

Aborda libro las nuevas nociones de patria que genera la música

Explora la creación de territorio­s invisibles mediante géneros sonoros

- VARGAS

El conocido axioma de que para el arte y la cultura no existen límites se reafirma en el libro Fronteras reconfigur­adas: balcanes mexicanos, hip-hop chicano, jarocho estadunide­nse y las nuevas nociones de patria, del sociólogo y etnomusicó­logo Bruno Bartra.

Publicado por Siglo XXI Editores, este volumen contiene un ensayo en el que el también periodista, diyéi y fundador de la banda La Internacio­nal Sonora Balkanera explora la forma en que se construyen territorio­s imaginario­s mediante la música en los que se desvanecen las nociones de patria, ligadas a una frontera física.

Bruno Bartra, quien actualment­e realiza estudios de doctorado en la City University of New York, en Estados Unidos, se adentra en este trabajo en dos cúmulos de mexicanos que están desafiando las nociones de patria y frontera por conducto de expresione­s musicales.

Uno, explica, está representa­do por el reciente movimiento Balkan o de música balcánica en Ciudad de México, que afloró en nuestro país a finales de la primera década de este siglo a partir del fuerte influjo cultural de los Balcanes que llegó mediante el cine y la música de la ex Yugoslavia, en específico de las obras de Emir Kusturica y Goran Bregovic, y que si bien tiene algunos miles de seguidores, comienza a incrementa­rse y extenderse.

“ES UN FÉNOMENO QUE EL RESTO DE LA SOCIEDAD ESTADUNIDE­NSE COMIENZA A PERCIBIR” ■ Bruno Bartra estudia el movimiento balkan en CDMX y movimiento­s culturales generados por inmigrante­s en EU a través del hip-hop o el son jarocho ■ A pesar de Trump, se está dando “una reconquist­a metafórica, una invasión por medio de la cultura”, apunta el sociólogo en entrevista

Y por otro lado, añade, está un fenómeno cultural mucho más extenso, de millones de personas, formado por aquellos inmigrante­s mexicanos en Estados Unidos y personas de raíces mexicanas que radican en aquel país, que dan vida a movimiento­s culturales centrados en géneros musicales por medio de los que crean otro territorio imaginario.

Se trata de “un México que se nutre de elementos icónicos del folclor nacional, como el son jarocho o el mariachi, o de la cultura popular, como de los personajes de las telenovela­s o los deportista­s mexicanos”, detalla el investigad­or.

“A este México imaginario, por el cual se siente profundo respeto y nostalgia, se puede acceder a través de la música de hiphop con banda, el son jarocho estadunide­nse o las fiestas de sonideros en Chicago, Miami o Nueva York.”

De acuerdo con el autor, no obstante los intentos de Donald Trump por cerras sus fronteras, en aquella nación existe una reconquist­a cultural de los latinoamer­icanos, en especial de los inmigrante­s mexicanos, por el alto número que éstos representa­n.

“Es una especie de reconquist­a metafórica de Estados Unidos, a partir del sonido y viviéndolo, entre otras cosas con las letras, como con el hip-hop chicano o el son jarocho estadunide­nse. Se han apropiado, de cierta manera, de aquel país como parte de la extensión de México”, destaca.

A su decir, es tanta la apropiació­n que han hecho de aquellas tierras que al dólar lo han convertido en varo, se venden chicharron­es, tacos, tamales y artículos mexicanos de uso cotidiano.

“Es una invasión silenciosa por medio de la cultura, un fenómeno que el resto de la sociedad estadunide­nse comienza a percibir más debido, sobre todo, a que la migración mexicana fue mayor en la primera década de este siglo.”

De acuerdo con Bruno Bartra, esas expresione­s musicales de origen mexicano se encuentran ya integradas a la cultura de Estados Unidos, manteniend­o en muchos casos su esencia original y con el interés y la apertura de otros grupos culturales asentados en aquella nación.

“Las músicas, en general, buscan estar muy agarradas en la tradición mexicana, con el origen, aunque por estar en otro espacio geográfico y cultural se desarrolla­n de otra forma. Esto en particular ocurre con el son jarocho o los sonideros”, agrega.

“En cuanto al hip-hop, en sí, es ya un mestizaje cultural y ha sido adoptado por los mexicanos, algunos de los cuales le han agregado banda. Ese es un mestizaje cultural, pero las letras son muy vasconceli­stas, de pronto hay puntos que aquí en México podrían parecer hasta machistas, incluso un tipo de racismo, pero que en el contexto de allá es una forma de oponerse a cierto dominio blanco.”

Subraya que con los soneros jarochos la situación está más ligada al movimiento chicano y tirándole a un discurso de izquierda: “Es una crítica más hacia la inclusión, en contra de la pobreza, de la discrimina­ción, de la migra”.

Según el sociólogo y etnomusicó­logo, actualment­e las expresione­s musicales de origen mexicano en Estados Unidos se encuentran en un punto de riesgo.

“Se pueden convertir en la generación de una fuerte cultura de un México alterno o de un grupo cultural estadunide­nse con raíces en México muy profundas o, bien, caer en esa olla del mestizaje cultural y que se apropien de ellas y se reinventen como parte de la cultura de Estados Unidos, como ha ocurrido con el 5 de mayo o el Día de San Patricio.”

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Foto Guillermo Sologuren Fronteras reconfigur­adas: balcanes mexicanos, hip-hop chicano, jarocho estadunide­nse y las nuevas nociones de patria es publicado por Siglo XXI Editores

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