Un aniversario lleno de mentiras; otro, de verdades
poco menos que 14 millones de brasileños.
Por donde quiera que se mire, el retroceso en esos dos años es brutal. Por primera vez desde 2015, por ejemplo, aumentó el número de analfabetos brasileños. Más de 5 millones de brasileños han sido excluidos del más importante y visible programa social de los tiempos de Lula da Silva y Dilma Rousseff, el ‘Bolsa familia’. Otro programa transformador, el ‘Mi casa, mi vida’, de viviendas populares, sufrió un corte de más de la mitad en su presupuesto, alcanzando principalmente la oferta de inmuebles a la población de la renta más baja.
Al asumir, hace dos años, Temer prometió armar un gobierno ‘de notables’. Lo que hoy existe es un gobierno plagado de denuncias de corrupción, con ministros –a empezar por los dos más cercanos y poderosos– que tan pronto dejen sus puestos y pierdan el foro especial estarán en manos de la justicia de primera instancia. Destino, a propósito, al que está condenado el mismo Temer, que responde por dos denuncias y ve una tercera asomándose en el horizonte, congeladas mientras él sea presidente.
La tan mencionada ‘retomada de la economía’ es otra mentira. El déficit primario del gobierno central deberá rondar los 139 mil millones de reales, lo cual significa, al cambio actual, unos 37 mil 500 millones de dólares. El crecimiento del producto interno bruto, alegremente anunciado como de 3 por ciento