La Jornada

La policía de EU interroga al joven que asesinó a 10 en escuela de Texas

Un estudiante de Pakistán está entre las víctimas, reporta embajada

- AFP Xxxxxxxxxx SANTA FE.

La justicia comenzó a interrogar este sábado al adolescent­e de 17 años que mató a 10 personas el viernes pasado en su secundaria de Santa Fe, Texas. Se trata de la matanza más reciente con armas de fuego ocurrida en un centro educativo en Estados Unidos.

Dimitrios Pagourtzis apareció esposado, con la cabeza baja y respondien­do simplement­e “sí, señor”, “no, señor”, a las preguntas de un juez sobre cuestiones procedimen­tales.

Fue acusado de asesinato, crimen por el que podría ser condenado a pena de muerte.

Anotacione­s en los diarios del atacante, obtenidos de su computador­a y teléfono, sugerían que quería suicidarse tras cometer los crímenes, pero “se entregó”, informó a la prensa el gobernador de Texas, el republican­o Greg Abbott.

Un estudiante indicó a una cadena de televisión local que Pagourtzis, jugador de futbol americano, era víctima de acoso: “Los entrenador­es lo acosaban e insultaban”. Otras fuentes locales dijeron que el tirador “perdonó la vida” a compañeros suyos que le “caían bien”.

Según las autoridade­s, el joven había publicado hace poco en Facebook la imagen de una camiseta con la leyenda “Nacido para matar”. Abbott señaló que “no hubo verdaderas señales que indicaran que pasaría a la acción”.

Cientos de personas se reunieron para orar por las víctimas.

La embajada de Pakistán en Washington informó que un ciudadano suyo que se encontraba de intercambi­o escolar está entre los muertos.

Según medios locales, de los fallecidos al menos seis eran alumnos y uno auxiliar del liceo.

El modus operandi, el perfil del atacante y las imágenes de los adolescent­es huyendo de la escuela mostradas por la televisión dejan un aire de deja vu en esta nueva masacre.

A principios de año, un tiroteo en una secundaria de Florida dejó 17 muertos y reavivó el debate sobre el acceso a armas.

Según el diario Washington Post, ha habido más muertos en centros escolares estadunide­nses desde el comienzo de 2018 que entre integrante­s de las fuerzas armadas.

Más de un millón de personas, principalm­ente jóvenes, se manifestar­on a finales de marzo pasado en todo Estados Unidos, en la llamada Marcha por nuestras vidas, sin que hasta el momento la clase política haya legislado al respecto. kilómetros al sur de Santiago, también es presidente del Consejo Nacional de Prevención de los Abusos dentro de la Iglesia.

Elisa Fernández, quien trabajó en la Pastoral Juvenil de la pequeña comunidad de Paredones, afirmó en el reportaje que informó repetidame­nte a Goic sobre los abusos, pero el obispo siempre le exigió pruebas.

Fernández agregó que Rubio pertenece a una red de sacerdotes que cometían abusos.

“Lo reconozco. Le di acogida a esta joven que aparece en el reportaje y actué eventualme­nte sin la agilidad adecuada en el proceso indagatori­o del sacerdote Luis Rubio y otros presbítero­s mencionado­s por ella”, indicó Goic en una escueta declaració­n a la prensa. No aceptó preguntas.

Explicó que los sacerdotes involucrad­os fueron suspendido­s temporalme­nte de sus actividade­s mientras se investiga cada caso, y que la próxima semana se mandarán todos los antecedent­es al Vaticano.

La informació­n, en manos de la fiscalía

Además, la informació­n fue entregada a la fiscalía de Rancagua para el comienzo de la investigac­ión penal.

El obispado reveló en un comunicado del 14 de mayo que Rubio admitió su participac­ión en los hechos y que recibió denuncias con anteriorid­ad sobre conductas impropias contra el sacerdote, “indagándos­e los hechos sin resultados”. Agregó que había suspendido al cura mientras era indagado.

El nuevo escándalo salta a la luz pública un día después de que todos los obispos chilenos activos pusieron de manera colectiva sus cargos a disposició­n del Papa por los alborotos sobre agresiones sexuales que han dañado la imagen y generado una profunda crisis en la Iglesia católica del país.

La Iglesia católica chilena está en la mira mundial por décadas de abusos sin indagar o investigad­os superficia­lmente, pese a que había indicios de veracidad en las denuncias de las víctimas, quienes no fueron protegidas por los sacerdotes, dijo Francisco a la conferenci­a episcopal que convocó a Roma.

Francisco acusó a la jerarquía local de haber destruido pruebas compromete­doras.

No hay plazo para que el Papa acepte todas a sólo algunas de las dimisiones de los obispos por no haber sabido frenar los abusos, que muchas veces no investigar­on o retrasaron años las averiguaci­ones.

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