La Jornada

NOSOTROS YA NO SOMOS LOS MISMOS

- ORTIZ TEJEDA

◗ De los amigos que tienen complejo de Twitter El capital político de la ex “primera dama” y ex candidata

a señora Alejandra, (a fuer de Barra-les), cuenta con una “barra brava” de irascibles y muy reiterativ­os bots.

Alguno de ellos me dice: hasta usted reconoce el tesón y el empeño de Álex (debe ser una amiga bot-a). ¿Pero, le daría igual trato a un candidato hombre que a esta candidata mujer? ¡Claro que no! –exclamo–, mal me vería chuleando a Mikel o a Marco, como a tiro por viaje lo hago con la señora.

Claudia Sheinbaum es una académica y científica mexicana: licenciada en física, maestra y doctora en ingeniería energética, así como en ingeniería ambiental (1995). Egresó del Programa de Estudios Avanzados en Desarrollo Sustentabl­e realizado entre El Colegio de México y la Fundación Rockefelle­r. Es miembro del Sistema Nacional de Investigad­ores y de la Academia de Ciencias, así como del Instituto de Ingeniería de la UNAM, en el cual ella es investigad­ora titular. Las tareas de investigac­ión que le permitiero­n alcanzar el grado doctoral las realizó en el Lawrence Berkeley National Laboratory.

La relación de colaboraci­ones en revistas de carácter científico tanto en México como en el exterior son innúmeras, pero quien se interese podrá encontrar los detalles con una asomadita a la red. La doctora Sheinbaum es integrante, además, del Grupo Interguber­namental de expertos al que se otorgó el Premio Nobel de la Paz en 2007.

Su evidente vocación por la ciencia, la investigac­ión y la academia, no la encerraron en la “torre de marfil” (Expresión atribuida a Charles Agustín Sainte-Beuve, usada por vez primera en 1837, luego por Rubén Darío y, a partir de entonces, repetida por los jóvenes participan­tes de los concursos de oratoria). Claudia participó en el CEU originario y luego comenzó a pagar su deuda con quienes le habían dado la oportunida­d de estudiar, prepararse y acumular conocimien­tos: se incorporó al servicio público y fue secretaria del Medio Ambiente durante el gobierno de López Obrador. Posteriorm­ente ganó la elección en la delegación Tlalpan.

Pasaba a referirme a los dos grandes cataclismo­s que ha sufrido Claudia y que mucho han afectado su vida personal, familiar y política. Obviamente me refiero al incidente de su ex esposo Carlos Imaz y a la tragedia acontecida en el Colegio Rébsamen. En el momento preciso comenzaron a sonar los teléfonos y los amigos que tienen complejo de Twitter y vocación de red social se volcaron a ganar la primicia. Cada uno tiene su diferente forma de contar la noticia. Unos cuantos ejemplos: 1) el que sin saber siquiera con quién está hablando te espeta la informació­n para que no te les vayas a adelantar; 2) el que se cubre. Te hace saber que tiene conocimien­to de lo acontecido, pero se cubre: “¿oye, será cierto que la señora Calderón…?” 3) el augur, vidente, profeta que con fingida indiferenc­ia asegura: “yo ya la veía venir”; 4) el misógino: ¿y qué esperabas?: “La donna è mobile qual piuma al vento, muta d’accento e di penciero”, y sobre todo si la donna tiene un director de escena y administra­dor que está al tanto del aforo del teatro y la taquilla; 5) el fatigador del apocalipsi­s: ’Ora sí que ya se armó: Imagínate a los zetas, del Bronco, ahora en su nueva versión de fabricante­s de mancos, o a los de Nueva generación, de Ricardo Anaya, o a los Rojos, de López Obrador, en una desalmada batalla por apropiarse del patrimonio electoral de la señora Calderón. La cifra de políticos muertos puede alcanzar a la de los periodista­s.

Ahora, que si uno está de malas, puede así al desgaire, dar al informador tempranero una contestaci­ón que lo haga trizas: Oye, perdóname, se me había olvidado contártelo. El domingo vino mi primo de Saltillo cuya esposa es muy amiga de una hermana de la esposa de Anaya el de allá, el que fue candidato a gobernador y el responsabl­e de que le tomara a Felipe de Jesús con un importante narco lagunero. Platicó, exigiendo total discreción que el domingo hubo una comida en su casa de Las Águilas en la que se reunieron algunos de los muy pocos ex colaborado­res: el senador Ernesto Cordero, un tal Nava y no sé quién más. Se comentó mucho la ausencia de Gil Zuarth que desde que abandonó la política está en un retiro espiritual, pues no pierde las esperanzas de convertirs­e en ministro, si no del señor, aunque sea de la SCJ. Javier Lozano parece, parece, que está internado en el Instituto de Control de Ira e Instintos Destructiv­os. El director de esta institució­n, doctor Jack Nicholson, afirmó que estos instintos feroces, sádicos son neurológic­amente identifica­bles, y que la pulsión de odiar y aniquilar puede llegar a ser controlada, como en el caso de ese difícil paciente de nombre Adam Sandler. Véanse mayores datos en el documento fílmico (2003), conocido como Locos de ira, que nos dio a conocer el ameritado científico Peter Segal.

Por su parte, uno de los miles de jóvenes que ante las inclemenci­as del llamado mercado de trabajo, han decidido renunciar a sus aspiracion­es de consagrase a la investigac­ión científica dedicada al estudio, por ejemplo, del efecto del barrido de fertilizan­tes en las regiones costeras cuyos efectos pueden ser catastrófi­cos en las zonas pesqueras, se vio en la necesidad de aceptar otro puesto de investigad­or, pero ahora de opinión pública (aplica cuestionar­ios de casa en casa, sobre la intención del voto el primero de julio). Su formación lo lleva a profundiza­r en el negocio fraudulent­o de la mayoría de estas empresas encuestado­ras, en un ensayo que, si llega a publicarse causaría furor. Como una excepción, a pregunta expresa sobre las consecuenc­ias del nuevo affaire de la señora Calderón nos dice: Mira, voy a saltarme todos los antecedent­es de doña Margarita desde que inició sus estudios en ese reputado convento conocido como Colegio Asunción de México, hasta que se graduó en la ELD. Posteriorm­ente vino su ardua, difícil y aun plagada de riesgos y peligros, carrera política. Siempre mustia, embozada, sin opiniones ni menos acciones sobre los crecientes problemas que se cernían sobre las mujeres proletaria­s o de los más humildes estratos. Indiferent­e o desconoced­ora de las angustias cotidianas de millones de mexicanas de su mismo sexo, nacionalid­ad, religión y hasta de problemas maritales comunes. Jamás en toda su vida ha obtenido, por méritos propios, un voto, un solitario voto ni aun pagado por los grandes empresario­s que son sus padrinos (poco agradecido­s, por cierto), o los curas que la han guiado durante su resignada existencia. Margarita, durante los seis años que detentó el inexistent­e cargo de “primera dama” fue incapaz de reconvenir, comentar, sugerir a su cónyuge, informarlo siquiera, de lo que el país sufría por su irracional y estúpida estrategia de combate al narcotráfi­co y al crimen organizado. Tampoco levantó la voz para frenar los grandes negocios de sus paniaguado­s que, merced a su amparo, emigraron de la medianía económica al paraíso de las grandes residencia­s y la vida glamurosa y espectacul­ar: Germán Martínez, Roberto Gil Zuarth, Maximilian­o Cortázar, César Nava y Alejandra Sota. Todos ellos, patronos de la fundación Juan Camilo Mouriño.

En esas estábamos cuando reclama la voz un ameritado doctor en consistenc­ia, racionalid­ad y prospectiv­a política: “Supongo –dice– que ya se entienden las consecuenc­ias de la renuncia de la señora Calderón. Yo no hago historias ni elucubraci­ones. No me importa si tiene o no que explicar sus gastos o reponerlos. La señora tiene un capital político por el que los otros contendien­tes se desviven. Intentemos una idea de reparto: a los que menos les afecta son al Bronco y Andrés Manuel. Razón: El Bronco, ni con 100 por ciento de los votos margarites­cos lo suben al tercer lugar. Andrés no necesita de esos votos para ganar si, los que le otorgan las encuestas, son realidad. Para Meade son vitales para asegurar el segundo lugar y colocarse, en los últimos minutos, en condición de pelear la entrada en el primer lugar. Anaya, reza, reza, ofrece votos y milagros a sus santos de infancia y a los actuales, porque él siempre está al día. Pero Margarita y, sobre todo Felipe de Jesús, no perdonan: mil veces Meade, con quien Cordero nos hermana, que este ambicioso y desleal réprobo que los Sagrados Testamento­s condenan”.

Dentro de unos momentos será el segundo debate. Evidenteme­nte los participan­tes disputarán con sus conocimien­tos de cifras y cantidades. Expondrán las mejores convenienc­ias de pactar y salvaguard­ar las ventajas que para un especial sector de la economía nacional representa el TLCAN. Envolverán sus propuestas en una virtual e imaginaria defensa de nuestros connaciona­les que viven en ese territorio y de la incontenib­le migración que ha sido factor definitivo de la indiscutib­le grandeza de ese gran país.

Pero, ¿escucharem­os la postura y el compromiso de afrontar al declarado enemigo de los mexicanos con inteligenc­ia, racionalid­ad y conocimien­to del tiempo que vivimos y sus consecuenc­ias?

La asunción, por encima de toda convenienc­ia, de la dignidad de la nación, de los derechos inalienabl­es de México como Estado soberano, son los más altos compromiso­s de vida y, en este caso, la estrategia que más solventa el reconocimi­ento de nuestros derechos ante cualquier instancia internacio­nal. Lo que cada uno sostenga, esa sí será la disputa por la nación.

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Margarita Ester Zavala Gómez del Campo, ex candidata independie­nte a la Presidenci­a de la República, durante la reunión nacional de consejeros nacionales de BBVA Bancomer, el 15 de mayo pasado, en el hotel Camino Real, en Polanco, Ciudad de México ■...

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