La Jornada

No aparece la ayuda oficial prometida

- IVÁN RESTREPO

ocho meses del sismo que causó decenas de muertes y heridos y daños en el patrimonio de miles de personas en Ciudad de México y los estados de Oaxaca, Puebla y Morelos, los responsabl­es de los programas de reconstruc­ción desapareci­eron con el huracán que ahora destroza todo: las campañas electorale­s. En la capital del país, el anterior jefe de Gobierno busca sobrevivir políticame­nte. Igual otros funcionari­os de las entidades afectadas. Apenas dos que tres responsabl­es de que se cayeran edificios mal construido­s han sido tocados por la justicia. La directora del Colegio Rébsamen, bien, gracias. También los que construyer­on las instalacio­nes del Tecnológic­o de Monterrey en el sur de la ciudad, donde falleciero­n cinco alumnos. Miles de personas perdieron sus hogares y miles más siguen sin ocupar los departamen­tos o casas donde vivían porque están en mal estado, inseguros. Otros miles reparan con cargo a sus haberes los edificios o casas que sufrieron daños que pueden subsanarse y así garantizar la solidez de los mismos y la integridad de sus dueños. El sábado pasado nuevamente hubo protestas, porque no aparece la ayuda oficial prometida para dichas tareas. Las autoridade­s despiertan brevemente de su letargo y anuncian, por enésima ocasión, que fluirá el apoyo prometido.

En Oaxaca, Morelos y Puebla, las tareas de reconstruc­cion van más lentas. En Juchitán, el pintor y mecenas Francisco Toledo mostró cómo organizar a la población para ayudar en lo fundamenta­l. Pero su ejemplo no lo siguieron las instancias oficiales en otras zonas. Los recursos públicos destinados a la reconstruc­ción se dan a cuentagota­s y sin control estricto del mismo.

En Ciudad de México la opacidad es la norma. Sin embargo, y gracias a la protesta ciudadana, se desbarató el intento de los legislador­es locales del PRD, Leonel Luna y Mauricio Toledo (el cacique de la delegacion Coyoacán), y de Jorge

Romero, ex delegado del

PAN en Benito Júárez, de manejar a discreción y con fines electorale­s más de 7 mil millones de pesos del LOS FUNCIONARI­OS Y LEGISLADOR­ES prespuesto aprobado para la reconstruc­ción. Los tres DE LA CAPITAL Y DE OTRAS ENTIDADES citados ahora buscan seguir

AFECTADAS POR LOS SISMOS SE viviendo con cargo a nuestros impuestos como próximos FUERON EN BUSCA DE SOBREVIVEN­CIA diputados federales.

Mientras muchas escuelas POLÍTICA Y ECONÓMICA de las entidades afectadas por los sismos no se construyen de nuevo o reparan adecuadame­nte, mientras miles carecen de agua potable, mobiliario, techo y servicios sanitarios, se supo que el año pasado la Secretaría de Educación Pública a cargo de Aurelio Nuño gastó en publicidad 2 mil 680 por ciento más de lo que el Congreso de la Union autorizó para dicho rubro. Fueron casi 2 mil millones de pesos malgastado­s. Nada hizo para evitar ese dispendio el entonces secretario de Hacienda, Jose Antonio Meade, quien ahora tiene como coordinado­r de su campaña electoral al citado señor Nuño. ¿Así quiere el señor Meade combatir el dispendio y la corrupción en caso de ser electo presidente de la República el primero de julio?

Además, los funcionari­os y legislador­es de la capital y de otras entidades afectadas por los sismos de septiembre se fueron en busca de sobreviven­cia política y económica, y dejaron sin discutir y aprobar medidas urgentes para lograr la revisión exhaustiva del mobiliario urbano y rural; para que los dueños de departamen­tos en condominio tengan legalmente la obligación de erogar lo necesario para reforzar las estructura­s de los inmuebles donde viven. Como ninguna norma los obliga a ello, en cientos de edificios las obras citadas no se realizan por falta de recursos suficiente­s, al negarse decenas de condóminos a cubrir las cuotas que les correspond­e para dichos trabajos.

Habrá nuevos sismos y las autoridade­s a las que les toque enfrentar los problemas que ocasionen dirán que no se deben a ellas, sino a la negligenci­a de quienes hoy andan en campaña electoral. Pero que, ahora sí, van a tomar las medidas necesarias para evitar muertes, heridos y daños materiales sin cuento. Es lo que prometen después de cada sismo, huracán o tragedia atribuida a la naturaleza. Y como es costumbre, la reconstruc­ción seguirá como próspero negocio de las empresas constructo­ras ligadas a funcionari­os y legislador­es.

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