La Jornada

Guillermo Ceniceros celebra el resurgimie­nto del muralismo

El museo Cuevas abre muestra por sus 60 años en la pintura

- MERRY MACMASTERS

Para el pintor Guillermo Ceniceros (El Salto, Durango, 1939) el muralismo vive ‘‘una especie de renacimien­to, que no es repentino, sino en forma de tumulto y aún impercepti­ble”.

Según el ex colaborado­r de David Alfaro Siqueiros, con más de 40 murales creados en México y el extranjero, ‘‘hay una nueva actitud de los jóvenes pintores hacia el estudio de lo que es el dibujo, la composició­n, el colorido, el no exceso de abigarrami­ento de los espacios”, explica Ceniceros en entrevista con La Jornada.

Es decir, ‘‘de lo que se debe poner en los murales y lo que es necesario callar. He notado que se revisan ciertos errores, como querer poner todo en un solo espacio. Algunas veces no es sólo de México, sino de otros países.

‘‘La lección –prosigue– se ha aprendido no sólo del muralismo, sino de la propia pintura de caballete. Hay pintores que son de caballete; sin embargo, tienen una visión muralístic­a.

‘‘Uno es Francis Bacon, cuyos cuadros se parecen a los de un pintor muralista; estudia los espacios y sabe muy bien de las zonas de silencio que uno debería aprenderse.”

En la exposición La sombra de lo que va a suceder, que Ceniceros abre hoy en el Museo José Luis Cuevas, con motivo de sus 60 años de pintor –por segunda vez

■ ‘‘Hay una nueva actitud de los jóvenes artistas hacia el dibujo, la composició­n y el colorido, el no exceso de abigarrami­ento de los espacios’’, explica en entrevista con La Jornada ■ Adelanta que tiene la idea de reunir por primera vez en un libro su obra gráfica

expone obra en ese recinto–, tres del medio centenar de obras son de tres por tres metros y simulan un mural.

Esta muestra, a iniciativa de la Lotería Nacional, se montó en la Cámara de Diputados, aunque se han sumado cuadros para el museo Cuevas.

Posteriorm­ente viajará al museo que lleva el nombre de Ceniceros en la capital de Durango. La sombra… es una mezcla de obras recientes y algunas no tanto, aunque no superan 20 años.

El artista, quien cumplirá 80 años en 2019, dice no tener algo planeado –no descarta que sus amigos sí–; además, no le gustan las celebracio­nes ‘‘sobre todo cuando son de un día. Prefiero que sea de todo el año o todo el mes’’.

En contraste, planea ‘‘el trabajo diario, la constancia de ciertos temas de continuar en su elaboració­n al día siguiente, que son los proyectos donde hago ese ensayo de la cotidianid­ad casi como una obsesión. Los ensayos de la composició­n, no tanto del color, porque quizá no sea un pintor colorista, aunque sí uno que utiliza mucho lo gráfico. También me interesa la geometría, y consecuent­emente, los espacios”.

La enseñanza de las bellas artes se ha descuidado

Guillermo Ceniceros ha hecho ensayos gráficos, unos grabados, otros dibujos que ha plasmado en pequeños cuadernill­os. Entonces, existe la idea de hacer un libro de gráfica, el primero de su obra.

Y adelanta: ‘‘Al hacer la selección, uno puede ver que hay ciertos motivos, temas, que uno retoma después de muchos años. Algunas veces uno revisa dibujos que se hicieron hace mucho tiempo y que es la misma inquietud; sin embargo, ya con la experienci­a que da el tiempo y el propio trabajo”.

Aparte de ese proyecto, el artista siempre prepara estudios en dibujos aunque sean de tamaño carta. ‘‘Hago dibujos que se incluirán en ese libro, que son estudios de la composició­n de supuestos murales, al imaginar problemas de composició­n. Los pongo en papel.”

En estos tiempos electorale­s, Guillermo Ceniceros pide a los candidatos recordar que la cultura existe y ‘‘no la analicen muy por encima porque es algo muy profundo. México siempre ha estado imbuido en la cultura, desde tiempos prehispáni­cos. Por cultura se entiende todo, desde la planeación de una ciudad, su arquitectu­ra, el respeto a la naturaleza, el agua, los ríos. El uso de tantos recursos que tiene este país a veces no está encaminado a lo que antes era de vital relevancia. Aparte de la cultura, también está la educación que comprende la enseñanza de las bellas artes, disciplina­s que se han descuidado bastante; no se les da la importanci­a que deben tener”. –¿Cuál sería el justo medio? –No lo sé, pero sí que hay pintores que han sido muy activos en su trabajo por cuestiones de becas. En los casos de Esther González (su esposa y también artista) y mío jamás hemos tenido alguna beca porque así nos acostumbra­mos. Cuando montamos una exposición en el extranjero todo corre por nuestra cuenta.

(El Museo José Luis Cuevas se ubica en Academia 13, Centro Histórico.)

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