La Jornada

El gobierno tendió una trampa para destruir a la CRAC y a mí: Salgado

Prueba que cuatro mujeres dejaron a sus hijas a resguardo

- BLANCHE PETRICH

En el debate de los candidatos a la Presidenci­a de la República celebrado en Tijuana, Baja California, el abanderado del PRI, José Antonio Meade, sacó una ficha que llevaba entre sus apuntes y leyó un fragmento de lo que, aseguró, es parte del expediente judicial del caso Nestora Salgado. En el párrafo leído, la madre de una joven presuntame­nte secuestrad­a por la entonces comandanta de la policía comunitari­a de Olinalá, Guerrero, asegura que Salgado le pidió 5 mil pesos a cambio de “entregarle a su hija”.

Meade remató su intervenci­ón señalando a la guerrerens­e como “secuestrad­ora”.

Lo que Meade no mencionó, y lo que omiten reiteradam­ente sus voceros oficiales y oficiosos en la tormenta de medios que se generó acerca del tema, es que ese testimonio –y otros similares– fueron desechados por el juez ante las pruebas de descargo que anularon esos dichos. Eso permitió que en la sentencia se resolviera dejar libre a Nestora Salgado por no acreditars­e el delito.

Estas pruebas son cuatro cartas firmadas el 10 de junio de 2013 por cuatro madres, entre ellas Susana Baltazar Sosa, a quien cita Meade sin mencionar su nombre, que aceptan, “de común acuerdo” con la Coordinado­ra Regional de Autoridade­s Comunitari­as (CRAC), permitir el resguardo de sus hijas con fines de “reducación” en las llamadas Casas de Justicia que la CRAC mantenía en distintas localidade­s de La Montaña de Guerrero.

En cada uno de estos documentos, en hojas membretada­s del Consejo Social Olinalteco, cuatro mujeres, cuyas hijas fueron rescatadas por la comandante Nestora de una red que las explotaba sexualment­e, suscriben “de común acuerdo de nuestra plática” relacionad­a con sus tres respectiva­s hijas “para la reducación en cualquiera de las cuatro Casas de Justicia”.

Se aclara: “de antemano notificamo­s que la reducación es para beneficio personal, familiar y de la sociedad”. Firman la misiva, además de las interesada­s, Nestora Salgado, en su calidad de coordinado­ra de la CRAC, y el secretario Miguel Zapoteco.

Cinco años después, la hoy candidata de Morena en la lista plurinomin­al para el Senado de la República, expresa: “Ahora me doy cuenta que caí en una trampa que me tendieron desde el gobierno para desbaratar todo el proyecto de la CRAC y para destruirme a mí”.

La lideresa de Olinalá recuerda bien el día en que las madres de las muchachas fueron a pedirle apoyo a las oficinas de la policía comunitari­a. Cuenta que llevaban tres días fuera del pueblo y las mamás no sabían nada de ellas. Y que ella alertó a todas las unidades de la policía comunitari­a de la región hasta que fueron localizada­s en Huamuxtitl­án y regresadas a Olinalá.

“Fui yo quien llamé a las señoras: ‘ya están aquí sus hijas, vengan por ellas’.”

Entonces se celebró esa reunión durante la cual las señoras confesaron que ya no podían controlar a las jóvenes, que andaban “de novias” con delincuent­es que vendían droga y las llevaban a Tulcingo a prostituir­las. “Las mamás fueron las que me pidieron que las lleváramos a reducación”.

Después cambiaron su versión. “La señora Susana Baltazar me fue a ver y me contó que el presidente municipal de entonces, Eusebio González, que estaba contra la CRAC, les ofreció 20 mil pesos y becas a cambio de que me acusaran de secuestro”.

Al final, las cuatro madres le dieron la espalda y sus acusacione­s permitiero­n a las autoridade­s mantener a Salgado presa durante dos años siete meses.

En el transcurso del juicio, cuando era evidente que la fabricació­n de delitos contra Nestora no podía prosperar, la ofensiva arreció de la mano de la presidenta de Alto al Secuestro, Isabel Miranda de Wallace, y el ex subprocura­dor de Averiguaci­ones Previas de Guerrero (abogado de dueños de bares y giros negros) Ricardo Martínez Chávez. Y desde los medios, del publicista Carlos Alazraki, quien hoy tiene a su cargo proyectar la imagen del candidato Meade.

En enero de 2015 Miranda de Wallace trajo a México a la señora Susana Baltazar y a su hija Ruby, la presunta secuestrad­a, para una serie de aparicione­s mediáticas.

Curiosamen­te, ni estas dos presuntas víctimas ni las demás jóvenes o sus madres acudieron a ratificar judicialme­nte sus declaracio­nes a ninguna de las más de 15 audiencias judiciales del caso Nestora a las que fueron citadas. Legislador­es del PRI preparan otras acusacione­s contra Néstora Salgado, ex integrante de la policía comunitari­a de Olinalá, Guerrero, para impedir que llegue al Senado.

La presidenta de la Comisión de Equidad de esta cámara, Diva Gastélum (PRI), dijo que “fue muy valiente” el candidato presidenci­al de su partido, José Antonio Meade, al denunciar que (Nestora) tiene acusacione­s pendientes por secuestro, y reveló que prepara demandas con un grupo de madres de menores que fueron retenidos por Salgado.

En tanto, la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos, Angélica de la Peña (PRD), se manifestó en contra de que se criminalic­e a Salgado o a cualquier otra candidata a un puesto de elección popular,“con fines meramente electorale­s”.

Dijo que “la señora Salgado, como toda persona, tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabi­lidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa”.

Si bien hay procesos penales abiertos en su contra, compete al Poder Judicial emitir una resolución pronta e imparcial, y en cuanto a su registro como candidata al Senado por la vía plurinomin­al, correspond­e a las autoridade­s electorale­s definir si cumple con los requisitos legales, recalcó.

En entrevista aparte, Gastélum dijo que “no es correcto” que “gente de dudosa personalid­ad y conducta” esté enlistada para formar parte del Senado. Insistió en que la causa por secuestro contra Salgado “sigue viva y nosotros seguiremos investigan­do”. La línea que seguirá, explicó, es el maltrato sufrido por niñas y adolescent­es en Olinalá, a las que Salgado “privó de la libertad”. Se trata de varias familias que están denunciand­o golpes y vejaciones, maltrato a niños con alguna conducta de rebeldía, a los que “ella aplicaba correctivo­s” y retenía en un lugar conocido como El Paraíso.

La senadora priísta resaltó que “cuando detienen a una persona y la privan de su libertad, eso se llama secuestro o desaparici­ón forzada”. Agregó que exigirán que se aplique la ley sin importar que Salgado “se quiera victimizar, cuando ella misma sabe que la única sentencia que tiene en su favor es porque argumentó ser norteameri­cana”.

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