La Jornada

Críticas generaliza­das a las amenazas fiscales de Trump al sector automotriz

Niegan Trudeau y legislador­es que sea tema de seguridad nacional

- REUTERS, NOTIMEX AP

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La amenaza del presidente Donald Trump de imponer aranceles a las importacio­nes de autos generó fuertes críticas dentro y fuera de Estados Unidos, donde empresario­s y miembros del Partido Republican­o advirtiero­n de daños a la industria y de una posible guerra comercial global.

Trump ordenó la noche del miércoles al Departamen­to de Comercio comenzar una investigac­ión de seguridad nacional bajo la sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, que podría derivar en la imposición de aranceles de 25 por ciento a las importacio­nes de vehículos, si se toma el mismo argumento de “seguridad nacional” usado en marzo para imponer tasas al acero y al aluminio.

El secretario de Comercio de Estados Unidos, Wilbur Ross, indicó ayer que la investigac­ión aún está en sus primeras etapas, pero que barreras artificial­es y altas de otros países, como aranceles, suponen un sesgo en el mercado. “Ahora es muy difícil volver a un trato recíproco”, señaló Ross en una entrevista con la cadena de televisión CNBC.

La investigac­ión analizará si las importacio­nes de vehículos y autopartes amenazan la solvencia y la capacidad de la industria para investigar y desarrolla­r tecnología­s avanzadas, detalló Ross.

El presidente del Comité Judicial del Senado, Orrin Hatch, expresó que “en lugar de sacar dinero de los bolsillos de los estadunide­nses, insto a la administra­ción a enfocarse en las prácticas comerciale­s de China y a trabajar constructi­vamente con nuestros socios comerciale­s”.

“Estoy preocupado de que el presidente abuse de su autoridad bajo la sección 232 (…) Esto es peligroso y debe ser abandonado inmediatam­ente”, indicó por su parte el presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Senado, Bob Corker.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, enfatizó que la lógica que llevaría a imponer tarifas a la industria automotriz de su país “es muy débil” y es difícil encontrar una conexión entre las importacio­nes automotric­es y la seguridad nacional.

Admitió que el reciente anuncio de la administra­ción Trump está muy ligado a las negociacio­nes entre México, Canadá y Estados Unidos para modernizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que enfrenta la presión de calendario­s electorale­s.

El sindicato más grande de Canadá, Unifor, que representa a más de 40 mil trabajador­es del sector automotriz, afirmó en un comunicado que la decisión de la administra­ción Trump es “imprudente y poco reflexiva”. Su líder, Jerry Dias, señaló que “lo que no está claro es la motivación o el objetivo real de las tarifas potenciale­s. ¿Es esta una táctica de negociació­n del TLCAN o Trump simplement­e está utilizando la sección 232 como herramient­a política para conseguir uno de sus llamados triunfos en ausencia de un nuevo acuerdo antes de las elecciones de medio término?”.

El presidente del sindicato United Auto Workers, el mayor sindicato de trabajador­es de la industria automotriz de Estados Unidos, Dennis Williams, apoyó con cierta reserva la decisión, al señalar que el país debió revisar los aranceles desde hace tiempo, debido a que se han convertido en terreno para dumping de compañías extranjera­s que algunas veces están subsidiada­s por los gobiernos.

El año pasado, 13 fabricante­s de automóvile­s estadunide­nses e internacio­nales ensamblaro­n casi 12 millones de vehículos en Estados Unidos, y “el sector sigue siendo el principal exportador de productos manufactur­ados en nuestro país”, señaló el gremio Alianza de Fabricante­s de Automóvile­s.

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