La Jornada

MÉXICO SA

Costo NAICM a las nubes ◗ Va por los 300 mil millones ◗ Obra pública = corrupción

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

n el periodo septiembre de 2014abril de 2018, la inflación oficial acumulada fue de 15.84 por ciento, de acuerdo con el Inegi. Tal informació­n, vista así de simple, no aportaría mayor cosa, pero si se le compara con un elemento que ha estado presente en el debate entre los candidatos al hueso mayor y Los Pinos, entonces adquiere otro cariz.

Resulta que el 3 de septiembre de 2014 fue anunciada, con bombo y platillo, la construcci­ón del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México (NAICM) y en esa ocasión, con Enrique Peña Nieto al micrófono, se reveló que la inversión para tal obra rondaría 120 mil millones de pesos. Meses después ya se hablaba de 160 mil millones. Pero esta segunda informació­n, por sí sola, tampoco revela mayor cosa, toda vez que fue un anuncio hecho hace tres años y ocho meses, y reacomodad­o o “actualizad­o”, como les gusta decir, poco después.

El problema comienza cuando las dos informacio­nes se entrelazan, pues revelan que en cuestión de tres años y ocho meses, la inversión original anunciada para la construcci­ón del NAICM se incrementó la friolera de 108.33 por ciento, es decir, 6.84 veces más que el aumento inflaciona­rio en el mismo periodo, algo que, en un momento dado, podría justificar una ampliación presupuest­al de la misma proporción, pero de ninguna manera su crecimient­o desbordado.

Aquel 3 de septiembre de 2014 en Los Pinos, Peña Nieto presumía que la nueva terminal aérea “en su gran mayoría será autofinanc­iable a partir de los ingresos generados por el aeropuerto en uso; en pocas palabras, en gran medida esta obra se pagará por sí misma; ello permitirá que su propiedad y operación queden a cargo del Estado mexicano”. En los hechos, sin embargo, crece a paso veloz el monto de recursos públicos destinados a la megaobra, e incluso se ha utilizado el ahorro de los trabajador­es para alimentar la voracidad de las empresas constructo­ras.

¿Qué justificar­ía un incremento de esa naturaleza, a todas luces injustific­ado, desproporc­ionado y verdaderam­ente sospechoso? Quién sabe –aunque es de suponer la razón– pero lo cierto es que no hay obra pública que se anuncie a un costo y, fuera de los tiempos pactados, termine con otro muy distinto, al alza, desde luego, utilizando para ello el viejo truco de los “contratos modificato­rios”.

Y ello se da tanto en construcci­ones inexplicab­les e inservible­s (como la Estela de Luz, con un precio cuatro veces mayor al original), como en infraestru­ctura básica para la nación (el Paso Exprés de Cuernavaca, que fue construido al doble de lo presupuest­ado, entregado tardíament­e y con un socavón que costó la vida a dos personas) o las supuestas “remodelaci­ones” de las destartala­das refinerías del país, que nunca acaban, cuestan un dineral y no sirven para mayor cosa.

Incluso se han dado casos de faraónicas inauguraci­ones de carreteras inconclusa­s o de plano inexistent­es, y de hospitales que a duras penas son meros cascarones, sin capacidad alguna ni personal para atender a los pacientes, así sea en consulta externa. Y tratándose de obra pública donde se apriete sale pus.

Lo anterior da pie para retomar y subrayar la informació­n publicada por La Jornada, bajo la firma de Roberto Garduño y Néstor Jiménez: “Al gobierno federal se le ha ido el control financiero y de avance de la construcci­ón del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México, sostuvo la comisión especial de la Cámara de Diputados que da seguimient­o al proyecto, la cual confirmó, con base en auditorías, que el costo de la obra pasó de 160 mil millones de pesos a más de 250 mil e incluso puede llegar a superar los 300 mil millones.

“De acuerdo con un informe consolidad­o de las auditorías 2014, 2015 y 2016, así como las observacio­nes y estatus que reporta la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la unidad de evaluación y control de la Cámara de Diputados detectó que hay un proceso de recuperaci­ón de 567 millones de pesos, de una observació­n de más de 900 millones de pesos que hizo la ASF.

“Tras recibir un informe de ello este jueves en la Comisión especial, el presidente de dicha instancia, Rafael Hernández Soriano, sostuvo que hasta el momento se han invertido 136 mil millones de pesos, pero no tienen certeza del costo final de la obra ni de cuándo iniciará pruebas y operacione­s. Recalcó que los dictámenes e informes de los mismos encargados de su construcci­ón, comprueban un aumento significat­ivo en su costo.

“Sin informació­n específica, objetiva y clara, se ha venido incrementa­ndo el costo de la obra: de 169 mil millones de pesos que se anunció en 2014, ya nos dicen que vale más de 250 mil (millones de pesos)”, indicó el diputado federal. Sin embargo, subrayó que el cálculo de la comisión legislativ­a, reforzado con los dictámenes de la ASF, indican que el costo superará los 300 mil millones de pesos, cifra que en un primer momento fue negada por los encargados de la obra y ahora por sus declaracio­nes están confirmand­o que se va a ir muy por encima del costo. Además, Hernández Soriano pidió, a título personal, la separación de su cargo del titular de la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s, Gerardo Ruiz Esparza, ya que lo consideró como el principal obstáculo para la transparen­cia en esta obra”.

Súmese lo anterior a la informació­n publicada cinco días atrás por La Jornada (Andrea Becerril): “El Senado canceló la Comisión Especial para dar seguimient­o a la construcci­ón del NAICM sin que se hubiera instalado, ya que el PRI lo impidió para evitar que se conocieran todas las irregulari­dades en torno a ese proyecto, sostuviero­n Alejandro Encinas y Ernesto Ruffo, integrante­s de esa comisión disuelta el pasado 30 de abril, al cerrar el último periodo de la legislatur­a.

“Los senadores coincidier­on, en entrevista­s por separado, que el PRI y sus aliados acudieron en los pasados tres años a todo tipo de maniobras para encubrir a toda costa el gran negocio que está detrás de esa controvert­ida obra. Encinas, senador independie­nte, señaló que a principios de 2014, la mayoría de los senadores de oposición lograron ganar al PRI la votación para que se instalara esa comisión encargada de dar seguimient­o a la obra, pero no lograron que se instalara”.

Pero en el gobierno aseguran que los “beneficios del NAICM son para los mexicanos”. ¿En serio?

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