“Inapropiada” una reunión, ante la ira del régimen norcoreano: Trump
Denuncia el mandatario estadunidense que la FBI “infiltró” a un espía en su campaña
El presidente Donald Trump libró dos ataques, uno externo al cancelar la cumbre con Corea del Norte (incluida una amenaza de guerra nuclear), y otro interno, contra los investigadores de su Departamento de Justicia.
Trump notificó a su contraparte norcoreana, Kim Jong-un, en una carta, la cancelación de la cumbre programada para el 12 de junio, y advirtió que las fuerzas militares estadunidenses “están listas, si es necesario”.
En la carta afirmó que como resultado de la “tremenda ira y hostilidad abierta” en recientes declaraciones del régimen norcoreano, es “inapropiado” sostener la reunión. Aparentemente, esto es en referencia a críticas norcoreanas por comentarios del vicepresidente Mike Pence y de otros funcionarios que advierten que Corea del Norte podría convertirse en la próxima Libia (donde después de ceder su programa nuclear, ese régimen fue derrocado, y su líder, Muammar Kadafi, asesinado en una intervención apoyada por Estados Unidos y otros países).
La decisión de Trump, que algunos calificaron de “impulsiva”, anuló el tono mesurado que había inyectado optimismo sobre un posible acuerdo y marcó un retorno a la retórica agresiva del año pasado, junto con la interrogante dentro y fuera de Estados Unidos sobre si existe o no una estrategia, o por lo menos un próximo paso.
Trump indicó que aún tiene esperanzas de programar otra cumbre y dejó claro que eso estaba en manos de los norcoreanos, si es que deseaban proceder hacia un “diálogo constructivo”, mientras informó que se impondrán “las más severas sanciones” a ese país en los próximos días.
Y aunque comentó que “nadie debería estar ansioso”, amenazó, en su carta dirigida a Kim: “tú
El magnate presume sus “poderosas capacidades nucleares” y dice que reza para no utilizarlas
hablas de tus capacidades nucleares, pero las nuestras son tan masivas y poderosas que rezo ante Dios que nunca tengan que ser empleadas”.
En el flanco doméstico, Trump ha desatado un feroz ataque para descarrilar y descalificar las investigaciones que se desarrollan en torno a la Casa Blanca. Esta semana exigió una contrainvestigación sobre la que realiza el Departamento de Justicia respecto de la injerencia rusa en las elecciones y la posible colusión de su campaña. Según las reglas tradicionales, un presidente no debe entrometerse personalmente en ninguna investigación federal para no dañar la autonomía de indagaciones federales y evitar que sean politizadas.
De hecho, legisladores republicanos han advertido a la Casa Blanca que el presidente debería evitar interferir personalmente en la investigación, ya que eso provoca comparaciones con Watergate, cuando Nixon atacó a los investigadores e intentó obligar al Departamento de Justicia a frenar las pesquisas.
En el transcurso de esta semana, Trump reiteró que esta investigación es una “cacería de brujas” llevada a cabo por el “estado profundo criminal” y acusó –sin ninguna evidencia– que al inicio de ésta, la FBI infiltró un “espía” en su campaña electoral con fines políticos; o sea, en su contra. Con ello, bautizó el “escándalo” que está intentando crear con esta acusación para descalificar la investigación como Spygate0.
Este jueves, en un tuit, el presidente acusó que esa investigación “está empezando a parecer uno de los escándalos políticos más grandes de la historia”.
Este jueves, en un acto que algunos califican de desastre, el Departamento de Justicia, la FBI y oficiales de inteligencia cedieron ante la demanda del presidente y mostraron a un grupo de legisladores federales documentos clasificados sobre los contactos de un informante secreto de la FBI con oficiales de la campaña electoral de Trump.
El uso de un informante –en este caso un académico experto en inteligencia– es común en este tipo de investigaciones, y expertos han señalado que de hecho la intención de la FBI era la opuesta justo de lo que ahora acusa el presidente, y que se trataba de no dañar la campaña de Trump al mantener todo esto secreto.
Trump aseguró el miércoles que los legisladores averiguarán por estos documentos “que sucedieron muchas cosas malas” y que si aparece lo que él sospecha, “nunca habrá habido algo como esto en la historia de nuestro país”.