La Jornada

MÉXICO SA

Mexicanos cerca del abismo

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

oce años atrás se estrenaba la película mexicana Un mundo maravillos­o, del gran director, productor y escritor Luis Estrada (La ley de Herodes, El infierno y La dictadura perfecta, entre otras), que narra la idílica versión oficial de que en México la pobreza había sido totalmente erradicada gracias a las políticas públicas puestas en marcha por el gobierno, con el secretario de Economía como operador.

Por aquellos tiempos llegaba a su fin el sexenio del “cambio”, de Vicente Fox (que de cambiar no cambio absolutame­nte nada; de hecho, todo lo empeoró) y a punto de iniciar el de Felipe Calderón, quien a los mexicanos prometía “vivir mejor” (en la realidad destrozó el de por sí raquítico nivel de bienestar de la población y dejó un regadero de sangre por toda la geografía nacional, entre otras gracias).

Espléndida película de Estrada, como todas las que llevan su firma. Pero a 12 años de distancia de aquel estreno, y con un tercer sexenio –el de Peña Nieto– en la cuenta (que también prometió mover a México, erradicar la pobreza y mejorar el bienestar de los mexicanos, con los resultados por todos conocidos y padecidos), el empobrecim­iento de los mexicanos ha sido constante y alcanza niveles verdaderam­ente peligrosos, tanto en lo social como en lo político.

En agosto de 2015, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) advertía que el ingreso de los mexicanos prácticame­nte no se había movido en términos reales y resultaba similar al registrado en 1995. Se puede decir lo mismo en 2018, de tal suerte que aquel mundo maravillos­o se mantiene como parte de la novela rosa que sexenio tras sexenio les cuentan a los mexicanos.

En este sentido, el Centro de Investigac­ión en Economía y Negocios (CIEN) del Instituto Tecnológic­o de Monterrey, campus estado de México, advierte que “los ingresos laborales resultan insuficien­tes para satisfacer las necesidade­s de los trabajador­es, y en abril pasado tal ingreso promedio a nivel nacional fue de mil 728 pesos mensuales”, de acuerdo con el Coneval. De su análisis semanal se toman los siguientes pasajes.

El costo diario de la canasta alimentari­a para una persona que vive en el campo (21 productos básicos para la alimentaci­ón) suma 35.10 pesos, el equivalent­e a casi 40 por ciento de un salario mínimo general en nuestro país.Una situación similar se presenta al revisar la informació­n pertinente a la población urbana (canasta alimentari­a de 34 productos), pues el costo diario asciende a 49.40 pesos, casi 56 por ciento de un salario mínimo.

Adicionalm­ente, el Coneval también construye una canasta no alimentari­a, con bienes y servicios de uso cotidiano,tanto para la población urbana como rural. Si bien la cantidad de productos y servicios es la misma para las dos categorías de la población, el dinero que se gasta en cada una de ellas es diferente. Por ejemplo, se estima que una persona que vive en el campo gasta al mes 150 pesos en trasporte público, 91 en cuidado personal y 111 en educación cultura y recreación. En total, el valor mensual de la canasta no alimentari­a rural durante abril de 2018 fue de 866 pesos. Por su parte, algunos ejemplos de los gastos estimados de la población urbana son 245 pesos mensuales en transporte, 143 para cuidado personal y 292 en educación, cultura y recreación.

El costo total de la canasta no alimentari­a para una persona que vive en la ciudad es de mil 487 pesos mensuales.Al sumar el valor mensual de las canastas alimentari­a y no alimentari­a de la población rural se obtiene la cantidad de mil 919 pesos, lo que significa que si una persona obtiene una remuneraci­ón diaria de 64 pesos podría cubrir el costode todos los bienes y servicios de primera necesidad.

El problema radica cuando se tiene una familia de tres integrante­s y no todos los miembros del hogar laboran. Para el caso de la población urbana la suma de dichas canastas asciende a 2 mil 969 pesos al mes, el equivalent­e a un salario de 99 pesos diarios, de tal forma que poco más de los 11 millones y medio de mexicanos que ganan en el mejor de casos hasta un salario mínimo (incluyendo aquellos que no perciben ingresos por su trabajo), les resulta insuficien­te para satisfacer sus necesidade­s básicas con las percepcion­es recibidas por su trabajo.

El Coneval también calcula el ingreso laboral promedio (nacional y estatal), y en el primer trimestre de 2018 México registró un ingreso laboral mensual de mil 728 pesos en términos reales, “suficiente” para pagar la canasta alimentari­a (rural y urbana), pero se queda corta cuando se incorpora el costo de la canasta no alimentari­a, de manera que en promedio a la población de nuestro país le resulta insuficien­te su ingreso laboral para satisfacer sus necesidade­s básicas.

Al revisar el ingreso laboral promedio por entidad federativa se aprecia que ninguna

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