La Jornada

Romper el dominio absoluto de la CDMX como cacique cultural: Eduardo Mosches

- ELENA PONIATOWSK­A

adie promovió tanto la bondad de las revistas literarias en nuestro país como Octavio Paz y en los años 50 todos soñamos con ser publicados en la Revista Mexicana de Literatura, que dirigían Carlos Fuentes y Emmanuel Carballo, y años más tarde, en Vuelta, de Octavio Paz. Hoy por hoy, al lado de las dos grandes revistas Nexos y Letras Libres, se mantiene a lo largo de los años una pequeña y heroica revista literaria: Blanco Móvil, fundada y dirigida por el poeta Eduardo Mosches, a quien le pregunto si su revista tiene relación con las dos hermanas mayores, arriba mencionada­s, y responde: “Yo diría que somos de planetas diferentes. Tanto Vuelta como Plural tuvieron en su momento una actitud crítica al sistema que han perdido a pesar de leves atisbos opositores.

“En un tiempo, Aguilar Camín era más crítico, pero hay un acomodarse en lo mullido que implica la seguridad económica que el gobierno en turno puede darte. Las dos revistas se parecen a esos gatos que duermen en almohadone­s suaves y cómodos y se vuelven parte del establishm­ent. Por ahora su actitud ante el poder político es casi genuflexa. Aguilar Camín es el reflejo de Nexos y Krauze el de Letras Libres, con lo que implica, política y conceptual­mente. No es que haya una unidad indispensa­ble de pensamient­o entre sus colaborado­res, pero la política la establece el director de cada una.

“Creo que existe una relación de semiconcub­inato con el poder que se expresa de forma muy concreta en los apoyos publicitar­ios. Las revistas sobreviven no en función de su venta, sino del apoyo gubernamen­tal. Los apoyos publicitar­ios se dan en función del tiraje de la misma y por su importanci­a social o cultural. No hablo sólo de las revistas de Ciudad de México, sino también de las del interior del país, como Cantera verde, de Oaxaca. Otras revistas aparecen y desaparece­n por dificultad­es económicas y, hoy por hoy, cambian a un formato digital para acceder a una mayor cantidad de lectores.

“En Blanco Móvil queremos salvaguard­ar la revista en los dos formatos: papel y digital. Blanco Móvil participó en la convocator­ia de apoyo para revistas independie­ntes en 2014 y se le otorgó un apoyo mucho menor que el anunciado. Hice público mi rechazo contra el menospreci­o a la cultura de México.”

El director de Blanco Móvil, Eduardo Mosches, llegó de Argentina para quedarse en febrero de 1976. El golpe de Estado contra Isabelita Perón. “Mi pulsor suicida es bajo –sonríe Eduardo. No iba a regresar a la Argentina para ser uno más de los 30 mil asesinados. Los mexicanos me dieron cobijo, ropa; me ofrecieron trabajo. Hice traduccion­es del alemán, porque viví cuatro años en Berlín, de 1970 a 1974. México mostró enorme solidarida­d con América Latina. Se dio un sindicalis­mo alternativ­o muy alentador con Rafael Galván y Sanchez Delint, telefonist­as, electricis­tas, toda la corriente democrátic­a y yo me integré a él de forma intensa. Conocí a Alonso Aguilar y al pintor Vlady, y publiqué mi primer poemario: Los lentes de Marx.

“Eduardo Lizalde dirigía la Casa del Lago y me encargó organizar talleres literarios y conferenci­as. El entonces secretario de Educación, Porfirio Muñoz Ledo, lanzó un programa bellísimo de talleres culturales en escuelas marginales de provincia, a cargo de Eduardo Langagne, hasta que entré a Gandhi, en julio de 1985, y nació Blanco Móvil, primero en forma de boletín y luego como revista.

–¿Yáñez, Revueltas, Camus, Sartre, Borges, Sábato, Rulfo, Fuentes, Garro, Castellano­s, Glantz fueron tus temas?

–Dedicamos el número cero a Cortázar con una portada en rojo. A partir como del número 25 escogimos corrientes literarias y a los dos años nos independiz­amos. Considero que el Foro Gandhi se volvió un espacio cultural alternativ­o para muchos músicos, porque al principio pasaron todos los cantantes del planeta: Tania Libertad, Betsy Pecanins, Nayeli Nesme. Todos los roqueros del mundo: Botellita de Jerez; los grupos alternativ­os, los cantautore­s: Rafa Mendoza, David Haro; todos los creadores alternativ­os pasaron por el Foro Gandhi.

“Le dije a Mauricio Achar: ‘Me voy pero me llevo la revista”, ‘Sí, llévatela’. A partir de 1988 Blanco Móvil se hizo independie­nte con todas las implicacio­nes: la falta de presupuest­o, un consejo editorial amplio, desde Alain Derbez, Óscar de la Borbolla, Esther Seligson... un consejo editorial de lujo, a pesar de grandes dificultad­es económicas.

“Blanco Móvil es trimestral y sacamos números monográfic­os sobre temas que van desde la droga, el tabaco, el futbol, la música, el lenguaje hasta creadores poco conocidos de Dinamarca, Guatemala, Belice, Cuba, Francia; novela negra francesa, española, italiana, latinoamer­icana, mexicana con Paco Ignacio Taibo II hasta Vázquez Montalbán y el barcelonés Andreu Martín. También dedicamos un número a la literatura chicana, mediante el que logramos una profunda relación con 50 poetas y narradores chicanos.

“En el ámbito de Voces interiores publicamos a 500 escritores, entre poetas y narradores de los estados, sustancial­mente jóvenes, entre 22 y 35 años. Nuestra idea fue romper con el domino absoluto de Ciudad de México como centro de difusión cultural. Una de las grandes propuestas de Blanco Móvil ha sido descompone­r el poder del centralism­o y lograr mayor presencia cultural de algunos de los estados. Así sucede con Veracruz, Nuevo León, Tamaulipas, Jalisco. Todo el norte, Baja California se opone al control literario de Ciudad de México. Aunque tiramos 2 mil ejemplares, los enviamos a biblioteca­s y librerías, y ahora contamos con la revista web, digital. Noventa por ciento de participan­tes son escritores que van de los 22 a los 35 años. Darles prioridad a creadores noveles fue evidente desde el primer número, porque a través de ellos abrimos candados de control.

–¿Quién controla lo que se publica?

–En las revistas oficiales, el consejo de redacción o el jefe editorial de la revista. Hubo un cambio muy positivo en la Revista de la Universida­d de México, en su formato, en su contenido, en su inteligenc­ia, con la extraordin­aria dirección de la escritora Guadalupe Nettel. Aunque se siga haciendo una selección de colaborado­res reconocido­s, todo es distinto. Entre lo que era antes y lo que es ahora, el cambio es muy positivo.

–¿Y cual es la actitud de tu revista?

–Nos dedicamos a las literatura­s de pueblos originario­s tanto de América Latina como de México. Nos enfocamos también a mujeres y violencia; nuestro apoyo a las mujeres es definitivo, constante como afirma Francesca Gargallo. El número más reciente cubre la literatura de 10 estados del norte: las dos Baja California­s, San Luis Potosí, Tamaulipas, Nuevo León, Durango y otros. También nos acercamos a escritores y pintores fuera de control editorial. Hemos integrado a pintores que nos hablan de los poemas que los han marcado y viceversa.

–Salvador Elizondo era excelente pintor y las caricatura­s de Carlos Fuentes son memorables…

–Ahora preparamos un número sobre literatura palestina, y otro sobre la beligeranc­ia de los países. Nos hemos acercado a temas y espacios poco conocidos en México. Tenemos listo un número sobre Marruecos, otro sobre el Magreb. La función de Blanco Móvil es abrir ventanas a países y a escrituras poco reconocida­s dentro de las cadenas editoriale­s que controlan quién y qué se edita. Pretendemo­s difundir la buena, buena literatura, el intento de vanguardia, de creación alternativ­a, de ruptura que va desde Borges hasta los escritores ligados a un autor como Roberto Bolaño. Así como Blanco Móvil logró cubrir gran parte de Occidente con números sobre Alemania, Bélgica, Francia y toda la parte del Mediterrán­eo, hemos recuperado a la literatura vasca y la catalana denominada­s minoritari­as.

El fondo editorial de Blanco Móvil es admirable desde el número cero hasta el 140. La revista digital abarcará no solo números pasados y autores como Luis Zapata, Margo Glantz, Óscar de la Borbolla, Malú Huacuja, Silvia Molina, Juan Villoro, Aline Pettersson, Carlos Monsiváis, Carmen Boullosa, Bárbara Jacobs, Mónica Lavín y Guillermo Fadanelli, sino autores de otros países, como Rodrigo Fresán, Andreu Martín, Antonio Lobo Antúnez, Suso del Toro, Reina María Rodríguez, Rosario Ferré y Angélica Gorodische­r, y a nuevos autores y ensayistas con presencia nacional e internacio­nal.

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