La Jornada

El gasto gubernamen­tal en ciencia y tecnología

- JAVIER FLORES

no de los temas que enfrentará el próximo gobierno de la República es el financiami­ento de la ciencia y la tecnología. Sea quien sea el que gane la Presidenci­a o la mayoría en la Cámara de Diputados, tendrá que definir con claridad su postura sobre el nivel de la inversión en estas áreas y su papel en el desarrollo futuro del país. Hasta ahora, alcanzar uno por ciento del producto interno bruto (PIB) ha sido la meta establecid­a en las leyes General de Educación y de Ciencia y Tecnología, aunque es un objetivo siempre postergado y un recordator­io vergonzoso de una obligación que no se cumple.

El licenciado Enrique Peña Nieto ofreció ese uno por ciento hace seis años como candidato electo. Todos entendimos (incluido el propio Peña) que se refería al gasto del gobierno federal en ciencia y tecnología. Luego la versión se cambió. El titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, doctor Enrique Cabrero, tuvo que salir a explicar que en realidad lo que quiso decir el Presidente era que se trataba de la meta para el Gasto en Investigac­ión y Desarrollo Experiment­al (GIDE) integrado por la inversión gubernamen­tal y la privada, algo muy extraño, pues nadie puede hacer una promesa transfirie­ndo la responsabi­lidad a otros. Ante el incumplimi­ento, la versión se tuvo que modificar de nuevo para decir que el anhelado uno por ciento en realidad era una “meta aspiracion­al” y ahí quedó todo.

Con los años esa meta, que era una recomendac­ión de los organismos internacio­nales para los países como el nuestro, ha sido rebasada por la realidad, pues para naciones con un desarrollo intermedio, como al que aspira México, el gasto en ciencia y tecnología debería situarse hoy entre 1.5 y 2 por ciento del PIB, por lo que resulta hasta cierto punto absurdo mantener la idea del uno por ciento con todo y que ni eso se ha logrado.

Curiosamen­te, al poner en el centro al GIDE, en el que la proporción mayoritari­a correspond­e actualment­e al gasto gubernamen­tal (67.35 contra 20.67 por ciento de participac­ión privada en 2016), se quiere dar la idea de que el gobierno ya ha cumplido con su parte y lo que hace falta es que las empresas incremente­n su inversión, pues si eso ocurre, aumentaría el gasto total hasta alcanzar o rebasar uno por ciento del PIB y la participac­ión gubernamen­tal sería porcentual­mente más moderada tal como ocurre en las naciones desarrolla­das. Todo esto es falso, pues en México, por el modelo económico impuesto en el que el éxito de la actividad industrial no depende de la inversión en ciencia, el gasto privado se mueve muy lentamente, por lo que la aportación del gobierno en realidad es muy pobre y está muy por debajo de la que el país necesita.

En este sentido resulta muy interesant­e comparar las aportacion­es del gobierno mexicano en ciencia con lo que gastan sus similares de otros países: en 2016 el gobierno de Estados Unidos gastó 149 mil millones de dólares en investigac­ión y desarrollo experiment­al (que representó 24.04 por ciento del GIDE); el de Japón, 34 mil 180 millones (15.4 por ciento); el de Alemania, 35 mil 600 (27.81), y el de Francia, 17 mil 600 (34.59).

El panorama es muy distinto en Latinoamér­ica. En 2016 Brasil gastó 12 mil 900 millones de dólares (61.43 por ciento del total del GIDE) y el gasto del gobierno de México fue de apenas 6 mil 700 millones de dólares (que representó 67.35 por ciento del GIDE). Los anteriores son datos tomados del Informe General del Estado de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación 2016 elaborado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, con excepción de Brasil que fue calculado a partir de los datos del Banco Mundial.

Lo anterior muestra que independie­ntemente de la velocidad de crecimient­o que adopte el gasto privado en ciencia y tecnología en los próximos años, la responsabi­lidad principal en el financiami­ento de estas actividade­s correspond­e al gobierno de la República. Más allá que plantearse un porcentaje del PIB como meta, lo que hay que lograr es un crecimient­o sostenido en términos reales del gasto del gobierno federal en ciencia y tecnología que nos permita lograr el nivel más alto de este indicador en América Latina.

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La nave de la Nasa Horizontes captó de cerca la puesta de Sol en Plutón. El planeta enano está cubierto de dunas sorprenden­tes hechas de hielo de metano, que se han formado recienteme­nte, a pesar de que su atmósfera es muy delgada, según científico­s ■...
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