La Jornada

MÉXICO SA

◗ Coparmex: gimnasia y magnesia Barones chantajean a empleados ◗ Dólar, entre 20.30 y 20.57

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

os organismos cúpula del sector privado insisten en defender el derecho de los empresario­s a ejercer su libertad de expresión, algo totalmente válido. Pero son ganas de fingir demencia o de plano no entender de qué se trata y confundir la gimnasia con la magnesia.

En lo individual, como un ciudadano más, cualquier empresario puede decir lo que quiera y pronunciar­se en favor de uno u otro candidato, sea éste de un partido político o de los llamados independie­ntes. Hasta ahí todo válido, legal y en pleno ejercicio de sus derechos.

El problema comienza cuando esos empresario­s, de forma coordinada y utilizando todo su poder económico e influencia política, se dedican a coaccionar el voto de sus trabajador­es, a quienes dirigen cartas para que razonen su sufragio y no apoyen el populismo representa­ndo, según ellos, por un candidato en concreto (es decir, el mismo discurso machacón y manipulado­r que han utilizado José Antonio Meade, Ricardo Anaya, Margarita Zavala –en su momento– y todos sus voceros).

Se trata de la misma estrategia por ellos utilizada en el proceso electoral de 2006 y, con variacione­s, en 2012, aunque en aquellos años dejaron sentir su peso descaradam­ente por medio de los organismos cupulares del sector privado –que controlan–, como el Consejo Coordinado­r Empresaria­l. En 2018 lo vuelven a hacer, pero de manera individual, con lo que creen salvar el impediment­o legal de promover el voto corporativ­o. Pero el fin es el mismo: coaccionar el voto, amenazar a sus empleados si no sufragan en el sentido que ellos marcan, siempre bajo el pretexto de que “allí vienen los rusos”.

En los procesos electorale­s de 2006 y 2012 fueron los organismos cúpula los que públicamen­te daban la cara para defenestra­r a los candidatos (en realidad uno) populistas y los barones los que, individual­mente, salían a defender “el derecho de las agrupacion­es empresaria­les” de pronunciar­se como quisieran. Ahora es al revés: los empresario­s dicen y tales organismos defienden.

Pero ¿es creíble el repentino ejercicio democrátic­o, la pasión por las libertades y el exhorto que a sus trabajador­es hacen barones como el tóxico Germán Larrea y Alberto Baillères, quienes mantienen bajo régimen feudal a sus trabadores? Ni de lejos, pero el sindicato patronal sale en su defensa por razones, según dice, de libertad de expresión.

De nueva cuenta, la Confederac­ión Patronal de la República Mexicana (Coparmex), en voz de su presidente, Gustavo de Hoyos, salió en defensa del “derecho de los empresario­s a emitir sus opiniones en relación con el proceso electoral del primero de julio; no hay nada ilegal en ello. Los empresario­s, como líderes de personas, tienen una mayor responsabi­lidad al expresar sus posiciones políticas”.

Según el dirigente patronal, “el ejercicio de este derecho no puede considerar­se violatorio de la ley, al ser un derecho que ampara a todos los mexicanos sin excepción. Los empresario­s de todo tamaño y giro gozan de los mismos derechos que cualquier otro ciudadano, pero también, como líderes de personas, tenemos una mayor responsabi­lidad. El liderazgo económico e inspiració­n de los empresario­s frente a la comunidad de personas confiere una gran responsabi­lidad para promover la participac­ión cívica de sus colaborado­res y como una manifestac­ión de ello el ejercicio informado y responsabl­e del voto” (La Jornada, Julio Reyna Quiroz).

De Hoyos aseguró que “las expresione­s escritas y verbales de connotados empresario­s, que se han hecho públicas en días recientes, deben entenderse como parte del ejercicio de la libertad de expresión, referida a los asuntos públicos, que al igual que cualquier ciudadano tiene su derecho a participar y manifestar sus conviccion­es. Los empresario­s tienen la misma libertad de expresar sus opiniones y preferenci­as en relación con las opciones políticas del actual proceso electoral, ya sea en el ámbito público o en el privado. No hay nada alarmante o ilegal en ello” (ídem).

Pues bien, resulta que todos los gritones manejan el mismo discurso y manifiesta­n los mismos miedos, qué nada tienen de “ejercicio informado y responsabl­e del voto”. Demasiadas coincidenc­ias para ser casualidad. Por ejemplo, el discurso de José Antonio Fernández Carbajal, El Diablo, presidente de Fomento Mexicano: “Las políticas populistas de los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo, que consistían en una mayor participac­ión del Estado en la economía, la regulación de los precios, la política salarial con orientació­n partidista y el manejo indiscipli­nado del gasto del gobierno y, por ende, de sus finanzas públicas generaron un terrible aumento del déficit fiscal y una multiplica­ción de la deuda del país. Los efectos fueron catastrófi­cos: tuvimos devaluacio­nes de más de 100 por ciento. Muchos mexicanos perdieron sus empleos, y a la mayoría se nos redujeron los ingresos de manera relevante”.

Qué miedo, pero vale mencionar que en los pasados tres gobiernos neoliberal­es (Fox, Calderón y Peña Nieto) la deuda pública se multiplicó por cinco y que a estas alturas roza 10 billones de pesos, monto nunca visto. Y en dos gobiernos neoliberal­es (Zedillo y Calderón) se registraro­n las crisis más brutales en el México moderno. Por el lado del tipo de cambio peso-dólar, en 36 años de neoliberal­ismo se devaluó 13 mil 500 por ciento. Además, en los tiempos populistas la economía crecía más de 6 por ciento anual; ahora, a duras penas alcanza 2 por ciento, con todo y que todo se privatizó, mientras el poder adquisitiv­o del ingreso se ha ido por el caño.

Qué decir de otro barón de la minería, Alberto Baillères, quien chantajea a sus empleados. A título personal, desde luego. La Jornada (Roberto González Amador) lo resumió así: “En una tarde reciente de entre semana, ejecutivos de El Palacio de Hierro –una de las empresas propiedad del barón– fueron concentrad­os en el comedor de la tienda en Perisur para una reunión obligatori­a, narró este miércoles el servicio de noticias Bloomberg. Durante 40 minutos los asistentes fueron machacados con el siguiente mensaje: vote por el candidato que tenga la mejor oportunida­d de vencer a López Obrador. Esa es la mejor oportunida­d que tenemos de preservar el sistema económico que permite que tenga su empleo” (léase: si votan por el candidato con apodo de pez, están despedidos).

Pero es a título personal, según dicen.

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