TRATO HUMANITARIO A LOS MAESTROS NORMALISTAS
La cultura nacional no sería nada si no fuera por los maestros y maestras normalistas. Los funcionarios del pasado con mayor visión privilegiaron el desarrollo de las normales en todo el país. Ahí están las figuras históricas de Justo Sierra, de Lauro Aguirre, de José Vasconcelos, de Rafael Ramírez y de enormes infanterías que llevaron las letras y la cultura a todos los rincones del país. ¿Qué sería de México sin aquellas batallas por la cultura?
Y bien, los ilustres maestros normalistas no han sido tratados como merecen. En el año de 1958 un maestro egresado de la Normal Isidro Burgoa, de Ayotzinapa, emprendió un movimiento de reivindicación por el gremio magisterial. Othón Salazar con los maestros se plantó en los patios de la SEP para exigir la democratización del sindicato y los derechos laborales constitucionales de nuestros maestros. La respuesta del gobierno fue la represión. Cesaron a maestras y maestros, encarcelaron a sus dirigentes, Othón nunca se doblegó, su compromiso y su valor fueron ejemplares.
Ahora, a un paso de nuevas elecciones y de la gran esperanza, el Tribunal Colegiado de Distrito en Tamaulipas ha dado la sentencia de reponer el procedimiento y crear una nueva comisión de la verdad para el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Esta es una oportunidad para el actual gobierno de recuperar un poco su prestigio o de hundirse más en el fango de la historia.
Rencauzar el procedimiento jurídico por los cauces legales y constitucionales