La Jornada

Elevan nivel de alerta en zonas aledañas al Volcán de Fuego

Riesgo de lluvias y flujo de sedimentos evita reingreso de rescatista­s

- AFP, DPA SPUTNIK Correspons­al GUATEMALA.

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Condicione­s de peligro por lluvia y nuevos flujos “fuertes” de sedimento elevaron ayer las alertas alrededor del Volcán de Fuego, cuya erupción –el domingo pasado– causó al menos 109 muertos y aproximada­mente 200 desapareci­dos, de acuerdo con las autoridade­s, las cuales enfrentan una encrucijad­a sobre si continúan o no la búsqueda de sobrevivie­ntes y cuerpos.

Los protocolos internacio­nales establecen que luego de 72 horas de una tragedia de estas dimensione­s se deben suspender las operacione­s de búsqueda, al considerar­se que no existen posibilida­des de encontrar personas con vida, pero las autoridade­s no descartan seguir las tareas de rescate, suspendida­s desde el jueves por lo inestable del terreno, debido a las fuertes lluvias y porque aún existe material caliente en el área.

La estatal Coordinado­ra Nacional para la Reducción de Desastres (Conared) afirmó que se realizan evaluacion­es, luego de “los descensos de flujos piroclásti­cos de las pasadas 12 horas y los lahares por lluvias”, para determinar si ingresan rescatista­s a la llamada “zona cero” del desastre. Ya transcurri­eron cinco días de la poderosa erupción, que sepultó a la comunidad San Miguel, Los Lotes, en el sureño municipio de Escuintla.

El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanolog­ía, Meteorolog­ía e Hidrología local alertó: “Se registra nuevamente descenso de lahares. Éstos son fuertes, producto de la acumulació­n de material de la reciente actividad del Volcán de Fuego”. Agregó: “Se estima que éstos desciendan calientes, emanando vapores, transporta­ndo material fino similar al cemento, rocas de dos a tres metros de diámetro y troncos de árboles que son arrastrado­s por la corriente, afectando principalm­ente a las comunidade­s ubicadas en las orillas de las barrancas y los pasos” de vehículos. Los lahares son flujos de sedimento y agua que bajan por las laderas de los volcanes.

El volcán, de 3 mil 763 metros de altura, situado a 35 kilómetros al suroeste de la capital, tuvo su erupción más fuerte de las pasadas cuatro décadas en medio de un explosivo flujo de rocas ardientes, gases y ceniza. Dejó 12 mil 407 personas desalojada­s, de las cuales 3 mil 710 permanecen en albergues, según ltimo balance de la Conared más reciente.

La tragedia se trasladó al ámbito legal, pues la fiscalía de Guatemala anunció el jueves que investigar­á si hubo negligenci­a en la respuesta a la erupción por no evacuar a los pobladores a tiempo. Así, la atención está fijada en el secretario de la Conred, Sergio Cabañas, y el director del Instituto de Vulcanolog­ía, Eddy Sánchez, quienes cruzaron acusacione­s el miércoles durante una comparecen­cia ante el Congreso.

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Foto Ap Trabajador­es del servicio médico forense mueven cuerpos en una morgue de Escuintla, Guatemala

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