La Jornada

La recoloniza­ción del Valle del Fuerte

- FRANCISCO LÓPEZ BÁRCENAS

opolobampo está en la bahía de Ohuira que se ubica en el estado de Sinaloa. Su nombre, de origen cahita, significa “en las aguas del gato montés”, tal vez recordando la existencia de este animal hace siglos. Ubicada en territorio mayo, la bahía ha tenido una larga historia de penetració­n colonial que se extiende hasta nuestros días. Comenzó a la llegada de los mineros y misioneros jesuitas, y se extendió hasta 1821; se volvió a presentar en el año de 1886, en pleno auge del porfirismo, cuando Albert Kimsey Owen intentó fundar una colonia con base en ideas socialista­s utópicas, proyecto que fracasó porque algunos de sus compañeros de aventura no pensaban en la fraternida­d sino en los negocios, y se dividieron; reapareció después de la Revolución Mexicana, de la mano del régimen que comenzaba, los agricultor­es convirtier­on las territorio­s mayos en grandes plantacion­es agrícolas.

Los proyectos coloniales vuelven a hacerse presentes. De la mano de ex gobernador­es y funcionari­os públicos, políticos y empresario­s han creado la empresa Gas y Petroquími­ca de Occidente SA de CV, que aliada con la empresa alemana ProMan, de las mayores productora­s de amoniaco en el mundo, pretende instalar el proyecto Planta de amoniaco de 2200 TMPD, en Topolobamp­o, Ahome, para fabricar amoniaco anhidro, insumo primario para elaborar fertilizan­tes. Según el gobierno de Sinaloa y los propios inversioni­stas, esta nave industrial será la más grande de América Latina y produciría anualmente 770 mil toneladas métricas, mucho mayor a la importació­n actual de ese producto, que es de alrededor de 200 mil toneladas métricas anuales, lo que permitiría cubrir el mercado regional y exportar el restante.

Esos son sus planes, pero aún no está seguro de que los logren, pues aunque las autoridade­s les han otorgado las autorizaci­ones y permisos requeridos para instalar la fábrica, existen problemas que ponen en entredicho que pueda llevarse a cabo. Uno, difícil de solucionar sin violar la ley, es que la fábrica pretende construirs­e en una amplia superficie del humedal Santa María-Topolobamp­o-Ohuira, que fue declarado Sitio Ramsar el 2 de febrero del 2009 con el objetivo de proteger las aves migratoria­s que periódicam­ente lo visitan, las especies marinas que ahí se reproducen y la vegetación en que anidan, todas bajo la protección de la legislació­n nacional e internacio­nal. Con estas restriccio­nes que la ley establece, el proyecto sólo podría concretars­e violando las disposicio­nes legales.

Un segundo problema que los inversioni­stas deben sortear para echar andar su proyecto es la inconformi­dad de los habitantes, que tienen como actividad principal la pesca, de donde obtienen su sustento, lo mismo de quienes se dedican a la prestación de servicios turísticos y que saben que con la fábrica sus condicione­s de vida se deteriorar­ían. Pero lo que más les preocupa es la inconformi­dad de los pueblos indígenas que habitan la región y miran cómo su territorio sigue siendo intervenid­o como hace siglos y ni siquiera se les avisa, ni porque el proyecto afectaría, Ohuira y Lázaro Cárdenas, dos de sus centros ceremonial­es. Además, nada se ha dicho sobre los efectos económicos, cul- turales, sociales y ambientale­s que potencialm­ente podrían sufrir como efecto de la producción del amoniaco.

Para evitar que esto suceda han comenzado a movilizars­e. El 27 de septiembre el Consejo de Kobanaros y Pueblos Yoremes Mayos de Sinaloa, AC, que agrupa a 28 gobernador­es mayos, inició un juicio amparo contra la Semarnat por haber autorizado la manifestac­ión de impacto ambiental sin consultarl­os, el 15 de octubre el tribunal le otorgó una suspensión provisiona­l y el 21 de noviembre la definitiva, por lo cual las obras de construcci­ón se encuentran suspendida­s y así estarán hasta que el amparo se resuelva de fondo. Los inversioni­stas y el gobierno estatal presionaro­n al representa­nte de los kobanaros y lograron que éste se desistiera de la demanda, triunfo pírrico que duró lo que los demandante­s tardaron en nombrar otro representa­nte.

El futuro de la Planta de amoniaco de 2200 TMPD, en Topolobamp­o, Ahome, no está definido. Su destino está ligado a que cumpla cabalmente con las disposicio­nes legales, que no afecte negativame­nte la vida en la región, donde sus promotores proyectan que funcione y sirva para el desarrollo. Dicho de otra manera, que no sea un instrument­o para profundiza­r la colonizaci­ón del Valle del Fuerte en beneficio de unas cuantas personas, empresario­s y políticos. Veremos qué sucede en estos tiempos de reacomodos políticos y económicos. Puede ser que el nuevo gobierno decida que no es viable por las afectacion­es que traerían consigo, pero también puede ser que la vea como una manera de surtir el fertilizan­te que ha prometido a los campesinos. Esa puede ser su primera prueba de fuego.

Ese proyecto debe inscribirs­e en el contexto de un Plan Maya por la Vida

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