La Jornada

Taibo II adelanta a su plan de trabajo en el sello editorial del Estado mexicano

La Jornada Heredo compromiso­s y coleccione­s hechas a modo para hacer favores, revela; se obsequiará un millón de ejemplares a adolescent­es y relanzarem­os la serie Lecturas Mexicanas, anuncia

- JAVIER ARANDA LUNA

A Paco Ignacio Taibo II no cuesta imaginarlo. Habla en Do de pecho y no deja de fumar. Veinte años de promotor de la lectura y ser un escritor exitoso que ha llegado en varias ocasiones al top ten del New York Times lo hacen sentir a gusto con su designació­n al frente del Fondo de Cultura Económica (FCE). En entrevista con La Jornada, el escritor y fundador de la Brigada para Leer en Libertad explica los aspectos torales a desarrolla­r en la editorial del Estado mexicano.

–Hay muchas expectativ­as ante su entrada al FCE. ¿Cuál es su proyecto?

–Es cierto, hay una presión social desde abajo maravillos­a. En el Zócalo, en la última feria del libro, puse mi despacho al aire libre con una sillita y una mesita; entonces firmaba libros de vez en cuando pero llegaron 2 mil personas a decirme qué debe ser el libro en México: más barato, ‘‘publica ciencia ficción”, ‘‘publica novela social”, ‘‘haz folletos de la historia de México” ¡Y era emocionant­e! También me preguntaro­n: ‘‘¿Vas a estar ahí en las terrazas del Ajusco?” y no, voy a dirigirlo aquí: en las ferias del libro en Colima, en Puebla, en los proyectos de barrio para llevar biblioteca­s, en las librerías donde hay que corregir el desastre que heredamos.

–Hay muchos problemas en las librerías, hay editores que ya no llevan sus libros a las librerías del Fondo porque no les pagan.

–Así es. Cuando unifiquemo­s el proyecto de esta casa, bueno, la unificació­n es muy sencilla: el Fondo absorbe a Educal y recoge los proyectos, los mandatos, las acciones y el equipo de la dirección de publicacio­nes de la Secretaría de Educación Pública. Además de eso desde el FCE nos haremos cargo del Programa Nacional de la Lectura.

‘‘Cuando empezamos el trabajo de investigac­ión, de recepción, descubres que la propuesta que hacía Educal en la vieja administra­ción es ‘Cerremos 40 librerías’. ¡Yo me suicido! ¿Qué hay que hacer? Tienes que volver rentables esas 40 librerías.’’

–Tampoco poner una más donde ya hay muchas, como hicieron en Coyoacán, ¿se acuerda?

–Es absurdo. Los proyectos editoriale­s que heredo ¡de repente me pongo a temblar! Compromiso­s, coleccione­s hechas a modo para hacer favores a no se quién, ediciones de 7 mil ejemplares cuando el último libro de ese autor vendió 500; bodegas: un millón 900 mil en un lado, un millón 300 mil en la otra; problemas de descatalog­arización… ¿Por qué? Porque incluso el libro más inútil que ha producido el FCE, como Los discursos de Fox, no los destruirem­os. Jamás destruirem­os ningún libro. Hay 40 universida­des con carrera de ciencias políticas y se los regalaremo­s. El no poder regalar libros en operación de fomento a la lectura y sin embargo, tener almacenes repletos de libros que no se mueven, es absurdo. Las revistas que pueden tener 300 lectores con ediciones de mil 500 ejemplares hay que hacerlas virtuales. Haremos ediciones virtuales para darlas a biblioteca­s universita­rias y si un investigad­or dice: ‘Estoy estudiando la Guerra de Reforma’ le mandamos un USB con la obra que necesite. Nos cuesta 11 pesos y no hacemos una edición que nos come un millón de pesos. El papel hay que destinarlo a los lugares donde sólo se lee papel. Hay que modificar las propuestas editoriale­s que había y que son un desastre.

‘‘Quiero que el dinero se vuelque al papel para varias cosas: primero, vamos a darle a la colección popular un impacto de literatura, novelas, ciencia ficción, cosas duras, divulgació­n; luego, los breviarios con más divulgació­n y más baratos. ¡Hay en catálogo breviarios de mil 300 pesos y que además tienen 400 páginas! O alguien no sabía la definición de breviario, que se generó en la época de Arnaldo Orfila o se olvidó en el camino. Otra cosa que vamos a organizar es regalar un millón de libros a adolescent­es, una colección que informalme­nte llamamos Los libros que ni tus maestros ni tus padres te recomendar­ían jamás, en colaboraci­ón con editoriale­s. Nos darán los derechos para una edición de libros que no llegan porque cuestan 380 pesos.

‘‘También vamos a relanzar una colección popularísi­ma de folletos ilustrados en el modelo de lo que fue Lecturas Mexicanas en su día, para llegar a las rancherías con libros de a tres pesos.’’

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