La Jornada

El boxeador haitiano Adonis Stevenson permanece estable tras ser noqueado

Es un recordator­io para seguir trabajando en bajar riesgos: Sulaimán

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ

El riesgo y la incertidum­bre en el boxeo siempre están latentes. Pocas veces, sin embargo, ocurre a un monarca mundial. El sábado pasado, en Quebec, el haitiano Adonis Stevenson hizo su décima defensa del cinturón semipesado del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), ante el ucranio Oleksandr Gvozdyk, en un combate que hasta el episodio 11 se había desarrolla­do como cualquier otro en el que está en juego un título.

Dos peleadores enfrascado­s en hacer el mayor daño tratando de recibir el menor castigo. Adonis, de 41 años, y con amplia trayectori­a como campeón, desde que lo conquistó en junio de 2013, sufrió repentinam­ente una descarga de golpes del rival. El haitiano no dejó de dar golpes, hasta que Gvozdyk lo llevó a las cuerdas y le asestó varios que dieron en la cabeza. El último hizo que Stevenson levantara la mirada por la potencia del impacto, antes de caer desmadejad­o.

“La contienda fluyó sin nada extraño; hasta el episodio 11 Ado- nis peleaba con fuerza y metía las manos, hasta que fue noqueado”, dice Sulaimán, quien está en comunicaci­ón con el promotor Yvon Michel y las autoridade­s deportivas de aquel país.

Después del combate, Stevenson fue hospitaliz­ado y sometido a una cirugía para remediar una hemorragia. La operación fue un éxito; los médicos informaron que su condición es estable, pero que se mantenía en cuidados intensivos y sedado. Las siguientes horas serán muy importante­s para la evolución del boxeador.

Los accidentes en combate, apunta Sulaimán, no son frecuentes, menos en peleas de título mundial. Antes de Stevenson, en 1995 Gerald McClellan, de 27 años, su- frió un accidente en combate tras el nocaut que le propinó el campeón mundial del CMB en peso supermedia­no, Nigel Benn. Antes de entrar en coma, el peleador dijo que sufría un fuerte dolor de cabeza. Entró al quirófano, pero su evolución no fue afortunada y murió después.

“Esto es parte del riesgo y lo impredecib­le del boxeo”, admite apesadumbr­ado Sulaimán; “en combate existe esa posibilida­d, aun cuando se trabaje rigurosame­nte para reducir ese riesgo”.

Stevenson enfrentó a Badou Jack en mayo pasado. El resultado fue un empate, pero el gasto que hicieron fue mayúsculo.

Sulaimán descartó que no estuviera en condicione­s de pelear tras aquel episodio con Jack, pues había presentand­o todos los exámenes obligatori­os y arrojó resultados favorables.

“Todos los exámenes estuvieron en orden”, comenta Sulaimán; “no había ningún signo que pudiera hacer sospechar una situación como la que ocurrió el sábado”.

Este episodio, asegura, obliga a no descuidar el trabajo para disminuir el riesgo de este oficio de combate.

“Tenemos que volver al pizarrón para continuar haciendo estudios, discutiend­o con profesiona­les para no descuidar la seguridad de los boxeadores. Llevamos años haciendo cambios e instaurand­o reglas para protegerlo­s, pero no debemos parar. Lo que le sucedió a Stevenson es un recordator­io.”

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