La Jornada

Imposible, liderar sin violencia un cártel en Colombia, dice Chupeta en juicio a El Chapo

- DAVID BROOKS CORRESPONS­AL NUEVA YORK

Un capo colombiano extraditad­o de una película de horror confirmó con tono profesiona­l datos asentados en un libro de contabilid­ad de su organizaci­ón los costos en dólares registrado­s ahí de varias de unas 150 vidas que él ordenó aniquilar, mientras acumulaba una fortuna en billetes, casas, yates, relojes de lujo y cuadros de Botero.

Al concluir su tercer y último día como testigo en el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán Loera en un tribunal federal en Brooklyn, Juan Carlos Ramírez Chupeta, ex jefe del cártel del Norte del Valle de Colombia y surtidor de cocaína al cártel de Sinaloa, fue interrogad­o por William Purpura, parte del trío de abogados de la defensa, quien en su intento por descalific­ar al testigo, le preguntó después de repasar su carrera ilícita: “¿Usted mintió, corrompió, mató, manipuló para llegar adonde llegó?” Y respondió sin titubeo: “Todo eso es correcto, señor”.

Pero su aparente franqueza tranquila sobre su brutal carrera criminal fue lo que más marcó su testimonio. Y como casi a todo lo largo de este juicio ya en su cuarta semana, lo más llamativo es la manera tan normal en que los testigos cuentan de la sangre y el dinero de este negocio.

Le preguntaro­n si mintió a las autoridade­s colombiana­s, mexicanas, brasileñas y otras. Él declaró que “totalmente”, pero aseguró que ahora está diciendo la verdad como parte de su acuerdo con las autoridade­s estadunide­nses a cambio de una posible reducción de su sentencia pendiente, la cual por ahora es de un máximo de 30 años de cárcel.

En un libro de contabilid­ad que forma parte de los cientos de elementos de prueba presentado­s en el caso hasta la fecha, los administra­dores del cártel colombiano registraba­n los ingresos y gastos de su negocio, incluyendo el costo de asesinatos.

¿A cuánto una vida?

En una entrada se detalla que tres personas fueron asesinadas por un costo de 35 mil dólares. Chupeta mencionó que no recordaba los nombres. Otra entrada era muy específica: 338 mil 776 dólares por el asesinato del hermano de un ex socio. “¿Por qué tan caro?”, le preguntó el abogado Purpura, a lo que respondió el capo: se requería de un grupo grande de sicarios. Otra vida costó 200 mil dólares, mientras también se abordaron otros asesinatos que ordenó, entre ellos el de un par de mujeres, la matanza de decenas de sicarios de un líder enemigo en un solo operativo, y hasta el de un ex empleado junto con su esposa e hijo en Nueva York, y que él mismo asesinó a un enemigo dándole un balazo en la cara a una distancia de un metro. “Sí, así es. Correcto”, confirmó el testigo.

“Es imposible ser líder de un cártel en Colombia sin usar la violencia”, afirmó ante el cuestionam­iento de los fiscales, resumiendo con esa normalidad este aspecto de su negocio.

Contó de sus contactos con El Chapo Guzmán y otros socios y/o aliados del cártel de Sinaloa, incluyendo a los Beltrán Leyva, los hermanos Zambada y Amado Carrillo Fuentes, a quien consideró como el más cercano a él, repitiendo lo que ya había testificad­o sobre su trabajo como surtidor y socio de sus contrapart­es mexicanas.

Ofreció aún más detalles sobre la corrupción necesaria para su negocio de arriba abajo de su país. Entre los ejemplos, la contribuci­ón ya antes revelada de más de medio millón de dólares para la campaña presidenci­al de Ernesto Samper, un millón de dólares para un legislador a cambio de una carta de salvocondu­cto, y el pago de unos 10 millones de dólares para influir en el proceso legislativ­o sobre una nueva ley sobre extradició­n, como también pagos a los medios para que censuraran ciertas informacio­nes o promoviera­n otras. Incluso respondió que hubo intentos para corromper a agentes de la agencia antidrogas estadunide­nse (DEA) que operaban en su país por medio de departamen­tos de lujo y otros regalos caros y prostituta­s.

Repasó su historia de buscar no ser arrestado, incluyendo una serie de operacione­s para cambiar de apariencia y un trasplante capilar. Purpura, quien es calvo, provocó risas en medio del cuento morboso, preguntánd­ole: “¿Y eso cómo te resultó?… Tal vez yo debiera considerar­lo”.

Cuando Chupeta fue arrestado en Brasil le incautaron más de 120 millones de dólares en efectivo y oro, junto con “botes” (yates), relojes, casas y cuadros de Botero.

El día concluyó con más testimonio­s de agentes de la DEA y el inicio del interrogat­orio de Germán Rosero, un lugartenie­nte de Chupeta, quien funcionó como “enlace” entre los colombiano­s y los mexicanos.

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