La Jornada

López Obrador y la migración centroamer­icana

- JORGE SANTIBÁÑEZ ROMELLÓN*

E l primer acuerdo internacio­nal que suscribió Andrés Manuel López Obrador como presidente constituci­onal de México fue con los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador, el cual busca “sentar las bases de entendimie­nto para construir un Plan de Desarrollo Integral que impulsará el desarrollo y las oportunida­des de la región, contribuye­ndo a la prevención del fenómeno migratorio y atacando sus causas estructura­les simultánea­mente”.

Este acuerdo refleja lo que López Obrador ha expresado desde la campaña electoral, que el antídoto para la emigración es el desarrollo, las oportunida­des y el empleo en los países de salida. Cuando haya todo eso, la gente no tendrá necesidad de dejar sus países. Suena bien, pero en las condicione­s ac- tuales eso parece muy rebasado por la realidad y tiene faltas que me parecen mayores.

En primer lugar, el proceso migratorio de la región no se explica ni se entiende sin siquiera mencionar a Estados Unidos, principal país de destino; ignoro si se les invitó. En realidad el acuerdo es de principios, demasiado general, no esboza acciones específica­s y ninguno de los firmantes asume alguna responsabi­lidad explícita. No veo por qué Estados Unidos se negaría a firmarlo (aunque fuera como testigo) o, peor aún, por qué ni siquiera mencionarl­o. No incluirlo representa una limitación importante si algún día se deriva alguna acción de este acuerdo.

El documento evade las responsabi­lidades de los firmantes. Casi las solapa. Ciertament­e en la región hay un problema de desarrollo y de falta de empleos, pero la salida de los países con

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