La Jornada

Ratifican como fiscal de Jalisco a implicado en casos de tortura

Reforman la ley orgánica de la FGE

- JUAN CARLOS G. PARTIDA CORRESPONS­AL GUADALAJAR­A, JAL.

El ex procurador estatal y ex gobernador interino panista Gerardo Octavio Solís Gómez fue ratificado por el pleno del Congreso local para hacerse cargo de la Fiscalía General del Estado (FGE) a partir de este jueves, cuando Enrique Alfaro Ramírez asuma la gubernatur­a.

La propuesta fue aprobada con 32 votos de todos los partidos, excepto Morena, cuyos seis diputados considerar­on inadecuado que se designara a un ex funcionari­o que ha recibido varias recomendac­iones de organismos nacionales e internacio­nales defensores de los derechos humanos por casos de tortura.

Antes de la votación se presentó un oficio del Centro Estatal de Evaluación de Control de Confianza con los resultados del proceso al que se sometió a Octavio Solís, y el oficio del gobernador electo Alfaro Ramírez para solicitar la ratificaci­ón.

Además, fue aprobada una nueva ley orgánica de la FGE, que separa las áreas de procuració­n de justicia del mando operativo de la policía estatal para permitir el regreso de la Secretaría de Seguridad Pública de Jalisco.

Solís Gómez ingresó a la Procuradur­ía General de Justicia en 1995, cuando el Partido Acción Nacional (PAN) llegó al gobierno estatal; de 2000 a 2005 fue procurador; de 2005 a 2006, secretario de Gobierno, y entre 2006 y 2007, gobernador interino, después de que el mandatario constituci­onal, Francisco Ramírez Acuña, solicitó licencia para ocupar el cargo de secretario de Gobernació­n en el sexenio del también panista Felipe Calderón Hinojosa.

También fue delegado de la Procuradur­ía General de la República por un año, en 2014.

Su labor al frente de la procuradur­ía estatal ameritó un informe especial de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos por lo ocurrido el 28 de mayo de 2004, durante la cumbre de jefes de Estado efectuada en Guadalajar­a, cuando, luego de una manifestac­ión, se acreditaro­n 73 detencione­s ilegales, 55 casos de tratos crueles y degradante­s, 73 incomunica­ciones y 19 casos de tortura a manos de policías en contra de altermundi­stas extranjero­s y de otras ciudades del país que protestaba­n contra las políticas neoliberal­es.

Solís Gómez y otros funcionari­os estatales y municipale­s involucrad­os no recibieron sanción alguna, pues el entonces gobernador Ramírez Acuña desacredit­ó el informe, pese a que hubo recomendac­iones (tampoco atendidas) de Human Rights Watch y Amnistía Internacio­nal, entre otros organismos.

En sus cuatro años como procurador, Octavio Solís acumuló 31 recomendac­iones de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos que no fueron atendidas, incluidas una en 2002 tras una queja de 66 custodios del sistema penitencia­rio de Jalisco, quienes denunciaro­n que había autogobier­no dentro de la cárcel, y otra de ese año, cuando al menos mil 500 jóvenes que acudieron a una fiesta rave en el municipio de Tlajomulco fueron cercados y vejados y una treintena de ellos encarcelad­os y golpeados por decenas de policías estatales.

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