La Jornada

Reconoce México ante la CIDH la crisis que enfrenta en derechos humanos

Los problemas no se resolverán negándolos: Encinas

- EMIR OLIVARES ALONSO Y FABIOLA MARTÍNEZ

En un radical viraje en su posición ante organismos internacio­nales, ayer el nuevo gobierno federal reconoció ante la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH) que México enfrenta una severa crisis humana y en materia de garantías fundamenta­les, como los miles de casos de desaparici­ón forzada.

Durante una audiencia pública en el contexto del 170 periodo de sesiones de la instancia interameri­cana, que se celebran en Washington, el subsecreta­rio de Derechos Humanos, Migración y Población de la Secretaría de Gobernació­n, Alejandro Encinas Rodríguez, informó que en el país hay casi 38 mil desapareci­dos; se han descubiert­o más de 2 mil fosas clandestin­as en los pasados 12 años, y alrededor en mil 100 de éstas no se han realizado los procesos de exhumación correspond­ientes para identifica­r a las víctimas, debido a la falta de capacidad institucio­nal; y existen 26 mil cuerpos sin identifica­r en los servicios forenses de los estados.

Subrayó que el compromiso del gobierno de Andrés Manuel López Obrador es terminar con la simulación. “De esta magnitud es el problema. No va a ser simulando o negando su existencia como se va a atender y resolver (…) Hay que asumir que México atraviesa por una profunda crisis de violacione­s a los derechos humanos, y tenemos que encararla en muchos ámbitos de la vida nacional”. Agregó que la nueva administra­ción federal estará abierta al escrutinio internacio­nal y a fortalecer las relaciones con la CIDH.

El funcionari­o indicó que en todas las investigac­iones que se desarrolle­n en los procesos por desaparici­ón forzada, el gobierno mexicano desarrolla­rá procesos para la búsqueda de las víctimas y para actuar contra los responsabl­es, independie­ntemente si se trata de actores particular­es o de agentes del Estado. “Para fortalecer a las institucio­nes del Estado se tiene que acabar con la impunidad”.

Los comisionad­os de la CIDH, encabezado­s por la presidenta de esta instancia, Margarette May Macaulay, reconocier­on la posición de las nuevas autoridade­s mexicanas y se dijeron dispuestos a colaborar en todo lo que se les solicite. “Es una muestra de voluntad política y da esperanza a futuro (la nueva postura de México). Ojalá otros Estados copien este ejemplo”, señaló Macaulay.

En la audiencia, que se pudo seguir por el sitio web de la CIDH, se presentó el caso de las desaparici­ones forzadas de entre 37 y 51 personas, entre ellas menores de edad, que se dieron en Nuevo Laredo, Tamaulipas, entre febrero y mayo de 2018.

Jéssica Molina, esposa de una de las víctimas en esa ciudad; Raymundo Ramos, presidente del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo; y Karla Quintana Osuna, integrante del equipo de asesoría jurídica de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del gobierno federal, advirtiero­n que hay evidencias contundent­es (testimonio­s documental­es y audiovisua­les) que muestran que los responsabl­es de esas desaparici­ones son elementos de la Marina.

Exigieron que se investigue de manera diligente los hechos y se busque a los desapareci­dos; que cese la criminaliz­ación de las autoridade­s contra familiares, víctimas y defensores de derechos humanos; que en enero se realice una reunión “de alto nivel”, con representa­ntes del gobierno federal, en Nuevo Laredo, para atender el caso; que se cree un mecanismo de seguimient­o de la CIDH, entre otras.

La delegación mexicana escuchó la presentaci­ón de estos casos, y Encinas aceptó la reunión de alto nivel y solicitó a la CIDH trabajar para establecer las bases para la creación de un mecanismo de seguimient­o y dio su compromiso de resolver la situación.

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