La Jornada

El dolor de Acteal

- LUIS HERNÁNDEZ NAVARRO

U na mujer joven carga en sus manos la fotografía de una niña de seis años enmarcada en madera. Es el retrato de Silvia Pérez Luna. En la parte de abajo puede verse la fecha de su nacimiento y de su muerte: 1991-1997.

Silvia fue una de las 45 personas salvajemen­te asesinadas por paramilita­res en Acteal, Chiapas, el 22 de diciembre de 1997. Las víctimas, siete varones, 21 mujeres y 15 niños (uno de ellos menor de un año), oraban por la paz en un pequeño templo. Los homicidas remataron a los heridos y les abrieron el vientre a las embarazada­s.

La imagen del retrato de Silvia portado por su familiar es parte de la protesta en la que participar­on los familiares de los mártires de Acteal (ellos mismos también víctimas), pertenecie­ntes a la organizaci­ón de la sociedad civil Las Abejas, el pasado 8 de diciembre. Ese día, en Tuxtla Gutiérrez, tomó posesión como gobernador de Chiapas Rutilio Escandón.

Ese día, como han hecho desde hace casi 21 años, denunciaro­n que Acteal es un crimen de lesa humanidad perpetrado por el Estado mexicano, en el que la justicia no ha llegado, los responsabl­es de los hechos no han sido castigados y no se ha esclarecid­o la verdad. Recordaron, también, cómo, para vergüenza del país, el 12 de agosto de 2009, la Suprema Corte de Justicia de la Nación consideró más importante señalar un fallo académico que defender la justicia y ordenó liberar a 29 paramilita­res presos sentenciad­os.

También coincidien­do con el 21 aniversari­o de la masacre, acaba de publicarse un oportuno y estremeced­or libro sobre ella: El dolor de Acteal. Una revisión histórica, 1997-2014, escrito por la especialis­ta en asuntos religiosos Mónica Uribe M.

A pesar de ser una obra que utiliza con rigor las herramient­as de la sociología de la religión, la historia, la antropolog­ía y la ciencia política, su lectura provoca un fuerte impacto emocional. El dolor, la indignació­n, la rabia, la angustia, el horror que genera se resumen en su portada: una reproducci­ón del cuadro El grito, del pintor Edvard Munch.

Para analizar lo sucedido en Acteal, Mónica Uribe recurre a fuentes documental­es casi desconocid­as o sólo parcialmen­te utilizadas. Entre otras, se encuentran la demanda civil que un grupo de 11 víctimas puso (en contra de la opinión de Las Abejas) en una corte de Estados Unidos contra el ex presidente Ernesto Zedillo. Se le acusa de “responsabi­lidad de mando”, por ordenar, participar y conspirar en asociación delictuosa para ejecutar la matanza de Acteal y por su posterior encubrimie­nto.

El libro bucea en las páginas del Balance de situación de la fiscalía especializ­ada en delitos cometidos en la procuració­n y administra­ción de justicia en el estado y para el poblado de Acteal. Allí se incluye la declaració­n rendida por uno de los principale­s actores de la tragedia, el entonces secretario de

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