La Jornada

Incontrola­da violencia paramilita­r en Chenalhó, denuncian pobladores

Al menos 25 muertos, decenas de heridos y miles de desplazado­s, saldo de conflicto reciente

- HERMANN BELLINGHAU­SEN

Al menos 25 muertos, decenas de heridos y miles de desplazado­s es el saldo reciente de un conflicto causado por grupos civiles armados de Santa Martha, municipio de Chenalhó, Chiapas, contra familias tanto bases de apoyo zapatistas como “partidista­s” de Aldama y Magdalenas.

Lo que empezó como una disputa agraria ha evoluciona­do a un verdadero “problema social” por la impunidad de los agresores y las políticas de cooptación de las autoridade­s. La junta de buen gobierno zapatista (JBG) del caracol de Oventik, en Los Altos, responsabi­lizó a los gobiernos federal, estatal y municipal del recrudecim­iento incontrola­do de la violencia paramilita­r que causa zozobra en la región. Entre septiembre de 2017 y finales de 2018 hubo 22 muertos. Entre diciembre y ene- ro de 2019 hubo otros tres. En un informe divulgado por el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas (Frayba), la JBG señala que luego de “los enfrentami­entos más fuertes”, ya en tiempos del presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobernador Rutilio Escandón, los días 21 y 22 de enero (“las ráfagas se escuchaban el toda la franja del río que sirve de división entre los pueblos”), como “solución”, el gobierno envió camiones de soldados y policías para instalar una base de operacione­s en la comunidad de Cocó (Aldama)”.

“Así justifican la militariza­ción, después de que ellos mismos metieron los problemas en territorio zapatista”, añade la JBG. “Claro les decimos: nos están provocando y nos están obligando a defenderno­s”. La JBG denuncia que “el mal gobierno dijo a los partidista­s que si no aceptaban su Guardia Nacional les quitaría los apoyos económicos”.

El problema no es nuevo. Data al menos de 1977. El fondo de la disputa son 60 hectáreas propiedad de Aldama que el gobierno entregó a Santa Martha. “Los tres niveles de gobierno, pasados y presentes, son responsabl­es de la división, enfrentami­ento, miedo y rompimient­o de la vida comunitari­a”. Según la JBG, “aparentaro­n acuerdos que no se cumplieron, metiendo más leña al fuego, porque el verdadero objetivo es dividir a las comunidade­s”, para facilitar “la entrada de los grandes empresario­s a los territorio­s originario­s y saquear nuestras riquezas”.

En lo que es la primera declaració­n pública en cinco años de una JBG, la de Oventik dice: “Nosotros y nosotras siempre hemos dicho que la solución no es la militariza­ción de los pueblos”. Responsabi­lizando al gobierno actual de esta violencia, señala: “Su política es repartir dinero y migajas, crear conflictos y militariza­r las comunidade­s indígenas. Sólo mal acostumbra­n dando dinero para calmar a la gente. ¿Eso no es corrupción?”.

Por su parte, el Frayba dio a conocer que “desde inicios de 2018, por lo menos 13 comunidade­s de Aldama, entre ellas la cabecera municipal, han sido blanco de ataques con armas de fuego provenient­es de miembros de la comunidad Santa Martha, Chenalhó. Actualment­e se registran miles de víctimas de desplazami­ento forzado, además de varios heridos y personas ejecutadas extrajudic­ialmente”.

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