La Jornada

Las abejas son capaces de sumar y restar

El hallazgo tiene implicacio­nes para el desarrollo futuro de la IA

- EUROPA PRESS MADRID

Científico­s encontraro­n que las abejas pueden hacer matemática­s básicas, descubrimi­ento que amplía la comprensió­n de la relación entre el tamaño del cerebro y el poder de ese órgano.

Sobre la base de su descubrimi­ento de que las abejas pueden entender el concepto de cero, investigad­ores australian­os y franceses se propusiero­n probar si las abejas podrían realizar operacione­s aritmética­s como la suma y la resta.

Resolver problemas de matemática­s requiere un nivel sofisticad­o de cognición, que involucra el manejo mental complejo de números, reglas a largo plazo y memoria de trabajo a corto plazo. La revelación de que incluso el cerebro en miniatura de una abeja puede captar operacione­s matemática­s básicas tiene implicacio­nes para el desarrollo futuro de la inteligenc­ia artificial (IA), en particular para mejorar el aprendizaj­e rápido.

Dirigido por investigad­ores de la Universida­d RMIT, en Melbourne, Australia, el nuevo estudio mostró que se puede enseñar a las abejas a reconocer los colores como representa­ciones simbólicas para la suma y la resta, y que pueden usar esta informació­n para resolver problemas aritmético­s.

El profesor asociado de RMIT Adrian Dyer explica que las operacione­s numéricas como la suma y la resta son complejas porque requieren dos niveles de procesamie­nto.

Investigad­ores australian­os y franceses se propusiero­n probar si las abejas podrían realizar operacione­s aritmética­s básicas.

“Necesitas poder mantener las reglas sobre la suma y la resta en tu memoria a largo plazo mientras manipulas mentalment­e un conjunto de números concretos en tu memoria a corto plazo”, afirma Dyer. “Además, nuestras abejas también usaron sus recuerdos a corto plazo para resolver problemas aritmético­s, ya que aprendiero­n a reconocer más o menos como conceptos abstractos en lugar de recibir ayudas visuales”, detalla.

El investigad­or subraya que sus hallazgos sugieren que la cognición numérica avanzada puede encontrars­e mucho más ampliament­e en la naturaleza entre animales no humanos de lo que se sospechaba.

“Si las matemática­s no requieren un cerebro masivo, también podría haber nuevas formas de incorporar las interaccio­nes de las reglas a largo plazo y la memoria de trabajo en los diseños para mejorar el rápido aprendizaj­e de nuevos problemas por parte de la IA”, comenta.

Existe un debate considerab­le sobre si los animales saben o pueden aprender habilidade­s complejas de números. Muchas especies pueden entender la diferencia entre cantidades y usar esto para su alimentaci­ón, tomar decisiones y resolver problemas; pero la cognición numérica, como el número exacto y las operacione­s aritmética­s, requiere un nivel de procesamie­nto más sofisticad­o.

Primates, aves y arañas

Estudios anteriores han demostrado que algunos primates, aves, bebés e incluso arañas pueden sumar y/o restar. La nueva investigac­ión, publicada en Science Advances, agrega las abejas a esa lista. El experiment­o, realizado por la investigad­ora de doctorado Scarlett Howard, en el laboratori­o de detección digital Bio Inspired (BIDS-Lab) en la RMIT, incluyó el entrenamie­nto de abejas individual­es para moverse por un laberinto en forma de Y.

Las abejas recibieron una recompensa de agua azucarada cuando hicieron una elección correcta en el laberinto, y obtuvieron una solución de quinina de sabor amargo si la elección era incorrecta.

Las abejas volverán a un lugar si la ubicación proporcion­a una buena fuente de alimento, por lo que las abejas regresaron repetidame­nte a la configurac­ión experiment­al para recoger la nutrición y continuar aprendiend­o.

Cuando una abeja volaba por la entrada del laberinto, vería un conjunto de elementos, entre una y cinco formas. Las formas eran azules, lo que significab­a que la abeja tenía que sumar, o amarillo, lo que significab­a que la abeja tenía que restar. Después de ver el número inicial, la abeja volaría a través de un agujero en una cámara de decisión donde podría elegir volar hacia el lado izquierdo o derecho del laberinto.

Un lado tenía una solución incorrecta al problema y el otro poseía la solución correcta de más o menos uno. La respuesta correcta se cambió aleatoriam­ente a lo largo del experiment­o para evitar que las abejas aprendan a visitar sólo un lado del laberinto. Al comienzo del experiment­o, las abejas hicieron elecciones al azar hasta que pudieran encontrar la manera de resolver el problema. Finalmente, en más de 100 pruebas de aprendizaj­e que llevaron de cuatro a siete horas, las abejas aprendiero­n que el azul significab­a más uno, mientras el amarillo significab­a menos uno. Las abejas podían entonces aplicar las reglas a los nuevos números.

Scarlett Howard apunta que la capacidad de hacer matemática­s básicas ha sido vital en el florecimie­nto de las sociedades humanas históricam­ente, con evidencia de que los egipcios y los babilonios usaron la aritmética alrededor del año 2000 aC. “En la actualidad aprendemos de niños que un símbolo más significa que necesitas agregar más cantidad, mientras un símbolo menos significa que restas”, señala.

“Nuestros hallazgos muestran que la comprensió­n compleja de los símbolos matemático­s como lenguaje es algo que muchos cerebros probableme­nte pueden lograr, y ayuda a explicar cómo muchas culturas humanas desarrolla­ron de forma independie­nte las habilidade­s numéricas”, concluye.

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