La Jornada

Cortado, pero todavía soy campeón mundial: Vargas

- JUAN MANUEL VÁZQUEZ.

Rey Vargas terminó sangrante, pero aún como campeón del mundo. Doce episodios ríspidos, con cabezazos que le lesionaron una ceja y un pómulo, para hacer muy complicada la defensa del título supergallo del CMB en Indio, California, ante el venezolano Franklin Manzanilla.

Fue una pelea sucia, en la que el retador atacaba como un ariete con la cabeza por delante. El ansia de vencer al campeón mexicano lo llevó a anteponer la voluntad por encima de la técnica. Vargas sangraba del rostro; se veía molesto por el curso de la pelea.

Al terminar, mientras Manzanilla lo felicitaba por la victoria por decisión unánime, Vargas le reclamó la forma en la que intentó arrebatar el cinturón de campeón supergallo.

“Cuando fue a felicitarm­e le dije que esa no era la manera de bus- car un título”, cuenta Vargas; “se quedó serio, no esperaba que yo le dijera eso; como molesto, aunque después me lo encontré en el hotel y se disculpó, me dijo que era su oportunida­d y quiso hacer todo por aprovechar­la”.

Vargas sintió el choque de la cabeza cuando lo cortó. No se espantó al ver la sangre, pero todo se volvió más complicado a partir de ese episodio a media pelea. La sangre y la vaselina que le aplicaron para contener la hemorragia se le acumulaban en las pestañas y le impedía ver.

“Todo salió bien al final, cortado y enojado, pero todavía campeón del mundo.”

En la esquina, Vargas tenía a un experiment­ado mánager, Ignacio Beristáin, experto en llevar peleas con boxeadores cortados.

“Es un viejo lobo de mar”, dice Vargas; “ya sabe qué hacer cuando te cortan, pero yo también sé cómo salir adelante en esas condicione­s”.

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