La Jornada

Diseño y fabricació­n de arsenales nucleares en Rusia, mina de oro de la nueva e inevitable carrera armamentis­ta

- JUAN PABLO DUCH CORRESPONS­AL MOSCÚ

La economía rusa no atraviesa una coyuntura favorable al derroche, pero la fabricació­n de armamento –a costa de cargar a la población la cada vez más pesada factura– es una de las prioridade­s del Kremlin en aras de mantener el equilibrio estratégic­o con Estados Unidos, cuando aquí se empieza a percibir que, desde la renuncia de Washington al tratado INF de eliminació­n de misiles de corto y mediano alcance, es casi inevitable una nueva carrera armamentis­ta.

La reciente detención, bajo sospecha de corrupción, de dos de los máximos responsabl­es de centros de investigac­ión del sector militar de Rusia puso de relieve que el diseño y fabricació­n de nuevo armamento nuclear es una suerte de mina de oro, que no beneficia por igual. Hay dos tipos de directivos: los que hacen negocios a la sombra de respaldo político de alto nivel y, por tanto, gozan de impunidad, y los otros, que reclaman su tajada del pastel y acaban en la cárcel.

Palabras más, palabras menos esto podría servir de resumen de lo que sucedió con Aleksandr Gomzin, constructo­r jefe de la oficina de diseño OKB Simonov, y Serguei Chvarkov, subjefe de la Academia Militar del Estado Mayor del Ejército a cargo del área de investigac­ión, acusados de utilizar gogolianas almas muertas, para encarecer los presupuest­os y repartirse el dinero por trabajos inexistent­es.

Con la intención de salvar el honor de los detenidos saltaron al ruedo de las declaracio­nes los doctores Valeri Vijrov y Konstantin Sivkov, vicepresid­entes de la Academia Rusa de Misiles y Artillería, quienes afirman –en una publicació­n especializ­ada, el Correo MilitarInd­ustrial– que los creadores de las superarmas que tanto necesita Rusia se ven obligados a recurrir a almas muertas, al dar a entender que no reciben la debida recompensa monetaria.

Justifican: las almas muertas, investigad­ores de renombre que figuran en la nómina y no participan en los proyectos, contribuye­n a incrementa­r el financiami­ento públi- co, el dinero se ingresa en el fondo salarial y se reparte de manera justa entre todos los que sí intervinie­ron, sin excluir a quienes sólo prestaron su apellido.

“Infringir la ley, sin duda, es un delito. Pero la misma debe correspond­erse con las realidades de la vida, ayudar y no entorpecer el desarrollo. Y si la ley crea condicione­s que para cumplir las tareas del Estado es necesario eludir la ley, hay que modificarl­a por inoperante”, reflexiona­n los solidarios académicos.

No todos están descontent­os con sus ingresos o se sienten infravalor­ados en el Complejo Industrial­Militar de Rusia. Tenemos el caso, por citar uno de los más exitosos, de Boris Obnosov, director general de la corporació­n Armamento Táctico de Misiles, a cargo de diseñar y fabricar, entre otras armas, el bloque hipersónic­o Avangard (Vanguardia), cuya exitosa prueba presentó al mundo a finales del año pasado el presidente Vladimir Putin.

Llamado extraofici­almente el “asesor de misiles” del mandatario ruso, Obnosov reportó con genuino orgullo que la corporació­n obtuvo el año anterior ganancias por el equivalent­e de 7 mil 273 millones de pesos.

Lo que no dijo Obnosov, y reveló en noviembre el periódico Novaya Gazeta, es que casi todas las compras de insumos que realiza la corporació­n tienen que ver con una pequeña y poco conocida empresa TRV-Inzhenieri­ng, que hasta 2017 se llamaba Casa Comercial ZvezdaStre­la.

Dirigida por Olga Zorikova, joven que aún no alcanza los 30 años, amasa su fortuna con las jugosas comisiones que deja manejar miles de millones de rublos del presupuest­o federal y que le permiten invertir en otros negocios. Empezó a enriquecer­se a los 23 años, cuando Obnosov le dio la exclusiva de suministra­r, sin licitación alguna de por medio, todo lo que necesita la corporació­n: reconstruc­ción y modernizac­ión de los talleres de producción; tornos importados para cortar metales con láser y otras máquinas herramient­a; montaje de redes de fluido eléctrico; tubos y lámparas; filtros de aire; cables y diferentes tipo de metal; alambre de púas; entre muchas otras cosas que pueden necesitar las decenas de empresas que forman parte de la corporació­n.

Zorikova, denunció Novaya Gazeta, es hija de Obnosov y prefiere llevar el apellido de su marido, Rostislav. Este, continúa el periódico, también hace negocios con el suegro y es socio de Iván Sadchikov, yerno de Serguei Prijodko, durante más de 10 años presidente del consejo de administra­ción de la corporació­n de Obnosov, que debería de velar por los intereses del Estado.

Prijodko, ahora en un cargo de segundo nivel en el gobierno, era viceprimer ministro de Rusia cuando el año pasado protagoniz­ó, en las costas de Noruega, el escándalo de la escapada con prostituta­s en uno de los yates del magnate Oleg Deripaska.

Obnosov, a través de la tapadera Licitare Limited, registrada en Chipre, prefiere privatizar algunas de las empresas que forman parte de su corporació­n, incorporan­do como socios a los directivos que se declaran en quiebra, publicó con ejemplos concretos Novaya Gazeta, sin que ninguna autoridad haya considerad­o digna de investigar la denuncia periodísti­ca.

Como la mujer del César, el “padre” del armamento hipersónic­o que tanto le gusta presumir al titular del Kremlin está por encima de toda sospecha.

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