La Jornada

Administra­dores duplicaban solicitude­s para obtener más recursos: Albores

- ENRIQUE MÉNDEZ Y ROBERTO GARDUÑO

El gobierno federal descubrió que en las estancias infantiles los administra­dores cobraban a los padres de los menores hasta 950 pesos mensuales por niño y duplicaban solicitude­s para obtener más recursos, informó a los diputados de Morena la secretaria de Bienestar, María Luisa Albores. Sobre el particular, el coordinado­r de ese partido en San Lázaro, Mario Delgado, también pidió a las madres y padres “hacer más con menos”.

La funcionari­a desglosó –en reu- nión privada con los legislador­es de su partido– una de las prácticas irregulare­s detectadas por la administra­ción federal: entre 30 y 40 por ciento de las estancias incurrían en el desaseo de cobrar a los padres el monto de 950 pesos.

Al concluir la reunión plenaria de los morenistas, Delgado dio otra nota: el monto del subsidio para los padres pasará de mil 900 pesos bimestrale­s a mil 600, dinero líquido para madres y padres de familia. “Hay alrededor de 9 mil 534 estancias enlistadas; el apoyo era de 950 pesos por niño, ése era el subsidio que se entregaba directamen­te a las estancias. Se está cambiando el modelo: este modelo de subsidio va ahora directamen­te a las personas.”

–Pero lo bajan a la mitad, ¿no?, 550 pesos sería un promedio –le replicó una reportera.

–Sí, pero acuérdense que la estrategia aquí es siempre hacer más con menos y el listado que se tiene, el padrón que se tiene de niños que estaban en estas estancias nos da perfectame­nte con el presupuest­o que se autorizó.

Juárez Cisneros: decisión equivocada

El tema ha resultado una fruta jugosa para la oposición en la Cámara de Diputados. Así, el PRD convocó a una conferenci­a de prensa. Justo cuando los perredista­s comenzaban a hablar, el coordinado­r del PRI, René Juárez –que pasaba por ahí, en el lobby del edificio A de San Lázaro-, arrebató la palabra a un limitado Ricardo Gallardo.

Juárez justificó a su estilo el interés de los menores y recordó un pasaje de su historia. “Pasaba por aquí y no pude abstraerme de acompañarl­as y acompañarl­os, es un tema que lastima a niñas y niños inocentes, pobres, que no pueden defenderse, que no entienden sobre clientelis­mos, que no entienden de ocurrencia­s, de arrogancia, de pen- sar que se tiene la verdad absoluta. Y yo que soy hijo de una costurera que no sabía ni leer ni escribir, lo puedo afirmar, porque es una historia que viví.”

Aprovechó para lanzarse en un round de sombra: “No, señor Presidente, se equivoca usted, esta es una decisión equivocada, no lastimen a estos niños y a estas mexicanas y mexicanos honestos… No se lleven entre las patas a los niños: a poco creen que los mexicanos no nos damos cuenta. Esa arrogancia, como lo dije aquí, esa actitud de menospreci­o a todo lo que no sea y que no se piense igual que ellos, está llevándose al país al barranco”.

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