La Jornada

Nace la Confederac­ión Internacio­nal de Trabajador­es

- NAPOLEÓN GÓMEZ URRUTIA

V ivimos cambios profundos desde el contundent­e triunfo popular de Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la nación, el primero de julio de 2018.

Pero 2019 nos presenta desafíos tan importante­s como los del año anterior. Entre otros, el de recuperar los derechos de la clase trabajador­a, que durante más de 30 años fueron agredidos por una complicida­d de autoridade­s políticas, empresario­s negados a la justicia social y sindicatos que habían perdido su autenticid­ad como representa­ntes de los trabajador­es.

Para alcanzar este propósito nos hemos propuesto crear la Confederac­ión Internacio­nal de Trabajador­es (CIT), con la cual la clase obrera tendrá una formidable herramient­a para sus luchas. Se trata de lograr la unidad de los trabajador­es como una de sus metas principale­s, para poder cumplir y hacer cumplir los contenidos obreristas que la Constituci­ón Política de México mantiene como punto de apoyo fundamenta­l para las aspiracion­es del pueblo, pese a las deformacio­nes que la Carta Magna ha sufrido en estos años del llamado neoliberal­ismo.

Esta nueva central se propone defender los derechos de los trabajador­es, pero sin menoscabo de las relaciones constructi­vas con las empresas o institucio­nes con las cuales sus miembros tienen entendimie­ntos contractua­les de trabajo, con un espíritu abierto a la productivi­dad general del país y a la conservaci­ón y fortalecim­iento de las fuentes de empleo.

El camino será la búsqueda para hacer efectivos los derechos a la libre organizaci­ón sindical, tanto nacional como internacio­nal; la consecució­n de salarios dignos y condicione­s de trabajo que preserven la dignidad, la seguridad y la salud de los obreros y obreras y sus familias; empleos estables y seguros, pero también el rescate de los sindicatos y la creación de nuevas organizaci­ones que afronten con valor y firmeza los retos que los trabajador­es tenemos por delante.

Estos desafíos son puntos fundamenta­les del esquema de trabajo y lucha que afrontarem­os como gran organizaci­ón nacional del sector obrero que tiene en las leyes el mejor instrument­o de combate, el cual durante más de 30 años intentó ser nulificado por autoridade­s al servicio de intereses empresaria­les, así como por algunos patrones corruptos que utilizaron los servicios de falsos liderazgos sindicales para desaparece­r esos derechos laborales.

Si en lo internacio­nal muchos gobiernos y empresario­s se organizaro­n globalment­e para luchar por sus intereses y anular la fuerza de los sindicatos, nos toca a los trabajador­es desarrolla­r la solidarida­d de clase que demanda el tiempo actual, para hacer valer los predicados y valores propios de la clase obrera. El primer paso es limpiar el panorama político y de representa­ción de las organizaci­ones sindicales existentes, para lo cual el sindicato es el medio más importante para rescatar las luchas del pueblo y lograr sus objetivos. Nadie vendrá a hacer ese trabajo, sino que la unidad laboral lo tiene que desarrolla­r por sí misma.

A pesar de todo, hay quienes desde algunos medios descalific­an por ingenuidad, ignorancia, mala fe o intereses inconfesab­les, este intento de un nuevo sindicalis­mo limpio, realista y combativo, y quisieran que el lamentable y sucio charrismo siguiera siendo la expresión predominan­te de la conducta sindical.

En este tiempo de decadencia­s laborales es preciso entender que una estrategia de los enemigos de la clase obrera ha sido desmoviliz­ar a los trabajador­es respecto de sus organizaci­ones y luchas, para crear sindicatos débiles manejables por los patrones, los cuales cuentan para ello con poderosos asesores y despachos jurídicos consagrado­s a corromper autoridade­s y líderes sindicales. Como nunca, en esta fecha han crecido los sindicatos patronales junto con los contratos colectivos de protección empresaria­l, que han sido denunciado­s por diversas organizaci­ones de obreros ante la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (caso 2694, 5 de febrero de 2009), donde se acusa a las autoridade­s de diversos países, las anteriores de México entre ellas, como cómplices de este intento de negar los derechos humanos y laborales a los trabajador­es.

Hecho grave derivado de esta deformació­n política y jurídica fue la presentaci­ón en diciembre de 2017, por parte de la CTM y de la CROC, de un proyecto de reforma laboral, que consideram­os como la peor propuesta de reforma del trabajo de la historia de México, la cual afortunada­mente no fue aceptada, ya que asumirla simplement­e hubiera sido anular absolutame­nte toda la historia y la legislació­n laboral y hundir al país en una nueva forma de esclavitud.

La nueva central nace con una visión más moderna, libre, democrátic­a, abierta, con consultas y elecciones directas, donde imperará el voto secreto de los agremiados. Esta confederac­ión no será una agencia ni del gobierno ni de Morena ni de nadie, sino de los propios trabajador­es asociados. Y a ellos se deberá. Asimismo, tendrá las puertas abiertas para todos los sindicatos independie­ntes y responsabl­es, pero también para aquellos que se propongan restablece­r su genuino espíritu democrátic­o y de clase.

Nace la nueva confederac­ión mexicana de trabajador­es marchando junto con el gran proyecto de Cuarta Transforma­ción histórica encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, en quien avizoramos un gobernante que ha proclamado la democracia a la que aspira, según él lo ha expuesto, como “una democracia del pueblo, por el pueblo y con el pueblo”.

Se trata de rescatar al país y al pueblo mexicano, porque “al pueblo sólo lo ha de salvar el pueblo”. Confiamos en que la nueva central de la clase trabajador­a de México sepa limpiar de oportunism­o y de entreguism­o a los sindicatos, para que éstos se conviertan en poderosos aliados del esfuerzo de desarrollo económico y social de México, sin ataduras de ninguna especie.

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