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a Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD) –capítulo Nuevo León– ha estado circulando entre su membresía un documento Estados Unidos debe pagar. Me parece un planteamiento interesante que aquí quiero comentar a partir de su mismo título. Se refiere ese documento a los daños que ha causado a numerosos países la potencia imperialista desde hace más de dos siglos mediante guerras comerciales y militares, y una rapiña sin límites de las finanzas de sus víctimas.
No se secaba aún la tinta con la que se redactó la Carta de la Organización de las Naciones Unidas cuando ya Washington urdía con la derecha oficial una embestida a la oposición de izquierda en Grecia. Al revés de lo que hace ahora en la República Bolivariana de Venezuela. Le da propela a la derecha para derribar a un régimen de izquierda legalmente constituido. Su intervencionismo nunca ha cesado y ha sido responsable de crímenes no demasiado lejanos a aquellos que fueron juzgados y condenados en Núremberg.
El documento de los abogados cita el artículo cuarto de la Carta de las Naciones Unidas: “Los miembros de la Organización, en sus relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o al uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los Propósitos de las Naciones Unidas.”
Estados Unidos, sin duda, es reo impune de la infracción a esa norma. Su sinrazón, como también señala el documento, es la muy primitiva y contraria a las ideas de convivencia pacífica, buena vecindad y civilización: la ley del más fuerte. O de los más fuertes, pues con frecuencia se hace acompañar por algunos antiguos países coloniales y por la más atrasada y agresiva derecha de países del Tercer Mundo. Entre esos aliados ha logrado sumar al Parlamento Europeo. Una vergüenza que esta institución, órgano representativo de la Unión Europea (UE), haya tomado la decisión de reconocer al golpista que se autoproclamó presidente interino de Venezuela. Por cierto, Estados Unidos –si ese fuera el caso– no podría incorporarse a la UE por no cumplir con los requisitos de respeto a los derechos humanos, a la ecología y a otros cometidos que las naciones aspirantes a la Europa unida deben cumplir.
El ejemplo de abuso, saqueo y opresión de Estados Unidos es argumentado con la experiencia mexicana: el golpe de Estado y el asesinato del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez fueron objeto de un pacto entre los militares Victoriano Huerta y Félix Díaz en la embajada