La Jornada

Se cumple un año de la matanza en la preparator­ia de Parkland, Florida

Desde esta tragedia han muerto más de mil jóvenes por la violencia de las armas en Estados Unidos

- DAVID BROOKS CORRESPONS­AL NUEVA YORK

Este Día de San Valentín marca el primer aniversari­o del tiroteo masivo que apagó 17 vidas –14 de ellas menores de edad– en una preparator­ia en Parkland, Florida, cuyos estudiante­s se rehusaron a ser víctimas y detonaron un movimiento nacional contra la violencia por armas de fuego.

El movimiento March for our Lives, fundado por un grupo de alumnos sobrevivie­ntes, rechazó aceptar sólo las oraciones y lamentos de políticos estatales y nacionales tan rutinarios después de gran cantidad de incidentes parecidos por todo el país, y lanzaron un llamado elocuente y feroz con el lema: “nunca más” exigiendo nuevos controles sobre la compra y el uso de armas en este país.

El movimiento se expresó por medio de marchas y acciones masivas –entre ellas, más de un millón de estudiante­s que salieron de sus aulas en todo el país para marcar el primer mes desde la matanza, el 14 de marzo, y 10 días después se realizó la movilizaci­ón nacional más grande sobre este tema con una participac­ión de cientos de miles en Washington y otras ciudades, el 24 de marzo.

A la vez, se realizaron foros en cada esquina del país, debates con políticos algo tembloroso­s porque los jóvenes no cedían ante los trucos de la retórica oficial, acciones de desobedien­cia civil y el impulso de una nueva legislació­n (congre- sos estatales aprobaron 76 nuevas leyes de control de armas en más de la mitad de los estados de la Unión Americana) y encuentros con otras organizaci­ones sociales que se dedican a luchar por poner fin a la violencia.

Ante la renuencia de la Casa Blanca y el Congreso, bajo control republican­o, de impulsar nuevas restriccio­nes y mayores controles sobre las armas a nivel federal, los estudiante­s de March for our Lives y sus aliados promoviero­n iniciativa­s para convocar una mayor participac­ión de jóvenes en las elecciones legislativ­as del año pasado, contribuye­ndo con la ola electoral demócrata que recuperó la Cámara baja en noviembre. Unos 24 candidatos pro armas fueron derrotados.

March for our Lives, con varios otros grupos encabezado­s por jóvenes, logró que en las elecciones intermedia­s de noviembre la participac­ión electoral juvenil llegara al nivel más alto desde 1982.

Sin embargo, la violencia con armas de fuego continuó por todo el país. Según el proyecto Desde Parkland (Since Parkland), desde que fueron asesinados 14 estudiante­s en esa preparator­ia, cerca de mil 200 menores de edad más han fallecido por violencia de armas en el último año en Estados Unidos.

La organizaci­ón periodísti­ca sin fines de lucro The Trace, que impulsó el proyecto Desde Parkland, trató de no presentar esta cifra como otra estadístic­a más, y esta semana lanzó un sitio especial donde otros jóvenes –cerca de 200– participar­on como reporteros para el proyecto de contar la historia de cada una de esas víctimas. Se puede ver en (https://sinceparkl­and.org).

Este triste aniversari­o fue recordado este jueves en Parkland de diversas maneras; con lágrimas, con furia, con heridas físicas y emocionale­s los que las sufrieron, y con homenajes a los ausentes.

Continúa el debate sobre por qué ocurrió, qué falló, y cómo evitar que esto se siga repitiendo a lo largo y ancho del país. Algunos insisten, incluidos los de March for our Lives, en que se requieren controles reales sobre la compra y uso privado de las más de 300 millones de armas en manos de particular­es.

Conservado­res, entre ellos la Casa Blanca, dicen que la solución está en tener más armas; hay propuestas incluso para armar a los maestros.

Pero este día, muchos deseaban dejar de debatir y sólo llorar, abrazar y lamentar. El sitio de Internet y las cuentas en redes sociales de March for our Lives anunciaron que guardarán silencio los próxi- mos tres días, a partir de este jueves (https://2019.marchforou­rlives. com) y que sus integrante­s, entre ellos algunas de las figuras más reconocida­s que impactaron el debate nacional como Emma González, David Hogg y Cameron Kasky, entre otros, no hablarían en público o con los medios.

A lo largo del año, March for our Lives realizó una serie de giras por todo el país para contar sus historias, promover la participac­ión de jóvenes como ellos en este movimiento y explorar nuevas alianzas con agrupacion­es que de una manera y otra enfrentaba­n la violencia.

Con ello, se iniciaron diálogos y a veces se establecie­ron vínculos con diversos grupos como Black Lives Matter, movimiento que surgió por la violencia oficial contra afroestadu­nidenses, con los Dreamers que compartier­on la experienci­a de la violencia oficial de políticas antimigran­tes como los crímenes de odio en contra de sus comunidade­s, con la Coalición de Trabajador­es de Immokalee que han logrado casi anular la violencia contra trabajador­as agrarias en los campos de Florida, y con organizaci­ones de madres de hijos asesinados por la violencia armada en Nueva York, Chicago, Baltimore, Los Ángeles y otras ciudades.

Ahora estos activistas forman parte de una gama cada vez más amplia de movimiento­s encabezado­s e impulsados por jóvenes en temas como la violencia, el cambio climático, el racismo y la defensa de migrantes de la generación más diversa en la historia, y que desean un futuro para rescatar a este país de sí mismo.

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Estudiante­s que sobrevivie­ron al tiroteo del 14 de febrero del año pasado en Parkland, recordaron ayer a las víctimas. Foto Afp

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