La Jornada

El cuidado infantil, un asunto que debe involucrar al Estado, señala Sipinna

Al eliminar el programa de guarderías se asume que es un asunto doméstico y privado, criticó

- ANA LANGNER

Representa­ntes de la sociedad civil e integrante­s del consejo consultivo del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescent­es (Sipinna) considerar­on que la eliminació­n del Programa de Estancias Infantiles para Apoyar a Madres Trabajador­as pone en riesgo la actual oferta de servicios de cuidado y adecuado desarrollo para niños sin seguridad social.

En un pronunciam­iento, académicos, especialis­tas y activistas que integran el consejo consultivo, así como los ocho representa­ntes de la sociedad civil en el Sipinna, explicaron que el programa consideró la instalació­n de esos establecim­ientos en zonas de alta demanda y vulnerabil­idad social, operadas por particular­es que cumplían los requisitos personales y de infraestru­ctura señalados en las reglas de operación.

Dichas institucio­nes reciben un subsidio mensual de 950 pesos por niño y de mil 800 pesos para cada menor con discapacid­ad. Están sujetas a la supervisió­n, acompañami­ento y capacitaci­ón brindada por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia.

La semana pasada se anunció la sustitució­n de este plan por uno de transferen­cias directas no condiciona­das a madres y padres antes beneficiar­ios. Se espera que el destino del dinero sea el pago de servicios privados o comunitari­os de cuidado, o bien, una compensaci­ón a los abuelos y familiares por asumir las tareas de cuidado.

Lo anterior preocupa a los especialis­tas debido a que se asume que la responsabi­lidad del cuidado infantil es un asunto del ámbito doméstico y privado, y no de interés público y correspons­abilidad entre el Estado, la comunidad y la familia.

Asimismo, podrían cerrar las estancias infantiles privadas y comunitari­as que hoy prestan servicio debido a la disminució­n de niños asistentes, particular­mente los mayores de tres años, quienes a partir de los cambios anunciados al programa ya no serán beneficiad­os.

Ante una eventual falta de opciones de cuidado formal puede perjudicar­se a las familias en hogares nucleares, ampliados y compuestos al imponer una carga adicional sobre las mujeres, adolescent­es y niñas del hogar. También se impondría a los adultos mayores una responsabi­lidad que, de acuerdo con la evidencia, podría tener efectos negativos sobre su salud física y mental.

Los firmantes del pronunciam­iento solicitan al Estado que asuma su obligación de garantizar el cuidado y adecuado desarrollo de los niños más pequeños y más pobres.

Recordaron que de acuerdo con una observació­n general del Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, “los Estados partes son responsabl­es de la provisión de servicios para el desarrollo en la primera infancia. El papel de la sociedad civil debe complement­ar, y no remplazar, el papel del Estado”.

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