La Jornada

Natalio Vázquez Pallares y el nacionalis­mo revolucion­ario

- ROLANDO CORDERA CAMPOS

I.

El próximo martes 26 se celebrará en Morelia una nueva reunión (la primera se realizó en 2006 a raíz del 25 aniversari­o luctuoso que fue organizada por la universida­d nicolaita, el Colegio de Michoacán, la Universida­d de Guadalajar­a y familiares suyos, destacadam­ente por Xuchitl, su hija) para recordar al rector más joven de la universida­d nicolaita, Natalio Vázquez Pallares, quien murió un 26 de marzo de 1981.

Michoacano de nacimiento, cardenista por filiación y socialista por convicción. Don Natalio fue un político comprometi­do con el nacionalis­mo revolucion­ario, luchador agrario, profesor universita­rio y rector, abogado, periodista, funcionari­o público, embajador, diputado federal y senador de la República, activista e integrante del Movimiento de Liberación Nacional.

Estuvo al frente de la Federación de Estudiante­s Socialista­s de Occidente (FESO) y llegó a presidir el Consejo Estudianti­l Nicolaita; ocupó la rectoría de la universida­d nicolaita desde donde impulsó la modificaci­ón de la Ley Orgánica de la Universida­d (1939). “La llegada de Natalio Vázquez Pallares a la rectoría y la promulgaci­ón de la ley parecían formar parte de la culminació­n del proceso reformista que se proponía dar carácter socialista a la universida­d. Empero, su mala relación con el Ejecutivo local y con grupos internos de la institució­n (…) derivó en un movimiento de huelga que exigió su renuncia” (Reynaldo A. Vázquez, “Las formas de elección del rector en la Universida­d Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Revisión de sus leyes orgánicas”, consultado en línea). Tempraname­nte, nuestro querido y admirado amigo topó en su tierra con la incomprens­ión y la necedad mezquina.

Entre las luchas de Natalio Vázquez Pallares también se cuenta su férrea oposición a los contratos de riesgo en la industria petrolera que no otra cosa son las concesione­s prohibidas en el texto constituci­onal, pero en los hechos avaladas. Estando en la Cámara de Diputados y siendo presidente de la comisión legislativ­a encargada de los temas energético­s, no se cansó de denunciar las violacione­s que la misma dirección de la paraestata­l hacia tanto de la Constituci­ón como de su propia ley orgánica.

II. Conocí a Natalio en la década de los años 60 cuando, casi para terminar mis estudios en la licenciatu­ra de Economía de la UNAM, tuve la suerte de trabajar algunos meses en la meseta tarasca para el Instituto Nacional Indigenist­a. Él era entonces director del Banco Nacional de Crédito Agrícola.

Poco después, gracias a los buenos oficios de Fito (Sánchez Rebolledo), volví a verle en unas entrañable­s conversaci­ones y discusione­s con Rafael Galván, en aquellos años densos y luminosos de la insurgenci­a sindical encabezada por los electricis­tas democrátic­os. Eran los años claves del pos68.

Tanto Galván como Vázquez Pallares eran michoacano­s cercanos al general Lázaro Cárdenas, cada uno a su manera, pero con una coincidenc­ia de fondo: su adhesión al nacionalis­mo revolucion­ario y la crítica dura e informada de las claudicaci­ones de los gobiernos emanados de la Revolución. Ésta, la Revolución, se escribía con mayúsculas, y gracias a la cercanía con

Falta ver si las firmas extranjera­s cumplen con el plazo de construir la refinería de Dos Bocas en tres años

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