México ajusta política migratoria
M éxico enfrenta condiciones de una intensidad no vividas con anterioridad ante la llegada de caravanas provenientes de los países del llamado Triángulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) a las que se han ido incorporando contingentes extracontinentales. Por su número, han desbordado las condiciones de albergues, alojamiento y personal que, de por si siempre fueron insuficiente, pero desde octubre del año pasado se encuentran por completo desbordados. México es ahora no sólo un país expulsor y de tránsito sino también de destino y retorno, característica que la tienen muy pocos países en el mundo, y ha obligado al gobierno a ir realizando ajustes buscando dar soluciones.
Uno de estos ajustes tiene que ver con los polleros, coyotes o más claramente los traficantes de personas verdaderos delincuentes que lucran con las desgracias de los migrantes y no sólo cobran cada vez más, sino que ante la más mínima situación de peligro para ellos, los abandonan a su suerte. Esto explica por qué el gobierno mexicano decidió controlar la entrada para registrar a los migrantes, lo cual es importante para poder otorgarle la calidad migratoria que le corresponda, pero sobre todo porque es la forma en la que disminuye la supuesta “influencia” del traficante o coyote. Hay que recalcar que estos delincuentes proliferan justo cuando los países destino intentan cerrar la frontera, y se presentan como la “salvación”. Las víctimas suelen transitar en condiciones peligrosas o degradantes y no siempre llegan a su destino. Hay que recordar que el Programa de Admisiones de Refugiados de Estados Unidos establecido en 1980 y varias veces modificado, ofrece 90 días de respaldo y apoyo financiero a quienes ingresen con ese estatus, pero Trump ha reducido prácticamente a cero este programa, y de hecho los reenvía a México, violando su propia ley.
De acuerdo con la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, el tráfico de migrantes desde México a Estados Unidos deja casi siete mil millones de dólares al año, lo que lo convierte en uno de los delitos más rentables del crimen organizado trasnacional. Por ello menciona que es importante promover los controles fronterizos por ser necesarios para prevenir y detectar el tráfico ilícito de migrantes. Al mismo tiempo enfatiza la importancia de que a los migrantes que hayan sido objeto de tales delitos se les proteja y bajo ningún concepto serán sujetos a enjuiciamiento penal, por el contrario, serán sujetos a la protección de todos sus derechos.
Por tanto, no es inconsecuente reforzar los controles fronterizos como se está haciendo, pero esta estrategia es incompleta si no va acompañada de una política trasnacional con los países involucrados que permita enfrentar ese grave problema de forma integral. Se requiere