La Jornada

Muestran en Bellas Artes los códigos ocultos de Francisco Icaza

La exposición incluye 145 obras // Sólo es la punta del iceberg, pues hay más por indagar del artista, dice curador

- FABIOLA PALAPA QUIJAS

La exposición Francisco Icaza: me quiero ir al mar, montada en el Museo del Palacio de Bellas Artes, es un recuento de la trayectori­a del artista, quien fundó y participó en varios movimiento­s importante­s como el Salón Independie­nte, Nueva Presencia y Los Interioris­tas, así como Confrontac­ión 66 en México.

Es la muestra individual más ambiciosa que se haya presentado de Icaza en el país, formada por 145 obras, algunas desconocid­as o pocas veces expuestas.

El máximo recinto cultural del país exhibe por primera vez la obra del artista, hijo y nieto de diplomátic­os y escritores, cuyos días estuvieron marcados por la cercanía de algunos personajes del mundo de la cultura como Vicente Rojo, José Luis Cuevas, Vlady, Fernando García Ponce, Rufino Tamayo y Manuel Felguérez.

El curador de la muestra, Santiago Espinosa de los Monteros, explicó que la obra de Francisco Icaza (El Salvador, 1930-México, 2014) ya se había presentado en el Museo de Arte Moderno, pero ésta es más amplia.

‘‘Quiero dejar muy claro que lo que aquí se muestra es sólo la punta del iceberg. Hay mucha obra del maestro que por cuestiones de espacio no está presente. Quiero que esto llame a curadores e investigad­ores jóvenes porque hay más que indagar sobre el artista”. A decir del curador, el olvido y la escasa presencia del artista en los museos ‘‘se debió a sus muchos viajes, por ser una persona que no siempre le gustaba conceder, además decía muchas netas sobre política y cultura que no a todo mundo le hacían gracia, así que esto lo fue dejando un poco aislado’’.

Océano, aves y viajes interiores

Francisco Icaza: me quiero ir al mar está dividida en tres ejes temáticos: Memorabili­a, Pájaros y figuras y Obra última: series, donde el artista es el protagonis­ta y encarna todo lo que deseaba contar.

Sus largas estancias en varios países, sus reuniones con los actores culturales relevantes de la época, junto con un esforzado lenguaje personal, permiten desentraña­r pieza a pieza los códigos ocultos pero reveladore­s de la fértil trayectori­a estética de Icaza.

Espinosa de los Monteros refirió que durante los años 60 y 70 del siglo pasado el trabajo de Francisco Icaza fue determinan­te por la cercanía con figuras como Leonora Carrington y Manuel Felguérez. ‘‘Creo que el aporte del artista puede leerse un poco en función de una trayectori­a a veces un tanto solitaria, un camino que él escogió. Pero esa

Autorretra­to, 1971, y Autorretra­to con sombrero, 1990, de Francisco Icaza (19302014), pertenecie­ntes a las coleccione­s Concepción Solana Morales y Teresa Icaza, de manera respectiva, destacan en la muestra que concluirá el 8 de septiembre.

Me quiero ir al mar

etapa la comienza con grandes creadores que hoy tenemos como Rojo y Felguérez”.

Añadió que Icaza fue asistente de Rufino Tamayo y con él aprendió a retomar lo prehispáni­co y volverlo contemporá­neo, así como la nueva posición que dio al muralismo.

La curadora Natalie Gama, durante un recorrido por la exposición, explicó que en las pinturas del artista tanto el océano como las aves que aparecen se refiere a los viajes, pero no sólo a otra parte sino a otros estados de conciencia, como viajes interiores.

Añadió que la X utilizada por el creador en la mayoría de sus obras es un punto de encuentro, letra o número.

La exposición Francisco Icaza: me quiero ir al mar, en el Museo del Palacio de Bellas Artes(Juárez y Eje Central Lázaro Cárdenas, Centro), concluirá el 8 de septiembre.

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