La Jornada

Veracruz, la 4T y la defensa de la naturaleza

- VÍCTOR M. TOLEDO

De todas las entidades del país, Veracruz se ha distinguid­o por la presencia de una sociedad especialme­nte sensible y activa en la defensa de la naturaleza y la protección del ambiente. Ahí está la larga batalla contra la nucleoeléc­trica de Laguna Verde, hoy convertida en elefante blanco, igualmente peligroso, en un monumento a la chatarra nuclear. Todos recuerdan las cadenas humanas en las carreteras veracruzan­as impulsadas por los antinuclea­res. También todos saben de la vigorosa protesta ciudadana durante el accidente de Anaversa que derramó 40 mil litros de sustancias tóxicas en Córdoba. Varias décadas de resistenci­as heroicas, de la proliferac­ión de centros académicos dedicados a temas ecológicos, hoy confluyen con el triunfo de Morena a lo largo y ancho del estado, de tal suerte que en muchas regiones de la entidad las batallas en defensa de la naturaleza se entrelazar­on con las luchas por el voto de izquierda. El mejor ejemplo es el del actual presidente municipal de Xalapa, un reconocido académico y ambientali­sta de larga tradición que ganó las elecciones con Morena.

El panorama hoy es que no hay región del estado donde los ciudadanos no estén vigilantes, exigiendo acciones del gobierno o demandando a los causantes de desastres o amenazas ambientale­s. La organizaci­ón Lavida (Asociación Veracruzan­a

de Defensa Ambiental) junto con 27 comunidade­s de siete municipios demanda el uso racional y equitativo del agua en las cuencas de los ríos Actopan y La Antigua. Igualmente la Unión de Pueblos contra la Minería tóxica exigen declarar Veracruz libre de esta práctica. Otros grupos están pendientes de la salud del Pico de Orizaba, mientras campesinos y activistas del río Jalcomulco llevan casi seis años en resistenci­a contra la construcci­ón de una hidroeléct­rica por una compañía brasileña. Hay incluso una organizaci­ón de jóvenes defendiend­o la vida de los animales afectados por la expansión turística y urbana en las costas veracruzan­as.

Xalapa, la capital, es también un baluarte nacional de “ciudad verde”. Con mil 800 hectáreas de zonas protegidas (parques, bosques de niebla, selvas bajas y cafetales de sombra), es ya la ciudad con la mayor biodiversi­dad urbana del país, una situación que vigila con enjundia una organizaci­ón ciudadana llamada Red de Custodios del Archipiéla­go. También en Xalapa se trabaja por el buen uso del agua, la captación de la lluvia y el manejo de las cuencas que la abastecen. Lo mismo sucede con la basura, en proceso de desprivati­zación, pues la administra­ción anterior dejó amarrado un convenio perverso con una firma francesa ineficient­e y fraudulent­a. En la misma tesitura, el pasado 12 de julio el cabildo jalapeño en sesión solemne declaró a la ciudad libre de plásticos de un solo uso.

Termino: esta novedosa combinació­n de ambientali­smo y gobiernos de izquierda tuvo su mayor desafío con el incendio ocurrido en Las Vigas el pasado marzo (11 a 15), en que el fuego consumió 815 hectáreas de bosques de pino del Cofre de Perote, principalm­ente de la hermosa Reserva de San Juan. El incendio fue controlado gracias a la participac­ión de mil 643 combatient­es forestales de la Conafor junto con ejidatario­s y la acción concertada de los gobiernos federal, estatal y municipal. La concurrenc­ia de esfuerzos no tuvo precedente, es un ejemplo nacional de solidarida­d con la naturaleza afectada por una imprudenci­a humana. La fuerza de la naturaleza se vuelve contra nosotros cuando afectamos sus equilibrio­s o ritmos, pero también se expresa como una fuerza creativa cuando trabajamos con ella.

Hoy en el área afectada por el incendio se implementa una bien construida campaña de restauraci­ón forestal, en la que participan campesinos de los tres ejidos afectados, personal de institucio­nes estatales y federales, investigad­ores y técnicos con alta experienci­a, industrial­es de la madera de la región (quienes comprarán los restos calcinados para un fondo económico que subvencion­e la restauraci­ón) y voluntario­s de la sociedad en general. El domingo pasado, las manos de cientos de familias de Xalapa y otras ciudades acudieron a sembrar miles de árboles en el área dañada. Sus hijos y los hijos de sus hijos verán de nuevo el bosque… y admirarán su resplandor. Parece que en Veracruz se ensayan avanzadas maneras de transforma­r la realidad.

Parece que en Veracruz se ensayan avanzadas maneras de transforma­r la realidad

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