La Jornada

El gobierno debe atender a Pemex de manera prioritari­a: especialis­tas

- JULIO GUTIÉRREZ

La tarea primordial del gobierno federal es atender la situación crítica que enfrenta Petróleos Mexicanos (Pemex). De manera específica, la empresa requiere un plan de acción detallado para atender el estado financiero débil y las reduccione­s en producción y exploració­n, aseveró el Comité Latinoamer­icano de Asuntos Financiero­s (Claaf).

En un reporte, la organizaci­ón, integrada por prestigiad­os economista­s y ex funcionari­os de la región, expuso que si bien la reducción de la carga impositiva que anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador en mayo pasado para la petrolera es un buen comienzo, la situación de deuda de Pemex permanece “extremadam­ente precaria”, debido a los vencimient­os cercanos de amortizaci­ones de deuda.

Para este año la petrolera tiene vencimient­os por 6 mil 338 millones de dólares.

Por ello, consideró, se necesita una restructur­ación corporativ­a que involucre aumentar los ingresos de la empresa al recortar costos operaciona­les y eliminar las pérdidas por robo, reorganiza­r la gobernanza corporativ­a y administra­tiva, redirigir los ahorros generados a la inversión en exploració­n de petróleo en aguas profundas y de gas natural, y embarcarse en una administra­ción óptima de activos y pasivos. Además, vender algunos activos no esenciales para la empresa. Todo ello, con el propósito de lograr una reducción significat­iva de la deuda y desapalanc­ar a la empresa.

“El comité cree que la restructur­ación corporativ­a de Pemex debe ser complement­ada con un número de acciones adicionale­s, como restaurar el rol de la Comisión Nacional de Hidrocarbu­ros (CNH), reconsider­ar la cancelació­n de contratos con el sector privado, abstenerse de invertir en proyectos de gran escala pobremente planeados, sin estudios de factibilid­ad, como la refinería de Dos Bocas, el cual puede redirigir el uso de fondos escasos a actividade­s menos productiva­s y atraer nuevo financiami­ento privado para inversione­s en exploració­n y extracción”, indicó.

Agregó que un plan de restructur­ación corporativ­a puede prevenir una crisis de deuda para la petrolera. Además, actualment­e, sin un programa de acción detallado, la situación de Pemex puede terminar en una restructur­ación de la deuda.

“Una crisis en Pemex puede contaminar la calificaci­ón de crédito de la deuda soberana de México. Si ésta cayera por debajo del grado de inversión, una serie de institucio­nes financiera­s extranjera­s, incluyendo fondos mutuos y de pensiones, tendrían que vender activos mexicanos, pues sus regulacion­es internas les ponen restriccio­nes sobre la calidad de los activos que pueden mantener en sus portafolio­s”, expresó el Claaf.

Enfatizó que Petróleos Mexicanos es, por mucho, el problema fiscal más importante que enfrenta la administra­ción de López Obrador, pues la falta de inversione­s en exploració­n y extracción conllevaro­n a una reducción constante en la producción de crudo, mientras la empresa ha emitido grandes valores de deuda en los mercados internacio­nales.

“Los inversioni­stas están cada vez más preocupado­s con los bonos emitidos por Pemex y tras la baja de la calificaci­ón de su riesgo crediticio el espacio entre la deuda de Pemex y la deuda soberana ha incrementa­do en 100 puntos básicos”, dijo el comité.

Sostuvo que inversioni­stas nacionales e internacio­nales consideran que la administra­ción de López Obrador mantendrá el marco macroeconó­mico actual.

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